¿Por qué vamos ahora más a terapia?

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Durante el pasado 2020 saltó la noticia de que las consultas psicológicas online habían aumentado un 200%. La mayor parte de ellas correspondían a personas que ya acudían al psicólogo con regularidad y decidieron mantener su encuentro saltando al ordenador dada la imposibilidad de salir de casa. Sin embargo, conforme pasa el tiempo y la normalidad, parece que el número de pacientes en las clínicas sigue subiendo. ¿Por qué cada vez va más gente a terapia?

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Son dos los factores a tener en cuenta. En primer lugar, y fundamental, está el hecho de que la sociedad ha normalizado ir al psicólogo. Sí. La presencia de esta figura en cada vez más series y películas ha ayudado en gran parte, también «las redes sociales han tenido un papel fundamental», señala Silvia Martín, psicóloga en un gabinete de terapia familiar y de pareja, haciendo referencia al hecho de que durante el confinamiento caras famosas comenzaron a compartir sin tapujos cómo se sentían, normalizando sensaciones, sentimientos y conductas muchas veces consideradas tabú.

Redes sociales
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El segundo motivo del aumento de la terapia en España es obvio: el confinamiento y la pandemia han provocado importantes cuadros de agorafobia, ansiedad y depresión; pero también ha puesto sobre la mesa problemas que antes ya estaban ahí pero el vivir a la carrera dejaba en un segundo plano. Sentimientos de impotencia, miedo y ansiedad llegaron con fuerza de la mano de la pandemia, pues, como señala la psicóloga Alba Hernández, «ha sido un suceso totalmente inesperado, extremo, al que no nos habíamos enfrentado nunca, abriendo la Caja de Pandora y poniendo a las personas en una situación en la que no podía controlar su entorno«.

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Sentirse abrumado por la vuelta al trabajo presencial o vivir con incertidumbre los cambios laborales son dos de los principales motivos derivados de la pandemia junto al duelo por un familiar fallecido a causa de COVID-19. Pero además, «la situación ha hecho surgir muchos síntomas y circunstancias que ya estaban latentes: falta de expectativas, ansiedad, problemas con la pareja…Dando lugar a darse cuenta de que en realidad no se estaba tan bien como uno pensaba«, añade Alba.

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Mucha gente acude a terapia porque dice no sentirse bien y no sabe por qué. Infelicidad suele ser una palabra muy repetida. Inseguridad también. El ritmo frenético de vida no nos dejaba pensar en si estábamos siguiendo el rumbo de la vida que queríamos o si éramos felices con el trabajo que teníamos. El parón derivado de la crisis sanitaria ha obligado a echar el freno, a hablar con uno mismo y pensar que el camino que seguíamos igual no estaba siendo el adecuado. Además, la muerte que ha llevado asociado el virus ha incrementado la reflexión sobre la propia vida. Resolver las crisis personales, aprender a gestionar las emociones, trabajar el estrés… de ahí que ahora más que nunca el psicólogo se haya convertido en un apoyo fundamental.

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Además, hay que sumarle el hecho de los problemas de convivencia puestos sobre la mesa durante el confinamiento. Según Silvia Martín, en su consulta de psicología familiar y de pareja ha comprobado un claro aumento de pacientes «a raíz del confinamiento por datos obvios: más tiempo en casa, más tiempo compartido, tareas diarias llevadas a cabo con mayor dificultad, el estrés de trabajar en casa al mismo tiempo y la falta de vida en el exterior». Señala la psicóloga que el confinamiento también ha revelado «lo importante que es para el bienestar estar bien de puertas para adentro con tus seres queridos«.