Carlos Muñecas desvela el ritual del vermut castizo: «Con hielo, una rodaja de naranja y una gilda»
Hay un instante del día en el que el reloj parece detenerse. El sol se cuela entre los toldos de las terrazas, las conversaciones se entrelazan en torno a unas aceitunas y el cristal del vaso brilla bajo un tono rojizo inconfundible. Es la hora del vermut, ese momento que no se mide en minutos, sino en compañía. Un gesto tan simple como eterno: abrir el apetito, pero también abrir un paréntesis. Para entender sobre este ritual (porque en España lo es), hablamos con un experto.
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«El vermut más que una bebida, se ha convertido en un ritual social que invita a la pausa, a compartir y a disfrutar de la compañía», explica Carlos Muñecas, fundador y CEO de Vermut Zarro, la marca madrileña que lleva más de medio siglo acompañando esta costumbre. Lo dice con la naturalidad de quien ha crecido entre tabernas y grifos de vermut, testigo de cómo un hábito cotidiano se transformó en un símbolo de identidad.
El renacer del vermut: un brindis por la pausa más española
El vermut, ese vino macerado con hierbas aromáticas que combina dulzor y amargor con precisión casi alquímica, tiene raíces profundas en Europa, pero en España echó su ancla en ciudades como Reus o Huelva, hacia 1870. «Fue entonces cuando comenzó a popularizarse, especialmente el vermut de grifo», recuerda Muñecas. En las tabernas, cada casa tenía su propia fórmula artesanal, y los parroquianos sabían distinguir el sabor de cada barrio.
«El vermut más que una bebida, se ha convertido en un ritual social que invita a la pausa, a compartir y a disfrutar de la compañía»
El concepto de vermut de grifo se acuñó oficialmente en los años sesenta. Zarro nació en 1968 con una idea sencilla y revolucionaria: llevar esa misma experiencia de la taberna al hogar. «Nuestro objetivo siempre ha sido que se pueda disfrutar en casa de la misma experiencia que ofrece el bar de toda la vida», cuenta su fundador. Una ambición que resume la esencia de todo el movimiento vermutero: democratizar el placer del aperitivo sin perder la autenticidad.
Una pausa que atraviesa generaciones
Durante décadas, el vermut fue el preludio de las comidas familiares de domingo, el aperitivo de los padres y abuelos. Pero en los últimos años, la bebida ha regresado con fuerza, reconquistando a quienes buscan algo más que un cóctel: una manera de reconectar con lo auténtico.
«Este resurgir está muy ligado a ese deseo de volver a lo tradicional, de reconectar con nuestras raíces», afirma Muñecas. Lo que antes era una costumbre casi olvidada, hoy es un ritual redescubierto por los más jóvenes, que lo integran en el tardeo, el afterwork o incluso en coctelerías de moda. Porque, como añade el fundador de Zarro, «es una forma de mantener vivas nuestras costumbres».
«El resurgir del vermut está muy ligado a ese deseo de volver a lo tradicional, de reconectar con nuestras raíces»
El éxito del vermut en esta nueva etapa tiene mucho que ver con su versatilidad y su carga emocional. No es sólo una bebida: es un código cultural.
En España, la hora del vermut marca un ritmo propio, ese momento previo al almuerzo en el que todo el mundo parece tener tiempo para parar. Como dice Muñecas, «darle un día al aperitivo es una manera de reivindicar la importancia de parar, disfrutar y saborear lo auténtico».
El carácter español del vermut
Aunque Italia y Francia presumen de tradición vermutera, el carácter del vermut español es único. «Mientras que el italiano suele ser más amargo y especiado, y el francés tiende a ser más seco y delicado, el vermut español destaca por su equilibrio entre dulzor y amargor, con una personalidad más redonda y accesible», explica Muñecas.
Esa mezcla armónica de sabores refleja el espíritu mediterráneo: sociable, cálido, espontáneo. Y en el caso de Madrid, donde nació Zarro, el vermut se funde con la esencia castiza. «Somos el vermut de Madrid por excelencia: nacimos en las tabernas madrileñas y hemos acompañado durante décadas a quienes disfrutan de la auténtica hora del vermut«, añade.
«Somos el vermut de Madrid por excelencia: nacimos en las tabernas madrileñas y hemos acompañado durante décadas a quienes disfrutan de la auténtica hora del vermut«
Del pasado al futuro
El vermut ha pasado de ser una reliquia de abuelos a una bebida de culto contemporánea. Se sirve con hielo y rodaja de naranja en las terrazas más clásicas, pero también aparece reinterpretado en barras de coctelería de autor. «Hoy, el vermut no sólo está presente en la clásica hora del aperitivo, sino también en el tardeo, el afterwork e incluso en la coctelería», explica Muñecas.
«Hoy, el vermut no sólo está presente en la clásica hora del aperitivo, sino también en el tardeo, el afterwork e incluso en la coctelería».
«La gilda está más de moda que nunca y nos encanta porque es el aperitivo perfecto para acompañar un vermut rojo».
En un país que a veces corre demasiado, el vermut recuerda la importancia de detenerse. Quizá por eso, como asegura su fundador, «disfrutar del aperitivo es celebrar nuestra forma de entender la vida». Un gesto sencillo que resume una filosofía entera: disfrutar del momento, sin prisa, con buena conversación y un vaso que nunca se sirve de cualquier manera.
Porque en cada sorbo de vermut late algo más que vino y botánicos: late una historia colectiva, un ritual que ha sobrevivido al paso del tiempo y que sigue invitándonos, generación tras generación, a brindar por lo verdaderamente importante: el placer de parar.