Los relojes de bronce son mucho más que simples relojes, son una cápsula del tiempo, llena de historias y carácter. El bronce fue, en su momento, sinónimo de moneda de cambio y tuvo un protagonismo relevante en el comercio. Los relojes de bronce son la combinación perfecta entre la tradición artesanal y el diseño moderno, diseñados con una aleación de bronce especial que desarrolla una patina única con el paso del tiempo.
Sin embargo, esta cualidad no siempre se ha considerado positiva en el mercado del lujo, ya que la patina provoca rápidamente un envejecimiento a nivel visual y desde hace mucho tiempo ha existido la creencia de que un reloj debe de lucir como recién salido de la fábrica durante el mayor tiempo posible. Sin embargo, esta concepción cambió hace relativamente poco. Hoy te contamos la singularidad, el encanto y las ventajas de los relojes de bronce respecto al oro y el acero inoxidable.
El encanto de los relojes de bronce
El bronce fue desarrollado por el hombre, dando nombre a la Edad de Bronce, periodo prehistórico en el que se desarrolló la metalurgia del material, que se utilizó para construir armas, utensilios y orfebrería, a partir de la aleación metálica de cobre y estaño.
Como hemos mencionado, si bien en un principio el bronce es brillante y lustroso, conforme pasa el tiempo va oscureciendo al contacto con el dióxido de carbono y la humedad, otorgándole ese efecto envejecido y vintage. Asimismo, este material fue desarrollado 300 años antes de Cristo, y ofrece grandes ventajas contra el magnetismo.
Los relojes de bronce hacen referencia a los relojes cuya caja está elaborada con una aleación especial de bronce. Su primera aparición aconteció en 1980, fue en ese momento cuando la patina pasó de ser percibida como una debilidad a un punto fuerte, otorgando a cada pieza su propio carácter, mucha personalidad y sobre todo, encanto vintage.
Las ventajas de los relojes de bronce
Además de su aspecto envejecido y chic, los relojes de bronce tienen numerosas ventajas prácticas frente a los relojes de acero inoxidable y de oro. En primer lugar, los relojes de bronce son resistentes a la corrosión y robustos, por lo que son muy apropiados para su uso en entornos difíciles y para el día a día. Esta cualidad del bronce ya se apreciaba hace muchos años en el mundo de la navegación.
Por cuestión de lógica, no es de extrañar que tiempo después se empezasen a fabricar relojes de buceo de bronce, ya que no existía ningún material más resistente. De hecho, muchos modelos que rinden homenaje a la navegación están fabricados en bronce.
De la misma manera, los relojes de bronce también se usan en el mundo de la aviación. Y te preguntarás por qué… Debido a la ausencia de hierro, la aleación es antimagnética, una propiedad extremadamente práctica a bordo. Además, el bronce no refleja la luz.
Cómo cuidar y limpiar un reloj de bronce
Cierto es que la patina concede al reloj mucha personalidad, pero si en algún momento esta llegase a resultar excesiva, es relativamente fácil de eliminar. Incluso tú mismo en la comodidad de tu casa. Lo único que necesitas es un ácido no demasiado agresivo.
Echas zumo de limón, vinagre o bicarbonato en un recipiente con agua y sumerges el reloj, comprobando antes su hermeticidad, y voilà.