Relojes

Oro y plata para el modelo más icónico de Tudor

Foto: Tudor

No hay duda de que este modelo inspirado en los antiguos modelos de submarinismo se ha convertido en el buque insignia de la casa. El preferido de los aficionados por su diseño vintage y su buena relación calidad/precio ha llevado a la casa a engrosar la colección tanto con la incorporación de nuevas funciones (como el cronógrafo) como con materiales hasta ahora no utilizados. En esta segunda opción se enmarcan los últimos recién llegados: dos piezas en oro y plata, inéditos hasta ahora en la colección Black Bay.

Si recientemente la firma sorprendía con un Black Bay en cerámica, ahora le ha tocado el turno a estos dos nuevos modelos que harán las delicias de los más sibaritas.

Foto: Tudor

Una joya inédita en plata

Se puede decir que el Black Bay Fifty-Eight 925 es el caso más especial porque es extraño encontrar un reloj de plata. Es más, era algo inexistente en Tudor hasta la llegada de esta pieza que ha utilizado una aleación exclusiva (y secreta) que evita la oxidación y mantiene impecable el aspecto del reloj con el paso del tiempo. La pieza se combina a la perfección con el gris de la esfera y el bisel.

Foto: Tudor

Acompañado de correa de cuero, la pieza cuenta con un bisel giratorio unidireccional de plata 925 con disco de aluminio anodizado gris topo con graduación de 60 minutos y marcas y números bañados de plata.

Todo al oro

Por su parte, la caja del Black Bay Fifty-Eight 18K es de oro amarillo y 39 mm. Esfera y bisel en verde con correa de aligátor marrón y otra de tela perfecta para intercambiar, una tapa de zafiro transparente para ver el movimiento automático llega por vez primera tanto con este modelo como con el de plata.

Foto: Tudor

Al igual que el modelo de plata, esta elegante pieza cuenta con bisel giratorio unidireccional, aunque de oro amarillo de 18 quilates con disco de aluminio anodizado verde mate con graduación de 60 minutos y marcas y números bañados de oro. Perfecto para lucir elegante con un toque transgresor, el verde domina la esfera abombada así como la correa, cuya hebilla también es de oro amarillo.

Dos piezas mágicas con las que Tudor vuelve a demostrar que Black Bay es la pieza con mayúsculas de la casa.