La cosmética masculina se ha erigido como el sector que más está creciendo desde hace ya varias temporadas. Con el paso del tiempo, ha ido perfeccionándose y consiguiendo más adeptos. Dentro de la tendencia, es necesario destacar los tres productos clave que no debes olvidar en tu rutina facial diaria. ¿Quieres saber cuáles son? Quédate con nosotros y sigue leyendo.
Es fundamental utilizar un buen gel limpiador que nos ayude a limpiar en profundidad y conseguir una tez luminosa, una crema hidratante adecuada para nuestro tipo de piel y un contorno de ojos que a la vez disminuya las bolsas y las patas de gallo. Pues bien, toda rutina facial que se precie no sirve de nada si no se parte de la utilización de estos productos clave.
Gel limpiador
El primer paso de cualquier rutina de belleza es siempre la limpieza. Antes de pensar en los activos que el rostro necesita, es fundamental limpiar la cara para que puedan penetrar correctamente y llegar a su destino. Pero el exceso de grasa, el sudor, las partículas contaminantes del ambiente y las células muertas que se desprenden de la superficie cutánea tienden a acumularse en los poros, obstruyéndolos bajo una barrera de impurezas que, además de disminuir la eficacia al tratamiento diario, impide a la piel desarrollar con normalidad sus funciones.
Esto se traduce en un rostro de aspecto cansado y con un tono poco uniforme y hace que los signos de fatiga y envejecimiento aumenten y se hagan más visibles. Existen diferentes tipos de geles (matificantes, purificantes, energizantes) con distintas texturas (lociones, espumas), pero todas se utilizan de la misma manera.
El momento idóneo es después de la ducha, ya que el vapor de agua abre los poros, lo que ayuda a maximizar su rendimiento. Aplícalo sobre la piel húmeda haciendo movimientos circulares con las yemas de los dedos y sin ejercer mucha presión. Comienza en la frente y ve bajando hasta el cuello, evitando el contorno de los ojos. Cuando hayas terminado, retira el producto con agua templada.
Contorno de ojos
La piel que tenemos alrededor de los ojos es hasta 5-10 veces más fina y sensible que la del resto de la cara, y a eso se añade que es la zona que más acentúa el paso del tiempo. Además, en ese área los niveles de colágeno son inferiores por lo que es más propensa a la formación de bolsas o hinchazón.
La función de este producto dependerá fundamentalmente de su fórmula y de los ingredientes que lo compongan. Por norma general, el contorno de ojos minimiza la aparición de las líneas de expresión y arrugas alrededor de los mismos y, además, reduce la hinchazón.
Debes aplicarlo mañana y noche, todos los días y sobre el rostro completamente limpio. La cantidad ideal es aproximada al tamaño de un grano de arroz. Debes aplicarlo masajeándolo suavemente siempre desde el interior hasta el exterior. Es importante ponerlo desde el borde nasal hasta la zona de las patas de gallo. Finaliza la aplicación realizando ligeros toques hasta que el producto se haya absorbido por completo.
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Crema hidratante
La piel deshidratada es más propensa a desarrollar líneas de expresión y arrugas. Si no se nutre la piel correctamente, su barrera protectora se debilita, se seca y provoca, finalmente, una pérdida de colágeno, lo que conlleva a una aceleración del envejecimiento. La crema hidratante ayuda en las funciones esenciales de la barrera lipídica, ya que restituye sus niveles de humedad y la hace más resistente a los agentes externos y contaminantes.
En definitiva, este producto es una loción que se encarga de aportar agua a la piel para proporcionar una mayor nutrición. En función del tipo de piel que tengas, necesitarás un tipo concreto de crema hidratante para resolver tus ‘problemas’ faciales específicos.
El método de aplicación es sencillo y rápido. En primer lugar, debes aplicar el gel limpiador y, así, eliminar cualquier resto de suciedad e impureza. Posteriormente, vierte un poco de loción sobre las yemas de los dedos. Repártela por la frente, nariz, barbilla, mejillas y cuello. Nota importante: extiende la crema a través de un suave masaje sin ejercer demasiada presión.