Cuando muchas veces decimos que los iconos no mueren, es verdad, porque, aunque su cuerpo no esté presente, su alma y su esencia siguen deleitando nuestros sentidos. La música acaricia nuestros oídos y nos hace soñar, volar e incluso nos permite pensar fuera de nuestros límites y pensamos que todo es posible. Las letras son obras de arte y, muchas veces, surgen en los lugares más recónditos o en la tranquilidad del hogar. Pedazos de historia adheridos a sus paredes y recuerdos que forman un referente, eso es lo que podemos encontrar en la mansión de Freddie Mercury, la cual acaba de salir a la venta.
Bajo el nombre de Garden Lodge, y ubicada en la distinguida zona de Kensington en Londres, fue el refugio personal del músico desde 1980 hasta su fallecimiento en 1991. Mary Austin, exprometida y cercana amiga del artista, quien heredó la propiedad, ha decidido colocarla en el mercado, atrayendo posiblemente la atención de compradores interesados en poseer un espacio marcado por la historia de uno de los cantantes más emblemáticos.
Aunque el precio de la casa sea elevado, su venta no se plantea nada complicada. De hecho, Austin, que estaba junto a Mercury cuando el segundo firmó la compra, ya ha realizado una subasta con algunas de las pertenencias del artista y logró recaudar más de 50 millones de euros y parte de los beneficios fueron a parar a la Fundación Elton John contra el VIH, enfermedad que terminó con la vida del prodigioso cantante.
“Esta casa ha sido la caja de recuerdos más gloriosa, porque tiene mucho amor y calidez en cada habitación”, dijo Austin en un comunicado de prensa. “Ha sido un placer vivir allí y tengo muchos recuerdos maravillosos aquí. Ahora que está vacío, me transporta a la primera vez que lo vimos”, añadió.
La majestuosa residencia que fuera de Freddie Mercury se construyó originalmente en 1907 por el arquitecto Ernest Marshall para la pareja de artistas Cecil Rea y Constance Halford y en un momento fue propiedad de Peter Wilson, expresidente de Sotheby’s. Mercury compró el inmueble en 1980 y luego recurrió al arquitecto y diseñador de interiores Robin Moore Ede para renovar la plataforma palaciega.
Sus gustos no eran precisamente minimalistas y el interior goza de materiales nobles como el mármol, suelos de madera antigua perfectamente cuidada, además de una gran cantidad de lámparas con cristales que emulan las joyas que tanto amaba Freddie.
Sus interiores representan el alma del cantante, además sus marcados y excéntricos gustos. Podemos ver salones pintados en color amarillo, el favorito de Mercury, y una sala de estilo japonés, reflejo del interés del cantante por ese país. Además, cuenta con un jardín inspirado en los jardines de Kioto, diseñado bajo la visión del propio cantante para ser un oasis de tranquilidad en medio de la ciudad.
Otros puntos destacados incluyen el salón de doble altura, donde Freddie Mercury guardó el piano de cola que utilizó para componer Bohemian Rhapsody. La cantante británica también ayudó a diseñar el jardín, que está salpicado de grandes magnolios y plantas esculpidas.
Una oportunidad de tener una casa donde la música se ha compuesto para convertirse en eterna y puede ser tuya por la cantidad de 38 millones de euros.