Los coches clásicos son una forma de inversión en el mercado, siempre y cuando conserves dichos vehículos en buenas condiciones. Al contrario que lo sucedido sale del concesionario, los llamados coches originales ganan valor por su buena conservación. En el mundo actual estamos acostumbrados a lo rápido, vehículos fabricados en masa donde hay producción de millones, mientras que los clásicos, representan el elemento de la artesanía del pasado. Las casas de motor británicas, alemanas e italianas se colocaban en cabeza en cuanto a coches exclusivos se refería y, en la actualidad, sus propietarios pertenecen a los clubes más exclusivos del mundo. Estos modelos son tan escurridizos como especiales y cuando se subastan, pueden llegar a alcanzar los millones de euros, su precio no tiene límite. La persona que veas al volante de estos bólidos significa que no sólo tiene el poder adquisitivo para ello, sino que tiene el estilo para llevarlo y valora lo suficiente los coches de coleccionista.
Estos coleccionistas deben de seleccionar bien el vehículo para que su inversión sea la correcta y ese vehículo la pueda conservar de forma efectiva, con el objetivo de rentabilizarla en un futuro. Por ello, os mostramos los coches clásicos dignos de invertir y que crearán la colección perfecta.
Aston Martin DB5 1964
Uno de los coches más famosos de la historia del motor, gracias al conocido personaje de cine James Bond y el cantante de The Beatles, Paul McCartney. Después de tantas décadas sigue siendo uno de los vehículos más deseados, ya que a cualquier coleccionista le encantará sentir que, al volante, se encuentra en una película de espías. Su motor era el mismo que se empleó en su modelo anterior, el DB4 Vantage. Este tenía 6 cilindros y 3,7 litros de cilindrada y evolucionó aumentando la cilindrada a 4,0 litros.
Además, contaba con unos buenos carburadores de la marca Skinnners Union (SU). Gracias a estas mejoras, el motor era capaz de desarrollar 282 CV a 5500 rpm. El DB5 Coupé tenía una velocidad de 145 mph (233 km/h) con una aceleración de 0 a 60 mph (0 a 97 km/h) de 7,1 segundos. Su exclusividad se debe a que, en la época, la casa británica sólo lanzó 25 unidades a la venta, por un precio de 4 millones de dólares. Eso, conjuntado con sus implementaciones tecnológicas, marcó un gran hito en la época, digno de un coche exclusivo de alta gama.
Ferrari 250 GTO 1962
Lo denominan el diamante de la casa italiana. Un coche nacido para las carreras, creado por Enzo con el único objetivo de demostrar al mundo que era y seguiría siendo el fabricante de coches más importante del mundo. El 250 GTO llegó en 1962 y dejó de fabricarse en 1964, con una producción muy limitada y un palmarés deportivo inmejorable.
Para el motor, los ingenieros se decantaron por el V12 Colombo de 3 litros, utilizado en el 250 Testa Rossa, que contaba con seis carburadores Weber y una potencia de 300 caballos, enviados a las ruedas traseras a través de un cambio manual de cinco velocidades. Actualmente, es uno de los coches clásicos que más caros se han vendido, ya que se ha llegado a subastar por 45 millones de dólares.
Jaguar E-Type 1961
En el Salón de Ginebra de 1961, se presentaba un coche que iba a marcar a la sociedad de la época y llegaría a ser reconocido por el propio Enzo Ferrari como uno de los vehículos más bellos de la época. Su producción fue muy limitada, ya que sólo se lanzaron a producción 80.000 ejemplares y se vendieron en un abrir y cerrar de ojos.
Su carrocería se forma por líneas curvas con un enorme capó que dejaba espacio al motor de 6 cilindros con doble árbol de levas en cabeza de la familia XK que lucía ya las últimas evoluciones en materia de culatas, carburación y cilindrada, que llegaba hasta los 3,8 litros. Sus 265 CV lo convertían en un coche que no perdía de vista modelos con precios mucho más elevados como Ferrari o los mismísimos Aston Martin. Uno de los coches que ha recibido los laureles más preciados.
Porsche 911 – 1963
Nacido como sucesos del Porsche 365, este bólido ya nació en el año 53, en el Salón del Automóvil de Fráncfort, donde fue presentado bajo el nombre de 901. Si, su denominación original era así, pero Peugeot, tenía registrado el modelo 901, por lo que la casa alemana tuvo que alterar la numeración y cambiarla a 911, comenzando la historia de un mito.
Desarrollaba 130 caballos y gracias a su reducido peso, alcanzaba 210 kilómetros por hora y la potencia se enviaba al eje trasero, con una velocidad de 210 km/h, bastante considerable para la época, así que todos los Porsche 911 equipaban frenos de disco en las cuatro ruedas. A partir de este modelo, el clásico ha ido evolucionando hasta llegar a ser un icono.
Mercedes 300SL Gullwing 1954
El popularmente llamado “alas de gaviota”, fue el primer coche con las puertas en apertura superior del mercado. Uno de los vehículos icónicos de la marca alemana, se fabricó entre 1954 y 1957 y equipa una mecánica de seis cilindros en línea, con 3,0 litros de cilindrada e inyección directa mecánica.
El propulsor desarrolla una potencia aproximada de 215 CV y está asociado a una caja de cambios manual de cuatro velocidades. La velocidad máxima del vehículo alemán alcanza los 260 km/h, una marca muy elevada para un vehículo de serie en su época. Todo un referente que se ha llegado a vender por 8 millones de euros.