Sotheby’s subasta el reloj de Cartier inspirado en el París-Dakar
La historia del mítico e icónico reloj Cartier Cheich comenzó en el famoso rally París-Dakar (ahora conocido como el Rally Dakar). Gaston Rahier, histórico motociclista búlgaro, recibió como premio ese magnífico cronógrafo tras ganar por segundo año consecutivo esa ardua carrera. Ese reloj de Cartier fue fabricado en primicia para la competición y, en exclusiva, para una leyenda como Rahier. La pieza cuenta con un diseño de caja que imita la tela —o ‘cheich’— que los exploradores del desierto llevan para protegerse del sol. Tras casi 40 años sin saber nada de su paradero, Sotheby’s París subasta el cronógrafo Cheich.
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Este reloj de Cartier fue el resultado de una asociación entre el entonces director general de Cartier, Alain Dominique Perrin, y Thierry Sabine, el fundador del París-Dakar. El cronógrafo Cheich se creó para premiar al ganador de la carrera. Sin embargo, ambos añadieron una condición: para obtener el reloj, los pilotos debían ganar la carrera dos veces seguidas utilizando la misma clase de vehículo.
A diferencia de otros relojes, Cartier se inspiró en la insignia de París-Dakar de forma mucho más original y espectacular. En lugar de grabar la marca en el fondo de la caja, la firma relojera convirtió todo el reloj en el logotipo de la carrera: una persona que lleva un ‘cheich’ (el pañuelo que se coloca alrededor de la cabeza para protegerse del sol y la arena).
El Cartier Cheich cuenta con todas las capas, pliegues y detalles de la tela hechos en una combinación de oro blanco, amarillo y rosa. Los minuciosos pliegues parecen que podrían empezar a ondear con el viento. Este reloj lleva ese efecto a su máxima expresión y precisión. El cronógrafo tiene lo que los coleccionistas y amantes de los relojes llaman «presencia en la muñeca».
Únicamente existen cuatro relojes Cartier Cheich. Uno de ellos, se rumorea que fue entregado a Hubert Auriol a principios de los años 80, y que ahora se considera perdido, es más un mito que una realidad palpable.
Los otros dos pertenecen a Cartier, que pretende conservarlos de forma permanente en su colección. El reloj que se subasta, procedente directamente de la herencia de Gaston Rahier, se presenta como el único que un coleccionista puede poseer.
Sotheby’s París estima que este cronógrafo podrá alcanzar un valor máximo de 400.000 euros. Sin duda, la historia y características únicas de este Cheich, harán que su valor se acerque a la cifra más alta.