El añil se apodera del nuevo Rolls-Royce Cullinan
1904 fue el año en el que se creó la electrónica, y el diodo fue el primer componente electrónico descubierto. Este elemento fue el punto de partida para el desarrollo de la telefonía, los ordenadores o el clásico fax. Otro gran hito, en ese año, surgió y revolucionó el mundo del motor de la mano de su creador, Henry Royce, apoyado por el aristócrata Charles Rolls, propietario de un concesionario de vehículos de origen francés. Su historia continuó hasta día de hoy, cuando la casa británica es un referente mundial. Su estatus sigue creciendo y, cada vez, lleva la exclusividad a un nivel mayor, ¿su último hito?, el Rolls-Royce Cullinan Black Badge Blue Shadow.
Este Cullinan Blue Shadow de Rolls-Royce toma inspiración de la línea de Kármán, un concepto que hace alusión al límite simbólico entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior, que se sitúa aproximadamente a unos 100 kilómetros sobre el nivel del mar.
A la marca no le gustan las siglas SUV y prefieren denominarlo como todoterreno y, además, le añaden la etiqueta deportiva, convertido en noticia con una edición limitada a solo 62 unidades que refuerzan sus dos cualidades más notables, el lujo y la deportividad. El exterior está bañado en un color especialmente desarrollado para esta ocasión en concreto, el bautizado como Azul Stardust, destacando el acabado en negro con aire satinado de la parrilla vertical y la misma terminación en color gris de las tomas de aire del parachoques. La famosa estatuilla del frontal, llamada Espíritu del Éxtasis, se ha fabricado en titanio impreso en 3D y tintado en azul.
En el habitáculo, tanto el salpicadero como los paneles de las puertas están acabados en un degradado de negro a azul, de la zona inferior a la superior, para cuyo efecto Rolls-Royce utiliza cinco tonos de pintura dispuestos en seis capas diferentes. Por supuesto, la marca ha desarrollado también una versión especial de su techo estrellado o ‘Starlight Headliner’, que en este caso incluye la luna, con sus cráteres. El diseño, según la firma, requiere 250.000 puntos de costura y dos días de trabajo, además de 799 LED de color blanco y otros 384 azules. En cuanto a los asientos, gozan de perforaciones en la tapicería de cuero que crean un patrón de diseño inspirado también en la vista de la Tierra desde el espacio. Cada asiento tiene más de 75.000 perforaciones, hechas a mano por un artesano.
El apartado mecánico del diseño no ha cambiado, ya que querían conservar la esencia interior del Cullinan Black Badge. Mantiene su imponente motor V12 de 6.75 litros biturbo y con una potencia máxima de 600 CV y 900 Nm con la que es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 4,9 segundos y alcanzar una velocidad máxima de 250 km/h. Por supuesto, no conocemos su precio, pero si estás interesado, hemos de decirte que no queda ni una de las 62 unidades que se fabricarán, todas ya vendidas.