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Daniela Constantin, psicóloga: «La mente está programada para sobrevivir, no para la transformación»

Lotería Navidad
(Foto: Freepik)
Lucía Lera
  • Lucía Lera
  • Periodista especializada en viajes, belleza y estilo de vida. Al salir de la universidad de Periodismo decidí hacer de mi vocación algo más que mi pasión: mi profesión. Desde entonces he podido compartir mis historias en varias cabeceras. Reafirmando a cada artículo que elegí el camino correcto.
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Nuestro día a día está condicionado por la toma de decisiones. Algunas de ellas decisivas, que suponen grandes cambios, las podemos llegar a enfrentar con cierta sensación de inseguridad, de bloqueo. Esas situaciones en las que sentimos que nuestra cabeza nos juega una mala pasada se denominan resistencia al cambio y supone la causa del 80% de las visitas al psicólogo. ¿Cómo detectar esta situación? ¿Cómo hacerla frente? Nos hemos sentado con la Dra. Daniela Constantin, psicóloga experta en el poder de la mente inconsciente para el bienestar emocional, para dar respuesta a estas preguntas.

¿Se puede tener miedo o sentir ansiedad al tomar decisiones? Inconscientemente, en esto consiste la resistencia al cambio, en el freno de mano que inconscientemente activa la mente a la hora de enfrentar situaciones de cambio. «La resistencia al cambio es ese mecanismo inconsciente que activa nuestra mente cuando percibe que un cambio podría representar un riesgo, aunque racionalmente sepamos que es necesario», apunta la doctora. 

Esta condición no resulta tan común en las terapias porque es el condicionante oculto de situaciones como el estrés o la ansiedad “»lega a la consulta un porcentaje muy alto  de personas que buscan ayuda psicológica y que están, de alguna manera, lidiando con resistencias al cambio, aunque no lo sepan», apunta la doctora.

Una realidad que en su consulta supone más del 80% de las visitas. «Los pacientes llegan con síntomas (ansiedad, insatisfacción, bloqueo emocional, fobias, dependencias emocionales) sin darse cuenta de que el verdadero problema es una resistencia inconsciente a hacer el cambio que necesitan».

El bloqueo ante la incertidumbre

Para entender cuál es el detonante de las resistencias al cambio no hay mejor base que el dicho «más vale malo conocido que bueno por conocer». Y, ¿por qué nos quedamos en lo malo conocido? Según la Dra. Constantin, porque la mente está programada para la supervivencia, no para la transformación. Eso hace que ante situaciones de cambio, interpretemos la zona de confort como la mejor opción. Y que, por tanto, lo más seguro para el inconsciente es quedarnos en el mismo lugar, incluso si nos hace daño.

pensar libreta, resistencia al cambio
(Foto: Pexels)

Las situaciones que incrementan esta sensación son «los momentos de incertidumbre, cuando hay que tomar decisiones importantes o cuando enfrentamos situaciones que desafían nuestras creencias y nuestra identidad», ratifica la doctora. También puede aparecer cuando el cambio implica soltar algo que, aunque nos haga daño, nos resulta familiar y nos da una falsa sensación de control. El proceso de resistencia suele tener varias etapas:

  1. Negación: «Esto no es un problema», «No necesito cambiar». Aquí el inconsciente busca minimizar la necesidad de transformación.
  2. Justificación: Se empiezan a buscar excusas o razones lógicas para no hacer el cambio.
  3. Ansiedad o miedo: La idea de cambiar empieza a generar estrés o incluso síntomas físicos.
  4. Bloqueo: Se experimenta una sensación de parálisis, incluso sabiendo que el cambio es necesario.

El riesgo de acomodarnos en los ‘beneficios secundarios’

Cuando, en realidad, lo que está haciendo es nutrirse de los beneficios secundarios, o del malestar, que impide hacer cambios y así lograr transformaciones personales y profesionales. Son esas ventajas ocultas que el inconsciente encuentra en seguir con el problema. «Suena paradójico, pero muchas veces el malestar nos protege o nos da algo a cambio».

Mantenemos relaciones o entornos tóxicos

El peligro principal de estos falsos beneficios y de las resistencias al cambio es que nos mantienen atrapados, porque nuestro cerebro interpreta que soltar el problema es más costoso que mantenerlo. Y pueden llegar a extrapolar esa situación de malestar también a quienes nos rodean. «Puede hacer que nos encerremos en dinámicas poco saludables sin darnos cuenta», sostiene la doctora.

Puede incluso afectar en la forma en la que nos relacionamos. «Haciendo que evitemos conversaciones difíciles y nos volvamos reactivos cuando alguien nos confronta con una verdad incómoda». Así como estableciendo las típicas relaciones tóxicas, cuando nos aferramos a relaciones complicadas y que nos hacen daño  por miedo a lo nuevo. O provocando que nos aislemos cuando sentimos que los demás nos empujan a cambiar.

Por ejemplo, «la ansiedad puede hacer que evitemos situaciones incómodas porque nos obliga a descansar o a renunciar a algo. Quedarnos en un trabajo que no nos gusta nos ahorra el miedo a lo desconocido. Seguir en una relación dañina evita enfrentarnos a la soledad».

Ansiedad, resistencia al cambio
Foto: Pexels

Efectos con gran repercusión a largo plazo

A corto plazo, la doctora ratifica que estos mecanismos nos ayudan a evitar el sufrimiento, «pero con el tiempo nos dejan atrapados en situaciones que ya no nos benefician». 

  • Estancamiento personal y profesional.
  • Ansiedad crónica o síntomas físicos como migrañas, fatiga o tensión constante y en general mucha somatización. 
  • Autosabotaje: nos saboteamos inconscientemente para no salir de la zona de confort.
  • Relaciones insatisfactorias: seguimos en vínculos que nos restan en vez de sumarnos
  • Pérdida de oportunidades: no nos atrevemos a tomar decisiones que podrían mejorar nuestra vida.Toma conciencia y trabaja la flexibilidad mental para dejarlo atrás

Una vez lo identificamos, «podemos empezar a cuestionar los pensamientos y emociones que nos frenan». Frente a este cambio, la doctora matiza que las terapias convencionales pueden sustituir a «herramientas como la autoobservación, la terapia o ejercicios de hipnosis ericksoniana»

El principal tip es entrenar la flexibilidad mental. Comienza cuestionando creencias limitantes. También es importante ir limando pequeñas situaciones del día a día que desencadenan en estos bloques, trabajando la gestión del miedo, «no eliminarlo, sino aprender a convivir con él sin que nos paralice» y practicando pequeños cambios diarios, «desde cambiar la rutina hasta aprender algo nuevo».

En este proceso es fundamental escuchar el cuerpo. «Muchas veces la resistencia se manifiesta físicamente antes de que la detectemos en la mente», subraya la Dra. Constantin. Por eso, trabajar el cuerpo ayudará a liberar tensiones, además de que el proceso químico derivado del ejercicio es fundamental para mantener los niveles hormonales correctamente.

Otro tip podría ser trabajar la mente inconsciente. «Muchas resistencias son creadas fuera de nuestra mente consciente y cuando aprendemos a meditar o entramos en autohipnosis aprendemos a conectar más con nosotros mismos y con todo lo que hay en nuestro interior».