Se ha demostrado que un buen líder tiene que saber transitar por todas las emociones de manera consciente para saber entender una situación y actuar en consecuencia. El objetivo es buscar la mejor manera de dirigirse a los demás para construir entornos y equipos de trabajo de alto rendimiento. Se trata de una manera de liderar que nada tiene que ver con el antiguo concepto de jefe que dirigía a través de un estilo agresivo de control y jerarquía. La empatía, la adaptabilidad, la capacidad de escucha… son aspectos que un buen líder hoy en día debe manejar para lograr una mayor productividad en un mundo donde la competitividad cada vez es mayor. Hemos hablado con una consultoría de liderazgo y cultura empresarial para conocer más de cerca en qué consiste la inteligencia emocional para conseguir que un equipo te siga y, así, alcanzar los mejores objetivos empresariales.
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Regina Estévez y Regino Quirós son los fundadores de Wave-8, una consultoría de liderazgo y cultura empresarial. Desde hace cinco años llevan ayudando a los líderes a conocerse mejor con el fin de detectar el propósito que les dará la plenitud. «Primero hay una parte de autoconocimiento y después la de conocer al equipo, si sabes cómo se encuentra, vas a saber cómo sacar lo mejor de ellos», señalan.
Guiar, dirigir e influenciar
Hoy en día la palabra jefe se ha quedado relegada y sustituida por la de líder, pues esta tiene otras connotaciones y más positivas. La palabra procede del término en inglés lead, que significa guiar, dirigir y, en definitiva, influenciar las actividades de un grupo en su compromiso y esfuerzos para definir y alcanzar unos objetivos. Y es aquí donde entra en juego la inteligencia emocional.
Tomar decisiones desde la razón y no desde la emoción
El líder tiene que conocer cómo reacciona ante los estímulos exteriores con el fin de saber sus reacciones y no tomar una decisión desde la emoción, sino desde la razón.
«Cada emoción te está dando un mensaje para actuar, te da una recomendación. Puede ser que te diga, cuidado, esto es peligroso, te pone en situación de miedo y te hace salir corriendo o bien te paraliza. Si sientes que es una amenaza es probable que surja la ira o el enfado, y no quieres que nadie sobrepase tus límites… La tristeza te hace pequeñito y reaccionas retirándote. Que es asco, lo que necesitas es alejarte de esa situación», nos explican los fundadores de Wave-8 para aclarar que «estas recomendaciones que mandan las emociones, las puedes seguir o no, pero si no eres consciente de ellas, van a estar influyendo en ti sin que te des cuenta».
Toma de decisiones
Todo está relacionado en cómo tomamos decisiones. «Si te guías solo por la emoción, la única opción que te va a aparecer viable es la que sientes en ese momento… Después lo racionalizas y justificas la decisión».
Los fundadores de Wave-8 nos ponen un ejemplo: «Estás en una negociación y, de repente, lo que te dicen te produce miedo porque vas a perder un cliente. Y la respuesta que te parece más sensata en ese momento es callarte y no decir nada, estas aceptando la invitación del miedo a congelarte. ¿Es lo mejor que podías hacer? A lo mejor sí.. o no. No te has abierto a otras opciones».
«Ser consciente de la emoción es darte la oportunidad de hacer algo diferente a lo que sugiere las sensaciones. Pero para eso necesitas entender la emoción, esquivarla… de ahí que sea tan importante aprender a gestionarlas».
La gestión de emociones del equipo
«Hay que tener en cuenta que, en función de lo quieras conseguir hay emociones que te van a ayudar más o menos», puntualizan los responsables de Wave-8 para explicar que «si necesitas que tu equipo esté creativo, las emociones relacionadas con la alegría te van a ayudar. En cambio, el miedo te va a servir para detectar amenazas».
«Crear un contexto dentro del trabajo donde hay emociones positivas es muy bueno. Y hablamos de emociones positivas no solo de estar alegre y pasarlo bien, sino de sentir orgullo de permanencia, admiración por la gente que trabaja contigo… De este modo el líder puede estar resolviendo un conflicto en el equipo y, a la vez, sentir orgullo de que el equipo va sacar adelante ese problema».
Las emociones negativas, como la ira o el miedo, no son malas. Son tan útiles como las positivas siempre y cuando no se lleven al extremo. «El líder debe saber qué emoción te puede ayudar en cada momento y cual te puede estorbar. Es entender los mensajes que te están mandando las emociones y, a partir de ahí, tomar una decisión siendo consciente del impacto que quieres cause».
Los fundadores de Wave-8 señalan que manejar la inteligencia emocional es hacer que el equipo no esté siempre en el mismo estado ante determinadas situaciones. A veces se necesita que el equipo sienta miedo, o que esté tenso, enfadado… y otras que esté alegre y que sienta orgullo de pertenencia. “Si el líder genera miedo cada vez que se reúne con su equipo, las personas no solo sentirán miedo cuando estén con él, sino también cuando se encuentren preparando una presentación o proyecto. Pensarán más en la futura conversación que tendrán con él que en lo que están haciendo».
Resiliencia emocional
Las emociones positivas suelen ser más efímeras, sin embargo, las negativas duran más en el tiempo. Es aquí donde prima la resiliencia emocional; es decir, la capacidad de salir de una emoción. “Está demostrado que la meditación, en cualquiera de sus formas, ayuda mucho en este aspecto. Acabas de tener una reunión y estás tremendamente enfadado, pero tienes que continuar con otras reuniones. El líder tiene que tener la capacidad de desprenderse de ese enfado para no llevárselo a casa, a otro cliente, a otro miembro de su equipo…”.
“La inteligencia emocional no es controlar nuestras emociones y la de los demás, sino saber manejar las situaciones en las que aparecen emociones, utilizando técnicas y estrategias que permitan reflexionar y pensar cuál es la mejor opción”, concluyen Regina y Regino, quienes han acompañado en estos últimos años a muchos líderes en este proceso de cambio.
