Esta semana tuve la suerte de asistir a la presentación de esta nueva maravilla de TUDOR en un entorno inmejorable para la ocasión, un evento que se celebró en la terraza (Covid-Free) del restaurante Numa Pompilio de Madrid. Para mí, y sin hacer publicidad, la terraza más bonita de la capital y sobre todo por la noche. Una excelente velada donde tuve la ocasión de conocer de primera mano todos los detalles de este nuevo modelo Black Bay Ceramic y compartir mesa y conversación con los responsables de la marca, algunos de sus distribuidores principales, amigos y aficionados a este mundo de los relojes que nos apasiona.
Como muchos de vosotros sabéis, los orígenes de TUDOR se remontan a 1926, cuando se registró por primera vez la marca ‘The Tudor’ en nombre del fundador de Rolex, Hans Wilsdorf. En 1946, fundó la empresa MONTRES TUDOR SA para fabricar relojes con la calidad y la fiabilidad de Rolex a un precio más económico. Gracias a su robustez y su precio asequible.
La historia del reloj de submarinismo TUDOR se remonta a 1954, año del lanzamiento de la referencia 7922. Con una hermeticidad de hasta 100 metros, fue el primero de una larga línea de relojes de submarinismo. El modelo, de carácter asequible, resistente, fiable y preciso, representaba la filosofía del reloj herramienta de la marca. Este reloj de submarinismo TUDOR, durante los siete decenios siguientes a su lanzamiento, se ha sometido a mejoras constantes y ha sido aclamado de manera unánime por los profesionales del sector, así como por algunas de las fuerzas navales más importantes del mundo.
Como os voy a contar, hay muchas cuestiones novedosas y sorprendentes de este nuevo modelo, tanto a nivel estético, como a nivel técnico y a nivel tecnológico. Desde mi punto de vista, el punto de inflexión que comenzó la marca hace 10 años con el lanzamiento de los Cronógrafos Montecarlo basados en sus modelos originales de los años 70 donde fueron los primeros en rescatar el espíritu vintage de la Marca, unidos al lanzamiento de nuevos modelos de submarinismo como la línea Black Bay y Pelagos, han supuesto un relanzamiento definitivo y una apuesta decidida por Rolex de cuidar y mejorar su segunda marca con un carácter y estilo propio y con unos estándares de calidad y de diseño realmente acertados y sorprendentes.
Este nuevo modelo es un paso más en esa línea ascendente que lleva Tudor de manera imparable y decidida.
Lo primero que te atrapa cuando coges el reloj y te lo pones en la muñeca es la calidad de los acabados, es realmente extraordinaria. Uno se da cuenta que se trate de un reloj de calidad nada más verlo. La caja de 41mm del reloj totalmente acabada en negro mate cepillada de manera impecable, contrasta con los cantos pulidos de la caja en negro brillante, una novedad que confiere al reloj un aire deportivo y elegante, que es difícil de conseguir a la vez. Es un detalle pequeño, pero que salta a la vista y que confiere al reloj tal y como apuntaba al inicio un aire de máxima calidad de manera inmediata.
Posteriormente, el bisel con contador para 60 minutos también en negro muy satinado que parece gris oscuro contrasta con los números en bajo relieve de un negro mas pulido que le aportan un aire contundente en términos de robustez y modernidad. El canto del bisel estriado de manera milimétrica al estilo de los primeros pulsadores del primer modelo del Tudor Montecarlo y los primeros rolex daytona con pulsadores de rosca llamados entre los aficionados ‘mille righe’ (por la miles de pequeñas estrías alrededor de los mismo),es otro gran acierto, sin duda.
La corona del reloj sigue la línea de los black bay con el logotipo original de la marca, la rosa tudor, grabada en bajo relieve y no, el escudo actual, símbolo de la marca desde hace ya 5 décadas. Otro guiño a los primeros modelos de submarinismo de la marca.
La esfera del reloj, negra con el escudo, la marca y la calificación de la maquinaria escrito en letras grises, en vez de en blanco o dorado que suele ser lo normal en esta línea, confieren al nuevo Black Bay ese aire misterioso y deportivo. Los índices luminiscentes redondos en blanco y las agujas iguales que las que llevaban los Tudor Submariner de los años 70 apodados ‘snowfake’ por parecerse a copos de nieve más bien romboidales y cuadrados que a las agujas mercedes que llevaban los Submariner de la marca matriz, Rolex .
