Un esplendoroso hotel-palacio en el Lago di Como
«En Passalacqua se trata de revivir el arte perdido de viajar, conocido como villeggiatura, y crear nuevos recuerdos que nos conecten con nuestro pasado compartido. Un lugar de maravilla creado desde el corazón. Una celebración del lago y la vida», explican desde la página web del hotel-palacio en el Lago di Como, Villa Passalacqua. Y es que estamos hablando de un histórico palacete que data de 1797, transformado en un hotel de cinco estrellas a orillas del siempre evocador lago italiano Como. Definido como «un lugar más allá del tiempo», sus estancias son un deleite para los amantes del lujo más tradicional y un entorno inmejorable. Reabierto en 2018 por una familia de la zona tras una reforma de más de 20 millones de euros, perderse entre sus amplios salones y soñar frente a sus ventanales abiertos es toda una experiencia que queremos que vivas con nosotros.
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Un impresionante palacete a los pies del Lago di Como construido en 1767 antes de que Passalacqua, la ciudad en la que se encuentra, fuera fundada. Un charm único rodeado de vegetación. Olivares, rosas, magnolios o cedros de hasta 300 años de antigüedad componen la flora que da vida a la imponente construcción. El anterior propietario, en el año 2000, ya había invertido en conservar y mejorar la apariencia de los jardines que rodean al hotel-palacio. Aquel hombre, un empresario norteamericano, tuvo la visión de preservar su encanto y contrató para ello al célebre paisajista paisajista Emilio Trabella.
Techos altos y decorados con los frescos originales, que le aportan a los salones una atmósfera especial, se entremezclan con los lustrosos mármoles de los suelos y las vidrieras de cristal de Murano, añadidas tras la última reforma.
Cada rincón del hotel-palacio Villa Passalacqua tiene una historia que contar… De la ilustre familia Odescalchi de Como, por ejemplo, que fueron los primeros en construir una villa en este sitio. De los Condes de Lucini-Passalacqua, cuyos arquitectos y artesanos estrella hicieron de esta residencia de verano la envidia de todos los que la vieron. Luego están las muchas luminarias que adornaron la villa como invitados: el compositor Vincenzo Bellini, por ejemplo, que quedó tan encantado con la villa y el pueblo que la rodea que terminó componiendo muchas de sus obras más famosas en nuestra Sala della Musica. Y muchos otros cuyos nombres nunca conoceremos también dejaron su huella aquí: generaciones de jardineros talentosos o los hábiles ingenieros que construyeron la impresionante red de túneles subterráneos que posee.