Relojes

La artesanía que hace que los relojes funcionen durante generaciones

Foto: Rolex

Ya estén buceando, escalando una montaña o dando la vuelta al mundo en viaje de negocios, los propietarios de un reloj IWC, un Rolex o un Patek Philippe están seguros de algo: no importa lo difícil que se pongan las cosas, tienen un reloj que les durará toda la vida. Sin embargo, un reloj que se lleva siempre puesto tiene que soportar de todo: choques, golpes, sudor, salinidad y cambios de temperatura. Y como si esto fuera poco, también está la tensión que soporta un mecanismo diseñado para funcionar continuamente 24 horas al día todos los días del año.

Foto: IWC

Por todo ello, con el paso del tiempo es inevitable que las piezas sometidas a una gran fricción empiecen a mostrar señales de desgaste. Así lo explican desde IWC: «Para seguir funcionando perfectamente con la máxima precisión durante muchos años, un reloj, al igual que cualquier otro aparato mecánico, necesita un mantenimiento periódico». Repasamos cómo es la artesanía relojera de Rolex, Patek Philippe e IWC y analizamos los mantenimientos que precisan.

Para un reloj valioso, el mantenimiento es como una sesión de spa

Foto: Rolex

IWC

Si lo piensas, ¿cuántas veces a la semana tienes que poner a cargar tu móvil?, o ¿cada cuánto el portátil?. Todos nuestros aparatos electrónicos requieren de una recarga diaria, por eso, parece increíble cuánto puede seguir funcionando perfectamente un movimiento de relojería mecánico sin necesidad de ningún tipo de intervención.

Foto: IWC Portofino Automatic Day & Night 34 (Ref. IW459801)
Foto: IWC Portugieser Tourbillon Rétrograde Chronograph Boutique Edition (Ref. IW394005)

Solo se necesita un mantenimiento completo una vez cada 5 años aproximadamente. El relojero empieza desmontando el mecanismo de movimiento en sus componentes individuales, verifica minuciosamente cada pieza, limpia el polvo acumulado y los residuos de lubricante, y luego vuelve a montarlo todo. Las piezas desgastadas o defectuosas son reemplazadas.

Foto: IWC Top Gun (Ref. IW389105)

Después de lubricarlo con sumo cuidado, el reloj se reinicia, la precisión del movimiento se comprueba minuciosamente y, si es necesario, se ajusta el escape. El relojero también se asegura de que las complicaciones, como el cronógrafo o el calendario perpetuo, funcionan a la perfección.

Foto: IWC

Rolex

Una vez que se lleva el reloj a una boutique Rolex, este se examina minuciosamente por un relojero, que estima las operaciones que hay que realizar y establece un presupuesto. Una vez aceptado, comienza el servicio de mantenimiento. El movimiento, todavía coronado por la esfera y las agujas, se extrae de la caja, de la que se ha desprendido previamente el brazalete. Movimiento, caja y brazalete van a seguir caminos diferentes durante el proceso de mantenimiento, antes de volver a ensamblarlos al concluir el servicio.

Foto: Rolex

El movimiento se desmonta por completo y todos los componentes se examinan con atención. Los que no cumplen con los criterios de Rolex se sustituyen sistemáticamente. Posteriormente, todos los componentes se lavan en una máquina de ultrasonidos mediante un baño que elimina la más mínima impureza. Se secan, y a continuación el movimiento se vuelve a ensamblar por completo y se lubrica. El relojero ajusta una primera vez el movimiento de acuerdo con los criterios de la marca.

Foto: Rolex

La caja se desensambla por completo y la carrura, el bisel, el fondo y el brazalete se pulen o satinan, en función del acabado original. Estas sutiles operaciones exigen destreza y delicadeza. Una vez reavivados y limpios, los elementos de la caja se vuelven a ensamblar y las juntas de hermeticidad se reemplazan. Se pone a prueba la hermeticidad de la caja.

El movimiento, sobre el cual se han vuelto a montar la esfera y las agujas, se recoloca en la caja después de que el relojero haya efectuado un riguroso control técnico y estético de todos los elementos y se evalúa una vez más la precisión cronométrica. A continuación, el relojero enrosca el fondo de la caja y entonces el reloj se pone a prueba, al menos durante 24 horas. Esta prueba, propia de la marca, permite verificar el buen funcionamiento de su movimiento.

Foto: Rolex
Foto: Rolex Submariner

Por último, la hermeticidad del reloj se controla con ayuda de una prueba realizada en el agua bajo presión y, a continuación, se vuelve a montar el brazalete en la caja.

Foto: Rolex Oyster Perpetual Yacht-Master II

Patek Philippe

Un relojero necesita entre una y dos horas para desmontar las 150 piezas o más de un reloj simple (sin complicaciones). Los problemas se identifican durante esta operación. Una vez desmontados, los componentes se lavan con el fin de eliminar las partículas microscópicas y los eventuales residuos de lubricante.

Foto: Patek Philippe
Foto: Patek Philippe

El ciclo de limpieza de la caja y del brazalete metálico se realiza sistemáticamente, ya que permite eliminar todos los residuos. Esta operación es indispensable en caso de pulido para evitar marcas en la materia durante la operación.

Foto: Patek Philippe

El pulido puede ser ligero o necesitar una intervención en varias fases y mediante técnicas distintas. El pulido tradicional se realiza a mano y requiere una técnica denominada ‘al vuelo’, cuyo dominio necesita una gran experiencia, un excelente tacto y reflejos rápidos. Cabe señalar que a lo largo de la vida de un reloj solo se puede efectuar un número limitado de pulidos.

Foto: Patek Philippe
Foto: Patek Philippe

Al terminar las intervenciones en la caja se efectúa un control final. Además, en los relojes herméticos también se efectúa un control de hermeticidad.

Foto: Patek Philippe

Por su parte, el relojero procede al ensamblado del movimiento en un entorno limpio y sin polvo. El ensamblado de los componentes se debe realizar en una secuencia perfectamente definida para cada modelo, e incluye varias etapas y la lubricación de componentes específicos. Los ajustes se llevan a cabo durante y después del ensamblado para asegurar un funcionamiento y una precisión acordes con las especificaciones.

Foto: Patek Philippe

Seguidamente se colocan la esfera y las agujas, y por último se pone el movimiento en caja. A continuación, se somete al reloj a un examen de calidad que incluye controles técnicos y estéticos. Este proceso puede durar hasta 14 días.