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El palacete embargado a Joan Gaspart en Barcelona fue adquirido por un magnate petrolero por 2,8 millones

Palacete Barcelona
(Foto: Google View/GTRES/Global Energy Group)
Ana Márquez
  • Ana Márquez
  • Mi sueño era convertir mi pasión en profesión, y lo conseguí. En cuanto terminé la carrera de periodismo entré en el mundo editorial y no he parado de escribir sobre moda, belleza, cine y estilo de vida para importantes cabeceras como COOLthelifestyle. Me encanta aprender y enseñar, tanto que soy docente de Periodismo Digital y Redes Sociales en Condé Nast College. Y como curiosidad, añadir que soy imagen de una crema facial de una conocida marca y es posible que me encuentres en algún 'beauty stand'.
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En la exclusiva Barcelona de Sarrià-San Gervasi, un palacete de líneas neoclásicas y cubierta de pizarra ha pasado de símbolo de caída empresarial a convertirse en trophy asset de un magnate del petróleo. Como si de un bolso Birkin en una subasta privada se tratase, la casa de Joan Gaspart se adjudicó en 2022 en una única puja de 2,8 millones de euros, una cifra casi anecdótica frente a su valor estimado de 5,8 millones. Tres años después, la incógnita se resuelve: detrás de la adquisición está el escocés Roy MacGregor, empresario petrolero con gusto por la exclusividad.

La historia tiene todos los ingredientes del lujo contemporáneo: un empresario venido a menos, un inmueble cargado de simbolismo y un comprador extranjero que lo rescata para integrarlo en su colección privada. Es el paso de la decadencia a la redención, del embargo bancario a la vitrina de los magnates internacionales.

Una única puja de 2,8 millones

El palacete perteneció a Joan Gaspart, nombre icónico en el fútbol y la hotelería. Expresidente del F. C. Barcelona y heredero del grupo HUSA, vio cómo sus negocios se desplomaban hasta perder joyas familiares. La ejecución del inmueble en 2021 y su subasta un año después marcaron el final de una era. Como un traje de alta costura que pasa de atelier a coleccionista, la casa dejó de ser emblema familiar para transformarse en pieza de deseo de capital extranjero.

Una subasta silenciosa, un comprador ‘invisible’

La puja de 2,8 millones en 2022 fue única, rápida, casi quirúrgica. El misterio sobre quién se escondía tras esa operación envolvió la propiedad en un halo de intriga. Hoy, Crónica Global despeja la incógnita: el verdadero interesado era Roy MacGregor, al frente del gigante energético Global Energy Group. Aunque en el registro figuran Donald Alexander MacGregor y María Nieto como administradores, el relato es claro: el magnate escocés fue quien se aseguró esta pieza inmobiliaria, como quien añade a su colección un Patek Philippe imposible de encontrar en boutique.

Palacete Barcelona
(Foto: Google View)

Roy MacGregor: petróleo y discreción

MacGregor no es un millonario ostentoso: es un caballero del petróleo, condecorado en 2024 por la Corona británica con la Orden del Imperio (OBE). Su estilo es más próximo a un gentleman coleccionista que a un oligarca clásico: pocas apariciones públicas, gusto por la arquitectura señorial y predilección por símbolos que hablan de legado más que de ostentación. El palacete barcelonés se convierte así en su pied-à-terre mediterráneo, visitado sólo en contadas ocasiones, como una joya guardada en estuche de terciopelo.

El inmueble de Barcelona como objeto de deseo

Situado en una de las zonas más codiciadas de Barcelona, el palacete combina discreción y prestigio. Sus ventanales altos, la cubierta de pizarra, los jardines privados… todo evoca la sofisticación atemporal de un hôtel particulier parisino. En un mercado inmobiliario donde los superricos buscan rarezas (villas en la Costa Azul, áticos en Mayfair, masías modernistas en Cataluña), este inmueble brilla como un trofeo singular, tan codiciado como un diamante de talla Ashoka.