Ruta por edificios del litoral Mediterráneo: la casa de Dalí en Cadaqués

El jardín de la casa / Foto: Fundación Salvador Dalí
El jardín de la casa / Foto: Fundación Salvador Dalí
Paloma Herce
  • Paloma Herce
  • Periodista especializada en moda, viajes y estilo de vida. Doble graduada en Periodismo y Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad CEU San Pablo, Máster COPE de radio. Llevo más de 10 años escribiendo y hablando sobre desfiles, tendencias, restaurantes, viajes y hoteles. En definitiva, los pequeños placeres de la vida. También he trabajado en la sección de Internacional y en agencias de comunicación. De pequeña escribía poesía pero eso no cuenta. Mi leit motiv en la profesión y en la vida es una frase de Diana Vreeland: 'the eye has to travel'.
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Cadaqués es lugar de peregrinaje para muchos por sus puestas de sol y por todo lo que evoca este pequeño pueblo del Mediterráneo… Y no nos extraña, por eso probablemente Salvador Dalí compró una casa muy cerca -en Port Lligat– para disfrutar de la vida tranquila del mar junto a su mayor musa: Gala.

La casa de Salvador Dalí en esta pequeña cala cercana a Cadaqués es lugar obligatorio para todos aquellos que se acercan a este lugar cercano a la frontera de Francia. Porque la locura del creador se siente en cada palmo de esta casa que se construyó siguiendo su imaginación. Es probablemente uno de los mejores lugares que existen en nuestro país para conocer la mente de este genio.

Esta casa-museo era una antigua casa de pescadores que Dalí modificó a su manera, la base de la construcción era unas antiguas barracas de pescadores. Primero compró una, después compró lo otro hasta conformar lo que conocemos hoy. Después hubo más, ya que es un complejo formado por varias casas en donde encontramos diferentes habitaciones. La transformación de las mismas, al menos de las primeras, corrió a cargo del albañil Joaquim Ferrer. Mucho del mobiliario, como nos podemos imaginar, es de diseño propio, y de él se encargó el carpintero Joan Vehí.

 

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Teniendo en la cabeza que son varias barracas unidas las que forman esta casa, nos podemos imaginar que todo es laberíntico. Y así es. Recorrerlo es divertido, sobre todo por la decoración surrealista y kitsch -propia de la obra de Dalí- que se respira en cada una de las habitaciones. Eso sí, la casa estaba dividida en tres zonas diferenciadas: por un lado encontramos toda la zona exterior, por otro encontramos el taller -lugar de trabajo del genio- y al final, la parte más íntima donde vivía el matrimonio. Con habitaciones separadas, por cierto. Una de las salas más bonitas, propiedad de Gala, era La Sala Oval… Lugar donde disfrutaba de largas horas en soledad, con sus visitas privadas, o leyendo.

En cada una de las habitaciones encontramos elementos de la imaginación surrralista de Dalí, animales disecados, fotografías… Elementos de la vida diaria de la pareja que reflejan que su casa era de todo menos normal. Al fin y al cabo, una casa debe reflejar la personalidad de cada uno. Las paredes blancas de toda la casa están recargadas con elementos de decoración que hacen que visitar este lugar, se tenga que hacer con los ojos bien abiertos.

Además de los interiores de la casa, también es necesario hablar del jardín, un lugar epatante que bien refleja la personalidad de Dalí, como estábamos hablando. Encontramos una gran piscina rodeada de dos jardineras con forma de taza, carteles de neumáticos Pirelli, una reproducción de Ilisios de Fidias, un sofá labial -que es icono de la casa-… Probablemente el jardín más surrealista que se haya construido jamás. La Casa-Museo de Salvador Dalí en Port Lligat fue el lugar donde vivió de manera habitual desde 1930 hasta 1982, año de la muerte de Gala. Es en este momento cuando se traslada al Castillo de Púbol. También es uno de esas construcciones que hay que tener en cuenta para visitar si estamos disfrutando del litoral Mediterráneo.

 

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