Otra de las curiosidades de este modelo es el fondo a vista para apreciar el nuevo calibre a través de un cristal de zafiro. No recuerdo ningún modelo de ninguna marca hasta la fecha que se haya atrevido a poner un cristal en el reverso de un reloj de submarinismo con el que puedes alcanzar una profundidad de 200M. El Calibre de Manufactura MT5602-1U, que da vida al Black Bay Ceramic, ofrece funciones de horas, minutos y segundos. Presenta el acabado típico de los Calibres de Manufactura de TUDOR, pero es totalmente negro, en línea con el aspecto general del reloj, y realza su rendimiento característico. Su rotor troquelado en tungsteno monobloque negro está satinado con detalles pulidos a chorro de arena, mientras que los puentes y la platina alternan superficies arenadas y decoraciones láser.
Otra nueva innovación de este modelo, el primer submariner esqueleto que se ha lanzado.
Por último, una correa híbrida de cuero y caucho, negra, por supuesto, con un motivo «Snowflake» en el interior y un cierre desplegable, así como una correa de tela negra con una banda crema, completan la discreta estética en color negro de este modelo.
Las especificaciones técnicas y tecnológica, merecen un capitulo aparte:
El Black Bay Ceramic ejemplifica a la perfección el dominio de TUDOR de una de las normas más exigentes del sector en cuanto a cronometría y la resistencia a los campos magnéticos. Este modelo Black Bay, sometido a las pruebas del Instituto Federal de Metrología suizo (METAS), representa mejor que ningún otro el lenguaje de la estética de la alta tecnología. Sus elementos cerámicos en color negro mate y su Calibre de Manufactura negro acentúan el excepcional rendimiento del Black Bay Ceramic.
Este modelo ha sido objeto de una serie de pruebas de carácter riguroso para alcanzar la categoría ejemplar de Master Chronometer. Se trata de la primera aplicación de este alto nivel de exigencia a un modelo de la colección TUDOR. Esta certificación, que exige un número considerable de evoluciones del Calibre de Manufactura TUDOR, permite a la marca ofrecer la acreditación por parte de un organismo independiente, confirmando la excelente calidad de sus relojes.
La certificación Master Chronometer del METAS es integral y cubre las principales características funcionales de los relojes, como la precisión, la resistencia a campos magnéticos, la hermeticidad y la reserva de marcha. Sus normas son increíblemente exigentes, empezando por la precisión. Para obtener la certificación, los relojes deben funcionar dentro de un intervalo de variación diaria de cinco segundos (0 +5), es decir, cinco segundos menos de lo que permite el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) (-4 +6) en un único movimiento y un segundo menos que la norma interna de TUDOR, que se aplica a los modelos de la marca con Calibre de Manufactura (-2 +4). La certificación también garantiza la precisión de la hora cuando el reloj se somete a campos magnéticos de 15 000 gauss. Nos acordamos que el famoso modelo de Rolex ‘milgauss’ resiste justamente 1.000 gauss. Además, por último, garantiza que la hermeticidad declarada por el fabricante cumpla la norma 22810:2010 de la Organización Internacional de Normalización (ISO), al igual que la reserva de marcha de cada reloj Master Chronometer.
Asimismo, cabe mencionar que hay dos requisitos que cumplir para optar a la certificación: la manufactura suiza debe cumplir los criterios Swiss Made y el movimiento debe estar certificado por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC).
Esta certificación super exigente ha obligado a someter al modelo a la siguientes pruebas para optar a la certificación Master Chronometer, obtenida por el Black Bay Ceramic:
- Swiss Made.
- Certificación por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC).
- Precisión a dos temperaturas, en seis posiciones y con dos niveles distintos de reserva de marcha: 100% y 33%.
- Funcionamiento correcto bajo un campo magnético de 15’000 gauss y sin variación de la precisión tras esta exposición.
- Hermeticidad a 200 m con arreglo a la norma ISO 22810:2010.
- Reserva de marcha de 70 horas.
Ya para terminar nuestro recorrido, Tudor vuelve a ser pionera en este capítulo, en el cual estoy seguro que marcará tendencia. La tarjeta de garantía del reloj viene dotada con chip, que permite al propietario y a la marca a través de una aplicación móvil, conocer en todo momento el estado del reloj, sus revisiones etc, así como los datos exactos de las pruebas con las que tu reloj ha obtenido la certificación de Master Chronometer.
Creo que podría ser el primer paso para poner un microchip dentro de los relojes para detectar en caso de robo o de extravío su localización inmediata…ahí dejo la idea…