Este verano estamos viendo una gran cantidad de exclusivos destinos, a través de las redes sociales, y las caras conocidas nos descubren estancias remotas que nos provocan curiosidad. Las islas paradisíacas se posicionan entre las ubicaciones más populares, regalando la posibilidad de sumergirse en un ambiente de lujo en medio del océano. El claro ejemplo son las Maldivas, un edén que ofrece una experiencia incomparable y ha resultado ser el destino escogido por Tamara Falcó e Íñigo Onieva, de nuevo, para pasar sus últimos días de vacaciones. Sobre estas líneas, descubrimos el exclusivo hotel en el que se alojan.
El verano de la pareja nos ha mostrado un camino que ha ido entre París, las Seychelles y, ahora, las Maldivas, un viaje idílico digno de dos enamorados. Su agenda de las últimas semanas nos ha dejado muchas recomendaciones, entre restaurantes, lujosos hoteles, playas paradisiacas o paisajes dignos de postal en los que poder ver el atardecer desde un lujoso yate. La última parada ha sido en uno de los hoteles más selectos de la zona, el hotel Amilla, que se puede describir como un espacio altamente personalizado.
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Ubicado en una isla del atolón Baa, el complejo ofrece una cantidad de villas que presumen de gran privacidad, además de unas singulares vistas a sus aguas cristalinas, un frondoso espacio verde y varios kilómetros de playas de arena blanca. Es uno de los destinos favoritos de Tamara Falcó, puesto que sus vacaciones en los dos años anteriores también tuvieron lugar en las islas, buscando un solo objetivo: privacidad.
Fiel a su paisaje y la cultura local, Amilla Maldives Resort and Residences, que forma parte de Small Luxury Hotels of the World, es una inmersión en la vida y el mundo natural de Maldivas. La villa en la que se ha alojado la pareja goza de tranquilidad y gran espacio, ya que cruzar sus puertas supone adentrarse a un mundo paralelo, donde el silencio reina y los detalles nos regalan ese punto exclusivo y de lujo. Un resultado que desdibuja los límites entre la villa, la playa privada de arena blanca y el océano, con un coste de 4.000 euros la noche, según marca la web del hotel.
Lo primero que observamos es una entrada individual a la villa, con la privacidad como protagonista. Cruzando sus puertas se revela un interior con varias estancias que se complementan entre sí, y la decoración en madera hace que el lugar se mimetice con el entorno natural.
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Comenzamos con una colorida zona de estar, desde la que se visualiza la piscina y playa privada, además de unas vistas inigualables a la infinidad del océano. La zona de descanso, colindante a esta, destaca por tener una cama king size, desde la que te puedes levantar con los primeros rayos de sol atravesando sus grandes ventanales.
En una estancia colindante descubrimos un amplio baño para dos personas diseñado en clave de lujo. Decorado en un gris neutro, encontramos una ducha y dos lavabos con espejos retroiluminados, que regalan esa luz adicional perfecta para hacer una buena rutina de belleza. Eso sí, la gran protagonista es la amplia bañera, desde la que te puedes relajar mientras tomar una copa de vino y disfrutas de la tranquilidad del entorno.
En la zona exterior encontramos un espacio en el que Tamara Falcó e Íñigo Onieva nos han mostrado sus desayunos, además de los varios momentos que han disfrutado en pareja.
La gran protagonista ha sido la infinity pool, donde la marquesa de Griñón nos ha obsequiado con grandes ideas estilísticas para estos últimos momentos del verano, dejándonos ver que la comodidad y los estampados han sido las principales elecciones en su maleta.
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La gastronomía también se encuentra presente en el espacio y Amilla Maldives Resort and Residences cuenta con ocho restaurantes que cubren una oferta culinaria de lo más internacional, además de una amplia carta de coctelería. También ofrecen crear recuerdos únicos y lo hacen a través del glamping, donde te permiten ver las estrellas, mientras escuchas el sonido de la naturaleza.