Últimamente las joyas están siendo objeto, no sólo de deseo, sino de observación. La aparición de referentes masculinos en el panorama de la joyería, la experimentación y diversificación de los últimos años. Por no hablar de todo el significado que encierran tras sus diseños están haciendo que cada vez más sean un elemento en el punto de mira del público más exigente. Especialmente cuando hablamos de los pendientes, el término de complemento puede acabar en un resultado bochornoso si no seguimos la guía de estilo pautada por los expertos que recogemos a continuación.
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Lo primero es el peinado
Independientemente del rostro, lo primero a tener en cuenta a la hora de elegir los pendientes es el peinado. Porque tal y como explica el director creativo de Carrera y Carrera, Daniel Calvo, «el peinado influye mucho». Peinados que dejen ver más el rostro, como los recogidos, «enmarcan el rostro de forma distinta y pueden resaltar o suavizar los rasgos, por lo que conviene armonizarlo con la forma, tamaño y estilo de los pendientes».

Recogidos
Aunque el mejor peinado para arriesgar con los pendientes son los recogidos: «estos sí que son una gran oportunidad para lucir piezas más llamativas, escultóricas o con un diseño sofisticado», subraya Calvo.

Semirrecogido
Siguiendo esta base, en caso de utilizar un semirrecogido, «funcionan muy bien los pendientes largos o medianos con movimiento”, matiza Daniel Calvo. Puesto que en estos casos, el pendiente «asoma con sutileza entre el cabello y aporta un toque de luz y elegancia sin recargar».
La forma del rostro
De igual manera que ocurre con los cortes de ropa y su emparejamiento con los diferentes tipos de cuerpo, con los pendientes ocurre lo mismo. Eso sí, con el tipo de rostro. De forma que a un perfil más afilado no le sentará bien lo mismo que a uno más redondeado.
De hecho, la importancia del rostro es tan importante que a lo largo de las diferentes sociedades y culturas podemos encontrar diferentes estudios sobre el mismo. Desde el ideal de belleza griego, no olvidemos que Bella Hadid y Angelina Jolie tienen los rostros más perfectos. Hasta la máscara de Marquardt, empleada principalmente para determinar las proporciones de la estructura facial en cirugía plástica.
De todas ellas sacamos la conclusión de que hay cinco formas principales de rostro, que Majorica describe de la siguiente manera:
- Redonda: caracterizada por ser casi tan ancha como larga, con una línea de la mandíbula suave.
- Rectangular o alargada: es una mezcla entre la ovalada y la cuadrada, pero con mayor longitud.
- Ovalada: se considera el ideal estético, ya que es equilibrada y proporcional.
- Cuadrada: destaca por tener una mandíbula y frente amplias y bien definidas.
- Diamante: angosta en la frente y la mandíbula, pero amplia en los pómulos.
Y en base a este tipo de rostro, estos son los mejores pendientes para poder sacarle partido:

Pendientes largos
Ayudan a afinar el rostro, por lo que este tipo de pendientes serán el complemento perfecto para los rostros redondeados. Provocando el efecto contrario en rostros ovalados o cuadrados, puesto que conseguirá un efecto contrario en el conjunto.

Pendientes geométricos
Por la agudeza de sus ángulos, este diseño de pendientes es recomendable evitarse en rostros más afilados o con las facciones marcadas, como puede ser un rostro rectangular. Por el contrario, irán perfectamente para personas con las facciones menos definidas y más redondeadas u ovaladas

Pendientes circulares
Uno de los principios a tener en cuenta a la ahora de elegir pendientes es evitar siluetas similares a la forma de tu rostro. Por ende, los pendientes circulares serán la mejor opción para rostros rectangulares o más afilados y no tanto en caras redondeadas
Pendientes de aro
Son uno de esos pendientes comodín que van bien en la mayoría de las ocasiones, especialmente favorecedores para rostros ovalados. También en rostros más cuadrados o con forma de diamante, puesto que ayudarán a armonizar y suavizar los rasgos
Pendiente de lágrima
Con este diseño, David Calvo lo tiene claro: «Un pendiente tipo lágrima o gota, de tamaño medio, con una caída sutil, es un clásico atemporal que estiliza y favorece prácticamente a todos los rostros. Otro clásico también son los aros medianos o pequeños, con un cuidado diseño siempre van bien con todo».
El tono de piel importa (y mucho)
Las leyes de la colorimetría también son aplicables al rostro. En este sentido, explica el director creativo de Carrera y Carrera, «los tonos dorados favorecen más a pieles cálidas, mientras que los plateados iluminan mejor las pieles frías». Aunque no es una regla universal y lo realmente importante, subraya, «es cómo se siente cada persona con ellos».
Sí que se aplica, por ejemplo, a los tonos suaves o pastel, que suelen armonizar con pieles claras, «mientras que los colores intensos, como esmeraldas o rubíes, resalta maravillosamente en pieles más oscuras o doradas».