Joyas

La historia de los fantásticos diamantes amarillos de Graff

Foto: Graff

«Somos afortunados de haber descubierto, cortado, pulido y engastado muchos de los mejores diamantes jamás certificados, cada uno de los cuales es un testimonio de la pasión y la artesanía de nuestros artesanos» explica Laurence Graff. Y con esta declaración de intenciones nos adentramos en el mundo de la joyería Graff -fundada en 1960 y una de las que tiene más renombre en el mundo- y sus fastuosos diamantes amarillos. Si hay quien piensa que el amarillo da mala suerte, está equivocado. Estos fantásticos diamantes merecen mucho la pena, sobre todo por su color.

Foto: @graff
Foto: @graff

Para hablar de diamantes amarillos, de su origen y de sus características, nada mejor que preguntarles a ellos: «Hay que explicar que los diamantes de colores son una rareza particular, tan solo es así una de cada 10.000 piedras, por lo tanto, son muy  preciados». Por lo tanto, esto le da muchísimo más valor. Laurence Graff se siente muy halagada de trabajar con este tipo de piedras: «La oportunidad de dar forma a un diamante de un color tan raro y vívido como este, es un honor que va más allá de las palabras».

Foto: @graff

 

Foto: @graff

Además, el amarillo está ligado con la originalidad, con la alegría, con la inteligencia… ¿Puede haber un color mejor para un diamante? Y sí, ahora desde Graff trabajan pocos, pero ya tienen experiencia pero… ¿Cuál fue el primero? Hay que remontarse a 1867, cuando encuentran el Diamante Eureka. Un chico de unos quince años llamado Erasmus Stephanus Jacobs, que vivía junto a su familia en Sudáfrica, en Cabo Norte, encontró una piedra en el río Orange. No se sabe bien la historia… Pero se acabó vendiendo 500 libras y se dijo que era el primer diamante de Sudáfrica, lo que provocó, como bien sabemos, la fiebre de los diamantes en el país.

Foto: @graff
Foto: @graff
Foto: @graff

Y sí, ese diamante era amarillo. Graff ha trabajado con otras tantas piedras fantásticas que también merece la pena describir, para entender aun más la importancia de Graff en el mundo de la joyería. The Star of Bombay era un diamante amarillo, con 47,39 quilates, que fue adquirido por el británico Laurence Graff en 1974. Como te puedes imaginar, es el fundador de la marca. No solo lo adquirió también lo cortó y lo pulió. Junto a ese Delaire Sunrise, una piedra de 118,08 quilates certificado «como el diamante de talla esmeralda cuadrada Fancy Vivid Yellow más grande del mundo», presumen desde Graff.

Foto: @graff

Es decir, que la historia de Graff con los diamantes amarillos viene de lejos, presumen encontrarlos por todo el mundo y de pulirlos como nadie, y diseñan maravillosos joyas en las que el diamante amarillo reluce sin tener que hacer nada. Por eso sus diamantes son amados por todo el mundo. El color del narciso está de moda en la industria. Y en las joyas también.

Foto: @graff