No hay mejor escenario para celebrar la Navidad que una mesa vestida con elegancia y significado. Eugenia Martínez de Irujo, junto a Lorenzo Caprile y el Grupo Sushita, nos invitan a redescubrir la tradición navideña con MIMI, una vajilla que combina el refinamiento de la porcelana checa, el diseño atemporal de Caprile y el espíritu cálido de estas fiestas. Con su característico color rojo y un diseño que fusiona lo clásico con lo moderno, MIMI no sólo adorna la mesa, sino que la convierte en el corazón de una velada inolvidable.
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En Navidad, la mesa no es sólo un lugar donde se comparte la comida, sino un escenario donde se tejen recuerdos y emociones que perduran en el tiempo. Inspirados por esa magia que envuelve las cenas navideñas, Eugenia Martínez de Irujo, Lorenzo Caprile y el Grupo Sushita han creado MIMI, una vajilla que trasciende lo funcional para convertirse en un homenaje al arte de reunirnos.
Con más de dos décadas de amistad y una pasión compartida por la estética y la tradición, Eugenia y Lorenzo han dado forma a una colección que, en palabras de ella, es «totalmente Caprile». Fabricada en una de las mejores fábricas de porcelana de la República Checa, MIMI fusiona la elegancia clásica con un diseño moderno que respira innovación. Detalles como el ribete de pan de oro, los motivos florales y los toques geométricos la convierten en una propuesta atemporal, capaz de adaptarse tanto a cenas íntimas como a celebraciones multitudinarias.
«En casa, la tradición siempre ha sido la cena de Nochebuena, y esta vajilla es perfecta para esa ocasión», explica Eugenia. Y es que el rojo, protagonista de MIMI, evoca no sólo la pasión y la calidez de estas fechas, sino también el sello distintivo de Caprile. «Es una vajilla clásica, elegante, y con su color por excelencia, que es el rojo», añade, destacando la atención al detalle que caracteriza esta colaboración.
El homenaje detrás de MIMI
Más allá de su impecable diseño, MIMI lleva consigo una carga emocional única. Bautizada en honor a Paola, la hermana de Lorenzo Caprile, esta colección es un tributo lleno de amor y nostalgia. «Es una vajilla muy especial y sentimental, dedicada a su hermana Mimi, a quien quería muchísimo. Es un homenaje precioso», comparte Eugenia, quien no oculta lo especial que ha sido para ambos trabajar juntos en este proyecto.
El proceso creativo ha sido tan fluido como enriquecedor: «El colaborar con Lorenzo ha sido maravilloso. Nos conocemos desde hace años, y ha sido una experiencia fantástica. Muy fácil hacer todo con él, llevábamos las muestras a su taller y decidíamos juntos los detalles», explica. El resultado es una vajilla que refleja la maestría de Caprile y la complicidad entre ambos.
Más que una vajilla: una experiencia completa
La colección no se detiene en la porcelana. Para complementar los platos, fuentes y soperas, el Grupo Sushita ha diseñado una línea de mantelería de lino 100%, teñida con colores rojizos naturales que realzan los diseños. La cristalería, tallada a mano por artesanos italianos en tonos rojos y ocres, completa una propuesta que transforma la mesa en una obra de arte.
«Para mí, son muy importantes las flores y las velas en una mesa, especialmente en Navidad», comenta Eugenia. Siguiendo esta idea, recomienda adornar la mesa con claveles rojos, los favoritos de Caprile, y detalles vegetales en tonos verdes para lograr un ambiente cálido y acogedor.
Si quieres llevar la magia de MIMI a tu casa, la colección está disponible en la tienda online y en la tienda física de Sushita Green, en La Moraleja.
Una invitación a celebrar
En cada pieza de MIMI se respira la esencia de las tradiciones navideñas, reinventadas con un diseño que combina elegancia, emoción y modernidad. Ya sea en una cena de Nochebuena con la familia o en una comida festiva con amigos, esta vajilla transforma cualquier encuentro en una experiencia inolvidable.
«Con esta vajilla puedes invitar a cualquier persona: es clásica pero con un toque moderno», concluye Eugenia, invitándonos a redescubrir la belleza de reunirnos en torno a una mesa bien vestida. Porque, en el fondo, la magia de la Navidad está en esos momentos compartidos que se quedan con nosotros mucho más allá del 25 de diciembre.