En nuestra búsqueda incesante de las últimas novedades en cosmética y de productos que cuiden nuestra salud, hace unos días asistimos a la presentación de lo que creemos que es una auténtica revolución en el cuidado personal. Allí estuvo Débora Ciencia quien nos recordó que nuestro olor corporal depende de nuestra microbiota: «Es como nuestro ADN; no todos olemos igual». Y añadió: «Ningún ingrediente utilizado para formular cosméticos y productos sanitarios es sospechoso de causar cáncer de mama».
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Desde tiempos antiguos, el ser humano ha buscado maneras de controlar el mal olor. Los egipcios aplicaban aceites perfumados, los romanos recurrían a baños de hierbas, y en 1888 apareció Mum, el primer desodorante moderno a base de óxido de zinc.
En los años 40 llegó el roll-on, mucho más práctico, y en los 60 irrumpió el aerosol, revolucionando la rutina diaria. Sin embargo, con el tiempo surgieron preocupaciones sobre los químicos y ciertos ingredientes de los antitranspirantes, cuestionados por su impacto sobre la piel y la salud a largo plazo.

El antiodorante el gran sustituto del desodorante
Hoy, la alternativa que marca la diferencia es un antiodorante, que actúa sobre la causa del mal olor sin bloquear la sudoración natural. De este último hay pocos en el mercado que sean tan efectivos como Noodor. Durante la presentación, nos contaron que su fórmula en crema tan sólo tiene diez ingredientes, todos ello naturales y certificados. Regula la microbiota axilar, neutraliza las bacterias responsables del olor y protege la piel frente a irritaciones. Además, puede aplicarse tanto en axilas como en pies, adaptándose a la microbiota de cada persona y ofreciendo un efecto que mejora con el uso continuado durante varios días.

¿Lo más COOL? Que funciona hasta 48 horas, incluso tras hacer deporte o ducharte, no mancha la ropa y es apto para pieles sensibles.