Madrid presume de grandes tesoros y muchos de ellos se encuentran en la arquitectura. Si das un paseo por las calles de la ciudad y te fijas en las fachadas, estas te descubrirán que la madera vuelve a ser tendencia en las ventanas. Mabel Villa de París, el majestuoso edificio donde vive Marta Ortega, o el nuevo JW Marriott tienen en común que son edificios históricos y que han sido restaurados respetando su esencia, y cómo no, apostando por materiales nobles y la carpintería. «La ventana de madera se ha consolidado como la única alternativa sostenible, versátil y de calidad para aquellos edificios que quieran ir un pasito más allá». Hablamos con los responsables de la empresa que han fabricado las ventanas de algunos de los edificios y hoteles de lujo de Madrid.
Torrero Torinco es una de las empresas de mayor referencia en el sector de carpintería con más de 50 años de experiencia. Antonio Torrero Venzala y Álvaro Fuentes Alcudia son el responsable técnico y comercial del negocio y nos cuentan que «gracias a la exigencia cada vez mayor en los estándares de construcción se demandan más prestaciones en los cerramientos». Y es aquí donde entran en juego las ventanas de madera, solicitadas sobre todo por «edificios históricos, hoteles de lujo, residenciales privados…y ahora muy de moda en las construcciones sostenibles».
El edificio donde vive Marta Ortega fue «un traje hecho a medida»
Antonio y Álvaro recuerdan cómo fue el proyecto Mabel Villa de París. En este edificio con vistas a la Plaza Villa de París, además de Marta Ortega, también son propietarios Abel Matutes y Rafa Nadal, entro otros. Son un total de 11 viviendas. «En este proyecto se hizo un traje a medida, de las 400 unidades de ventanas y balcones que contaba el proyecto, sacamos más de 200 variantes. Forma, apertura, moldura, color… cada una se personalizó al detalle».
Antonio señala que una ventana es el elemento más sensible de cualquier fachada. «Ten en cuenta que pasamos de que un elemento que no llega a los diez centímetros de espesor tiene que poseer unas prestaciones similares a un muro que en algunos casos llega al metro, contando además, que la ventana tendrá gran parte de su superficie acristalada, permitiendo la entrada de los rayos de sol con su correspondiente calentamiento interior».
En el edificio Mabel Villa de París se empleó madera de pino laminado, proveniente de bosques sostenibles y con sello PEFC. «Este tipo de madera se eligió por su buen comportamiento y porque estéticamente se buscaba un soporte estable para el lacado final, que en la mayoría de los casos fue un blanco grisáceo, alternándose con un color antracita para los patios interiores», explica Antonio Torrero.
La acústica es otro punto a favor de sus ventanas pues es la más potente del mercado hasta la fecha, la llamada Acustorr 50Db, que es la misma que actualmente está instalando en el edificio Metrópolis, el emblemático edificio de Madrid que se encuentra en la confluencia de las calles Alcalá y Gran Vía.
«En los edificios protegidos, como pueden ser algunos hoteles de Madrid, se lleva mucho el bicolor»
El acabado viene muy marcado por el edificio, sobre todo en los hoteles de Madrid. «Si estamos en un edificio protegido se lleva mucho el bicolor. La cara exterior viene determinada por el color existente del edificio y el interior por aquello que más le siente a la estancia que se está realizando», explica Antonio haciendo referencia al proyecto del Hotel JW Marriot Madrid, en el cual se buscó una solución que no rompiera con la estética tradicional del edificio inicial, que data de 1886. En cambio, en un edificio de nueva construcción «la mayoría de los casos se usa barniz y cada vez tonos más suaves y naturales».
Antonio señala que en Torinco no paran de innovar en sus ventanas. «Desde usar una técnica milenaria japonesa para carbonizar la madera, conocida como Shou Sugi Ban, para un proyecto de un Four Seasons en Los Cabos, México, pasando por todo tipo de texturas, envejecidos, pátinas y hasta colocar pan de oro». Algunos de los hoteles de Madrid llevan estas técnicas.
«La madera tiene un magnífico comportamiento frente al fuego»
La durabilidad es otra de las ventajas de las ventanas de madera. Antonio lo compara «con una camiseta blanca que colgamos en un tendedero y la dejamos 10 años a la merced del tiempo, esta se volverá amarilla, el tejido perderá elasticidad y será lo más parecido a un cartón pasado. Pero a diferencia de la ventana de madera, ni la ventana de aluminio, ni la de PVC ni esta camiseta, se podrán lijar y repintar«. Esto en cuanto a restauración porque su mantenimiento es mínimo, simplemente con limpiarla con agua y jabón «haremos que la ventana vuelva a transpirar».
Mención aparte se merece la resistencia de la madera al fuego, un tema muy al día ante la tragedia ocurrida en el edificio de Valencia. «La madera tiene un magnífico comportamiento frente al fuego y gracias a la carbonización se consigue un tiempo esencial en caso de tener que escapar del peligro».
