Con profundo pesar anunciamos que Giorgio Armani ha fallecido este 4 de septiembre de 2025, a los 91 años, dejando atrás un imperio de elegancia atemporal y una impronta inconfundible en el mundo de la moda. Su legado, sin embargo, no sólo se expresa en las pasarelas, sino también en los espacios que habitó con esa misma sensibilidad refinada. Uno de ellos es su extraordinario ático en Nueva York: un refugio neorrenacentista que enfrenta la inmensidad de Central Park, donde la sencillez funcional se entrelaza con la opulencia arquitectónica, reflejo de una estética serena, robusta y profundamente humana.
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El ático en Nueva York de Giorgio Armani
Lamentablemente, sí: Giorgio Armani ha fallecido este 4 de septiembre de 2025, a los 91 años, según anunció su casa de moda. Armani fue una figura central en el mundo de la moda italiana y mundial, un referente del estilo moderno, elegante y minimalista.

Tras una vida dedicada a redefinir la elegancia, Armani trasladó también su visión al espacio íntimo. Su ático de Manhattan no es sólo una residencia, sino una declaración de estilo: un diálogo entre la arquitectura clásica de principios del siglo XX y la sobriedad contemporánea que lo convirtió en su sello personal.
El ático fue adquirido por Armani por 15,8 millones de euros. Está ubicado en un edificio de 1929, diseño del estudio Schwartz & Gross, cuya reforma estuvo a cargo de SheltonMindel. La intervención modernizó el espacio sin renunciar a su espíritu original, conservando detalles como vidrieras, techos altos y tallas de madera que evocan un aire clásico enduring.

Un diseño tan monumental como íntimo
El salón deslumbra con su combinación de atmósfera de capilla y refinamiento francés: grandes vidrieras con plomo, mobiliario de madera tallada de suelo a techo, incluso integrando una chimenea, y una paleta cromática basada en el blanco, gris, negro y el contraste con parquet oscuro.
Los techos, con molduras y más de 3,5 metros de altura, junto con frisos de madera lacada y una iluminación natural abundante, potencian esa sensación de grandeza serena. Las sillas Luis XVI tapizadas en cuero marrón y una mesa de cristal aportan un matiz contemporáneo y sofisticado.

La cocina rompe el clasicismo del resto de la vivienda con un aire industrial. El mobiliario de acero, el pavimento tipo cemento y las paredes en un atrevido amarillo huevo proporcionan una atmósfera actual, funcional y energética. Dispuesta en forma de L y acompañado de una zona de office con mesa redonda y sillas, convive con la sobriedad del estilo general sin traicionar su carácter.
El dormitorio principal, dominado por el blanco impoluto, está enmarcado por un arco que actúa como dosel, generando una sensación de realeza discreta. Equipado con vestidor, mullidas alfombras y un acogedor rincón de tocador, ofrece una vista limpia sobre Central Park, gracias a ventanas sin cortinas que funden lo interior con lo exterior.

Alma minimalista y majestuosa
La vivienda cuenta con un total de cuatro dormitorios. Cada uno adopta un estilo relajado, con mobiliario contemporáneo, paredes desnudas (sólo un cuadro rompe la línea blanca) y ventanales sin cortinas que invitan a dejar entrar el paisaje urbano. En uno de ellos, una chaise longue convive en silencio con la mirada que se posa desde la cama hacia el parque.
Una de las joyas del ático es su terraza de aproximadamente 160 m², accesible desde el salón y el comedor.

Diseñada en diversas zonas, conserva la sofisticación del interior con mobiliario dorado y tapicería cruda, delimitado visualmente por una alfombra de yute. Todo ello con vistas inigualables sobre Central Park como telón de fondo.
Hoy, al despedirnos de Giorgio Armani, el eco de su talento trasciende las pasarelas y se hace tangible en espacios como su ático frente a Central Park. Entre vidrieras centenarias, maderas nobles y luz natural, queda encapsulado el espíritu sereno y visionario de un creador que supo traducir la elegancia en un modo de vida.
