Fitness

Fernando Sartorius, entrenador de la ‘jet set’ en los 90: «Hoy tener un cuerpo ‘fit’ es como tener un Rolex»

«Antes lo COOL era fumar; ahora lo COOL es tener un cuerpo seco, duro, tonificado, como quien luce un Rolex o presume de acciones en bolsa”, reflexiona Fernando Sartorius con ironía. En los años 90, Sartorius revolució España. Es el primer entrenador personal de nuestro país, el entrenador de los famosos… pero quien escuche con atención su discurso pronto entiende que su verdadera especialidad va mucho más allá del fitness. Filósofo autodidacta, lector voraz y defensor del bienestar integral, Sartorius es un caso atípico dentro del universo del culto al cuerpo. «La gente puede tener un cuerpo escultural y no ser feliz. El físico es como el dinero: puedes tenerlo y seguir estando vacío por dentro», afirma.

Primo de Isabel Sartorius, Fernando creció en el seno de una familia acomodada, pero su vida dio un giro radical cuando decidió abandonar los caminos tradicionales y apostar por su pasión: el entrenamiento físico. «Ser entrenador personal de donde vengo no es natural. Mi destino era ser un empresario. Pero me bajé del tren cinco estaciones antes. Y me ha compensado la vida porque me he arriesgado», cuenta.

(Foto: Fernando Sartorius)

«Iba en bici a entrenar Ana Patricia Botín, al presidente de Telefónica…  Pensaban que venía a entregar un paquete y, cuando se enteraban de a quién iba a ver, me aparcaban la bici como si fuera un Ferrari»

Su carrera comenzó en Estados Unidos, donde se forjó profesionalmente vendiendo aspiradoras de puerta en puerta y entrenando a empresarios. «Entrené a Ana Patricia Botín, al presidente de Telefónica… Iba a entrenar al ex de Juan Villalonga en bici. Pensaban que venía a entregar un paquete. Luego, cuando sabían a quién iba a ver, me aparcaban la bici como si fuera un Ferrari», recuerda entre risas.

Ya en España, su popularidad se disparó gracias a su participación como colaborador en el programa de Ana Rosa Quintana. Pero, a pesar de su exposición mediática, siempre mantuvo un ritmo de vida que muchos envidiarían: «Mi padre me decía: Bueno Fernandito, estarás ahorrando para el futuro. Pero sólo trabajaba tres horas al día. Cuando me llamaban decía: Estoy a tope, y me iba al cine solo. Lo que más me importa es tener calidad de vida personal y humana».

«En la vida hay que aprender a rezar. Y no me refiero a ser católico, sino a conectar con algo superior, enfrentarse al sufrimiento, a la vejez…»

Fernando lo dice alto y claro: «No me considero un entrenador de culto al cuerpo. El cuerpo está bien, pero lo importante es la mente. En la vida hay que aprender a rezar. Y no me refiero a ser católico, sino a conectar con algo superior, enfrentarse al sufrimiento, a la vejez, a la muerte. Son temas que la mayoría evita, pero te liberan si los enfrentas».

Su enfoque integral, que combina el entrenamiento físico con la reflexión filosófica, ha atraído tanto a ejecutivos como a celebrities. En su lista de clientes figuran nombres como Tom Cruise, Salma Hayek o Elsa Pataky, aunque él prefiere quitarles el aura de intocables: «He entrenado a gente muy normal también, porque en el fondo todos somos humanos. Lo importante no es a quién entrenas, sino cómo lo haces».

Fernando Sartorius en la presentación del libro de Elsa Pataky. (Foto: GTRES)

«Ahora tener un cuerpo ‘fit’ es como tener un Rolex. Dar el pego está tirado. Lo difícil es estar bien contigo mismo en la intimidad»

Crítico con las modas del fitness que promueven la obsesión por la estética, Sartorius lo tiene claro: «Ahora tener un cuerpo duro es como tener un Rolex. Pero eso nunca te va a satisfacer. Porque dar el pego está tirado. Lo difícil es estar bien contigo mismo en la intimidad».

Él mismo disfruta de sus placeres sin culpa. «También me tomo un gin tonic por las tardes. No compensa vivir sin azúcar, sin placeres, sólo por tener un cuerpo perfecto. Yo siempre digo: No hagas lo que hago yo, encuentra lo que te hace sentirte libre. Encuentra tus juguetes’ La vida es un juego y hay que volver a ser niño».

«El tenis me ha dado todo sin ser Nadal. Gracias a él he hecho amigos y he vivido experiencias increíbles»

La disciplina, eso sí, no falta en su ecuación. «¿Cuál es el músculo más importante del cuerpo? La disciplina. No tengo mérito en hacer ejercicio porque me gusta, pero escribir, por ejemplo, me cuesta. Me pongo con la lámpara y digo: Venga, échale 40 minutos. Es comprometerte con un proceso. No digas que quieres perder peso. Di: Me comprometo tres veces por semana durante seis meses. Y a ver qué pasa».

Esa misma filosofía es la que aplica al golf («es como estar en misa para mí») y al tenis, dos de sus grandes pasiones. «El golf te permite conocer de verdad a las personas. En cuatro horas ves su carácter, si son tramposos, cómo manejan la presión. Y el tenis me ha dado todo sin ser Nadal. Gracias a él he hecho amigos y he vivido experiencias increíbles. Porque uno de los grandes males del mundo es el aburrimiento».

(Foto: Fernando Sartorius)

«Cuando entré en el Gold’s Gym, donde entrenaba Stallone y Schwarzenegger, me sentí como un niño entrando en un templo»

A sus 64 años, Fernando Sartorius sigue siendo una rareza: alguien que puede hablarte con pasión sobre abdominales hipopresivos y citar a Schopenhauer en la misma conversación. «Me considero un intelectual. Filosofía significa amor a la sabiduría. Cuando leí El mundo como voluntad y representación sentí que estaba leyendo la verdad de la vida. Fue como cuando entré por primera vez en un gimnasio», cuenta Sartorius, comparando ese impacto con otra experiencia reveladora: su primer día en el célebre Gold’s Gym de Venice Beach, en Los Ángeles.

Allí entrenaban leyendas del físico como Sylvester Stallone o Arnold Schwarzenegger, y para un joven recién llegado de España, aquello fue una epifanía. «Me sentí como un niño entrando en un templo. No era sólo un sitio para hacer pesas, era un universo de disciplina, superación y energía brutal. Entendí que el cuerpo también podía ser un canal para transformar la mente y la vida», recuerda. Esa mezcla de impacto sensorial y despertar interior marcó el inicio de un camino que, décadas después, sigue recorriendo con la misma pasión.

Y aunque cierra una etapa en Los Ángeles, su energía es la de alguien que aún tiene mucho que aportar: «La gente se cree que he tenido suerte, pero no ha sido fácil. Yo me he hecho en la calle. Y ahora, cuando me preguntan si volveré a Estados Unidos, digo que no. Porque ya no me compensa. He construido una vida que gira en torno a lo que me gusta. Y eso, para mí, es el verdadero lujo». Con Sartorius, el entrenamiento no es sólo para el cuerpo. Es, ante todo, un ejercicio de alma.