Hubo muchos Robert Redford; uno por cada papel que atrapó a tantos miles de espectadores frente a la pantalla. Denys Finch en Memorias de África (1985), Bob Woodward en Todos los hombres del presidente (1976), Jack Weil en Habana (1990) o Tom Booker en El hombre que susurraba a los caballos (1998). Pero también hubo uno detrás de todo eso, que eligió una vida tranquila alejado de los focos. Como él, muchos otros nombres del cine encontraron refugio en la vida del campo, concretamente en los ranchos, demostrando que la grandeza también puede habitar en la normalidad.
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Robert Redford no es el único; Amanda Seyfried cría animales en su finca de Nueva York, Kendall Jenner acaba de invertir 23 millones de dólares en un rancho en California, Kanye West convirtió su rancho en Wyoming en tema viral y Martha Stewart o Sam Neill también han apostado por fincas y granjas como refugio.
Y como lugar de inspiración; el propio James Cameron escribió una de sus películas más conectadas con la naturaleza en un rancho: Avatar. Más allá del lujo evidente, lo que buscan es un retiro auténtico, paz mental, privacidad y una vida más orgánica, en contraste con las mansiones de Beverly Hills. Hoy, hacemos un repaso de todos ellos.
El hogar-refugio del rancho
Hay hogares que definen un estilo de vida; un concepto ciertamente alejado a la concepción que tenemos de las casas de los famosos. Porque aquí pasamos de las mega mansiones dedicadas al lujo a entrar en un concepto de hogar-refugio por el que cada vez más y más personalidades están apostando. ¿El motivo?
Una necesidad de autoconexión, de huida del foco público… Podríamos explicarlo mejor con un ejemplo, porque esta necesidad de privacidad ya la puso sobre el foco otra de las grandes figuras del cine cuyo retiro de la vida pública quedó marcado bajo el síndrome de Garbo. En efecto, hablamos de la inconfundible Greta Garbo y de cómo su exilio cinematográfico a Italia marcó un precedente en la forma en que las grandes estrellas deciden apartarse de su carrera.

Hoy quien nos atañe es Robert Redford, un profesional completamente entregado al cine. Lo demostró en cada papel, dentro y fuera de las cámaras. Su palmarés lo demuestra, protagonizando los mayores éxitos taquilleros de la década de los 70, alzándose con el Óscar al mejor director en 1980 por Gente corriente… No solo fue un hito frente a la pantalla; también dedicó una vida al cine, de masas e independiente, fundando el Festival de Cine de Sundance, hoy una cita obligada para el cine independiente mundial. Con toda su leyenda, escogió pasar gran parte de su vida en un rancho, alejado del ruido de Hollywood.

Hablemos del rancho: un concepto marcado refleja la vida de quien lo habita. En este caso, un joven actor que en la década de los 60 encontró en un terreno de Sundance (Utah) el escenario para huir de la ostentosa vida hollywoodiense. En su lugar, dando paso al rancho de montaña rústico y acogedor, muy en sintonía con su carácter reservado y con la filosofía que inspiró el propio Sundance Institute y el festival de cine.
Robert Redford
Decía: «Aquí encontré la libertad y el silencio que nunca tuve en California» cuando hablaba sobre su rancho en Sundance. Un lugar de respiro y de inspiración, no solo para él, también para jóvenes artistas y visitantes. El por qué se explica entendiendo qué había dentro del rancho.
En la casa principal, la madera y la piedra invitaban a entrar en un hogar de montaña. Donde el entorno, marcado por una finca de 2.000 hectáreas, es el protagonista. De hecho, todos los edificios que había en este terreno estaban configurados de forma que pasarán desapercibido, respetando al máximo la orografía de la montaña y la riqueza natural del entorno.

Porque aquí no solo se encontraba la residencia del artista; también se abrían paso entre la vegetación cabañas y espacios para artistas, que luego se convirtieron en el corazón del Sundance Institute y del festival. Porque ante todo, para Redford «Sundance es una comunidad artística, una comunidad recreativa, una comunidad de personas que aprecian la belleza de la naturaleza y sienten la responsabilidad de preservarla», explicó en una entrevista.
Kendall Jenner
La mayor de las hermanas Jenner (seguida de Kylie Jenner) es la dualidad personificada. Una de las integrantes del clan de las Kardashian, coronada como una de las modelos mejor pagadas de la década que, lejos de vivir entre grandes lujos, ha decidido hacer de una de sus propiedades todo un retiro espiritual. Eso sí, de 23 millones de dólares y en Montecito, California. Siendo el claro ejemplo de que un hogar-retiro puede estar medianamente lejos del resto de las estrellas de Hollywood. Además de estar ubicada justo a lado de la icónica propiedad Promised Land de Oprah Winfrey.
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A través de sus redes siempre ha mostrado su pasión por los caballos. Incluso ha protagonizado grandes portadas junto a estos animales. Pero ahora su pasión y su vida se han unido a través de la propiedad con estilo español construida en el corazón rural de Hollywood. Además del edificio principal, el rancho cuenta con grandes jardines y establos, donde la modelo tiene varios de sus caballos.
Amanda Seyfried
La conocida protagonista de Mamma Mia, que próximamente protagonizará junto a Sydney Sweeney la adaptación cinematográfica del best seller, La Asistenta tomó una decisión algo más rural sobre su modo de vida. Transformando un rancho en una auténtica granja donde vive junto a su familia entre animales (literalmente). «Quedarnos aquí fue la mejor decisión para la privacidad, la paz y la naturaleza», afirmó.
La propiedad se encuentra en Catskills, en Upstate New York y ahí vive con su familia y una gran colección de caballos, cabras, perros, gatos… Claro que ahí todos tienen su espacio, ya que la propiedad dispone de una vivienda familiar, un granero adaptado como residencia de invitados y una granja.
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Un refugio rural renovado, que no renuncia a ciertos estándares de modernidad a través del diseño, a los que la actriz dio forma junto a la diseñadora Sarah Zames. Con una gran apuesta por esos contrastes, donde encontramos piezas de diseño con detalles más rústicos sobre todo presentes en materiales como las maderas y los suelos, y en elementos arquitectónicos como las vigas. También hay cierto guiño a la artesanía en los puntos focales, como es la gran chimenea de la sala principal, revestida por azulejos elaborados a mano.
Kanye West
Quizá una de las adquisiciones de ranchos más virales de los últimos años haya sido la del artista Kanye West. Si bien es cierto que hace unos años la propiedad salió al mercado por 11 millones de dólares, su caso muestra todo un ejemplo del efecto «hombre nuevo» que buscan los famosos en estas propiedades. En esta ocasión, más como una estrategia de marketing que como un retiro como tal, pero que bien nos puede ayudar a entender el por qué de esta decisión de retiro del gran foco.
Nos ponemos en contexto: todo empezó cuando el cantante, caracterizado por sus lujos y excentricidades, sorprendió a sus fans mudándose a una ubicación completamente contraria a su estilo de vida. Un retiro natural en una finca que contaba con albergue, instalaciones para caballos, corrales, pista de karts y lagos y que mostraba a través de sus redes.

¿La consecuencia? Creó con ello entre sus fans un halo de aspiracionalidad en torno a estas propiedades; sirviendo (tal y como declaraba) como lugar de retiro para poner en orden proyectos musicales y empresariales. En resumen, fue viral porque no era solo un rancho: era un personaje tan conocido como el rapero redefiniendo su narrativa personal, mezclando música, espiritualidad, negocios y aspiracionalidad en una ubicación completamente inesperada.