En un momento en el que el ladrillo vuelve a consolidarse como refugio de grandes fortunas, Sandra Ortega marca tendencia. La heredera de Rosalía Mera y primogénita de Amancio Ortega ha vuelto a mover ficha en el tablero internacional, invirtiendo 150 millones de euros en dos propiedades en Alemania, reafirmando así su perfil de empresaria discreta pero con una visión tan internacional como estratégica.
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La operación se ha materializado a través de Ferrado, la firma inmobiliaria que gestiona dentro de su family office Rosp Corunna, como así lo afirma Cinco Días. Se trata de una compra silenciosa (cerrada fuera de los circuitos habituales del mercado) y que refuerza la posición de Ortega en el segmento de oficinas premium en Europa.
En Hamburgo, Ortega se ha hecho con un edificio de ladrillo rojo situado en pleno casco histórico de la ciudad, actualmente ocupado por Telefónica Alemania bajo su marca O2. El inmueble, con más de 8.000 metros cuadrados distribuidos en nueve plantas, combina espacios de trabajo de última generación con una pequeña área residencial añadida en su reciente reforma. Una pieza arquitectónica que une tradición y modernidad en uno de los enclaves más dinámicos del norte europeo.
La segunda adquisición se encuentra en Múnich, en la prestigiosa Leopoldstrasse, una de las arterias más conocidas de la ciudad bávara. Se trata de un inmueble de 4.000 metros cuadrados, ocupado casi en su totalidad por el prestigioso despacho internacional Allen & Overy. Levantado en los años 80 y renovado hace apenas unos años, se ha convertido en un activo codiciado por su ubicación.

Una estrategia que trasciende fronteras
Alemania no es territorio nuevo para Ortega. El país germano forma parte de su mapa inmobiliario internacional, que abarca también España, Portugal, Francia, Austria, Reino Unido y Estados Unidos. Como su padre, la empresaria suele destinar gran parte de los dividendos anuales procedentes de Inditex a diversificar su cartera a través del ladrillo.
La jugada es clara: mientras los mercados financieros fluctúan, los inmuebles de oficinas de alto valor siguen funcionando como activos sólidos que aportan estabilidad y rentabilidad a largo plazo.

La discreción como sello personal
A diferencia de otros multimillonarios europeos, Sandra Ortega mantiene un perfil bajo, alejada de focos y titulares, pero cada paso que da revela la magnitud de su influencia. Con un patrimonio que ronda los 9.200 millones de euros, según Forbes, es la mujer más rica de España y la segunda fortuna nacional, sólo por detrás de Amancio Ortega.
Más allá de los números, su estrategia combina tradición familiar con un enfoque propio: reforzar el legado inmobiliario mientras cultiva inversiones en sectores diversos, desde el hotelero hasta el social, siempre bajo la filosofía de una discreta sofisticación.
Con estas adquisiciones en Hamburgo y Múnich, Sandra Ortega confirma que la rentrée no solo se vive en la pasarela o en la agenda cultural de septiembre, sino también en el mercado inmobiliario internacional. Dos compras, 150 millones de euros y un mensaje claro: la mujer más rica de España continúa expandiendo su imperio con movimientos firmes, estratégicos y de lujo silencioso.