Lo dice cualquier experto: la colección Portugieser es la más emblemática de IWC Schaffhausen, son sus relojes más representativos y cuentan con una colección de piezas compuestas por la más alta relojería. «Ninguna otra familia de relojes IWC integra tantas proezas técnicas», explican desde la marca. Así que sí, es uno de sus emblemas. Igual que las firmas de lujo cuentan con sus accesorios o su prenda estrella, en el mundo de los relojes ocurre exactamente lo mismo. Vamos a conocer a su historia y cuáles son esas proezas técnicas, además de todos modelos que han sido surgiendo en la colección. Merece la pena conocerlos, seguro.
«A petición de dos comerciantes portugueses, IWC construyó en los años 30 un gran reloj de pulsera con la precisión de un reloj de bolsillo. Con este fin, IWC utilizó los movimientos de reloj de bolsillo calibre 74 y calibre 98», explican desde la casa. «Cuando se consiguió, consiguiendo un llamativo reloj de pulsera, se lanzó en 1939«. Como suele ocurrir con los aniversarios, en el 125 de la firma, en 1993, surge una edición limitada de este modelo, un poco más grande y con algo diferente respecto al original: el movimiento era visible a través de un fondo de cristal de zafiro, transparente, por supuesto. Un año más tarde, hay un nuevo hito en la colección: aparece el Portugieser Repetición de Minutos.
En 1995, otro hito, otro lanzamiento. «Un reloj que nunca antes había existido, ni siquiera en ese momento», con esa frase lanzan el Portugieser Chrono-Rattrapante, por primera vez -y así lo explican- un Portugieser y un cronógrafo ocupaban la misma casa. En el año 2000, para conmemorar el milenio -porque cualquier excusa es buena-, otro lanzamiento: el Portugieser Automático 2000. ¿Novedades técnicas? El calibre 5000 cuenta con una reserva de marcha de 7 días, y no solo eso, está equipado con el sistema de cuerda Pellaton. En 2003, Portugieser Calendario Perpetuo, en 2004 Portugieser Tourbillon Mystère -«con la complicación más clásica del mundo de la relojería, el tourbillon»-. Vamos un poco más adelante en el tiempo, porque en 2010 lanzan el Portugieser Yacht Club Cronógrafo, el más deportivo de la colección. Como el Yacht Club, de 1967, ha sido uno de los modelos más exitosos de IWC, decidieron unir dos conceptos.
Seguimos avanzando en el tiempo: Un año más tarde surge el Portugeiser Sidérale Scafusia, un lanzamiento que revolucionó el mundo de la relojería, porque de alguna manera, este modelo simboliza una década de trabajo, experiencia y desarrollo por parte de un equipo de ingenieros, científicos, relojeros… «Es el reloj más complejo y exclusivo que jamás había fabricado IWC», describen desde la casa. En 2015, 75 aniversario del reloj, surge el modelo Portugieser Calendario Anual de ese año y encontramos tres ventanas separadas para para el mes, la fecha y el día. Respecto a los ajustes manuales, solo un año al año. Solo un toque anual.
Llegamos al final de la colección, hasta ahora, pues no ha habido nuevos lanzamientos aunque nunca se sabe. En 2018 lanzan el Portugeiser Tourbillon Fuerza Constante Edición «150 años». Un reloj de platino del que solo había quince modelos en el mundo, y cuenta con algo interesante en el mundo de la relojería: un tourbillon de fuerza constante. ¿Otro detalle? Solo necesita un ajuste de un día… Cada 577,5 años. Ahí es nada. Y el último de la colección, lanzado en 2020 es Portugeiser Yacht Club Moon & Tide. «Este lanzamiento ha supuesto para nosotros un punto culminante en el apartado técnico. Presentamos por primera vez la indicación de las mareas». Sí, encontramos un apartado, justo en la zona de las 6, que dice cuándo sube y cuándo baja la marea. Y a las 12, las fases de la Luna.
En definitiva, es un modelo de enormes características técnicas, un reloj bello modelo tras modelo, que ya cuando nació en los años 30, fue un adelantado a su época. Es una de esas colecciones que pasan a la historia de la relojería y que siempre es bueno conocer su historia. Aunque eso sí, ojalá tener cada uno de los relojes de la colección, ¿no?