A partir de los 50, el cuerpo comienza a notar las consecuencias del envejecimiento, provocando con ello cambios físicos y psicológicos. En esta etapa, es tan indispensable focalizar los tratamientos como llevarlos a cabo con las formulaciones indicadas para acelerar y mantener los resultados deseados. Por eso no hay mejor ayuda que saber cuáles son los cuidados, ingredientes y rutinas que incorporar en tu día a día.
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Corporal
Hay una manera de cumplir años y hacer que el cuerpo lo note lo menos posible: incorporando en el día a día rutinas, pasos, ingredientes y activos destinados a proporcionar un cuidado holístico externo e interno. Debemos de tener en cuenta que cada cuerpo, cada metabolismo, es diferente y determinante para establecer los pasos en los que focalizar cada uno de los cuidados. Independientemente de cuál sea la situación, hay pasos como la hidratación o el descanso que deben ser prioritarios en la rutina. Además del deporte, donde priorizar ejercicio de fuerza para mantener los músculos fuertes y cardio para la salud cardiovascular.
Nos centramos en los cambios corporales, donde encontramos uno de los principales efectos en el debilitamiento de los músculos y los huesos, consecuencia de enfermedades derivadas como la osteoporosis. Para prevenirlo, es importante aportar a nuestro cuerpo ingredientes capaces de ayudar a los órganos a cuidarse desde dentro, como ocurre en el caso de los alimentos ricos en calcio y en vitamina D.
Catalogado como uno de los ácidos grasos esenciales, expertos recomiendan introducir en la dieta alimentos ricos o suplementación de omega 3, puesto que se trata de un ingrediente que desempeña un papel vital en la salud cardiovascular, cerebral y ocular. Así como el magnesio, cuya acción refuerza el sistema nervioso y fortalece músculos y huesos, mejorando el equilibrio.
Especialmente en mujeres, en quienes se da un gran cambio hormonal por la aparición de la menopausia. Una gran ayuda en este momento son los alimentos con fitoestrógenos, como las semillas de lino o el tofu, puesto que ayudan a regular los niveles hormonales.
FACIAL
Con la edad, la piel pierde elasticidad y luminosidad. Una de las causas principales es la pérdida de colágeno y elastina, las fibras que mantienen la piel y se degradan con la edad. Podemos incluir este ingrediente mediante suplementación en nuestra rutina, para ayudar a las capas internas de la piel, ayudando a la piel a impulsar un aspecto saludable desde el interior. Y una forma de hacerlo es a través de infusiones con colágeno. En cuanto a tratamientos, los más recomendados son:
- Masajes faciales: favorecen la circulación y previenen la flacidez puesto que ayudan a ejercitar los músculos
- Radiofrecuencia: Reafirma la piel estimulando el colágeno.
- Ultrasonido focalizado: incide en las capas internas de la piel, donde otros tratamientos tienen más dificultad en llegar, promoviendo una salud desde el interior. Consigue con ello resultados más duraderos, visibles mediante una aplicación continuada del tratamiento.
- Ácido hialurónico o botox: rellenan las líneas de expresión y proporcionan brillo al rostro
- Hilos tensores: se trata de un protocolo poco invasivo, perfecto para combatir la flacidez
- Láser: el mejor tratamiento para eliminar manchas en la zona del rostro, cuello y escote.
CABELLO
Las canas no son la única evidencia de la edad en el cabello. Con la edad, y los cambios hormonales el cabello gana más porosidad, por lo que se vuelve más débil y más fino. Como consecuencia, nuestra melena pierde brillo y movimiento, evolucionando hacia un tacto más áspero. Este debilitamiento también se da en las raíces, cuyas consecuencias se reflejan en una mayor caída o, en los peores casos, puede incluso derivar en alopecia. Es por ello que en el cuidado del cabello en esta etapa debemos proporcionar un extra de cuidado mediante tratamientos hidratantes y de prevención de la caída.
Evita champús con sulfatos en el día a día, puesto que estos productos son muy agresivos para pieles secas y pueden precipitar el debilitamiento del cabello. En su lugar, opta por formulaciones que posean un alto porcentaje de ingredientes naturales. Lo mismo ocurre con la hidratación y la caída. Entre los ingredientes para incluir en esta nueva rutina, los aceites esenciales son el mejor aliado para combatir los problemas de sequedad. Entre los más recomendables encontramos:
- Aceite de romero: promueve la circulación y ayuda a fortalecer el cabello, reduciendo su caída.
- Árbol de té: limpia en profundidad el cuero cabelludo, promoviendo la buena salud del mismo y su crecimiento.
- Aceite de ylang-ylang: quizá el menos conocido, proporciona un boost de hidratación.
- Aceite de limón: combate la sequedad y mejora la textura, promoviendo el brillo del cabello de raíces a puntas.