Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga nos abre las puertas de Marqués de Murrieta, la mejor bodega del mundo
Con 170 años de historia, Marqués de Murrieta se despide de 2022 brillando con luz propia. Su recién estrenada bodega ha sido reconocida como la mejor del mundo y han querido invitarnos para descubrir de primera mano las razones por las que ostenta este prestigioso título. Un galardón que se suma a otros premios, como el de mejor vino del mundo por Wine Spectator. Viajamos hasta Logroño para adentrarnos en sus viñedos y bodegas, conocer su pasado, presente y futuro, y charlar con Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, presidente de Marqués de Murrieta. También tuvimos la oportunidad de hablar con María Vargas, directora técnica que ha sido elegida mejor enóloga del mundo por Wine & Spirits Awards.
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Equilibrio entre tradición e innovación
Los viñedos de Marqués de Murrieta nacen en Finca Ygay, un conjunto de 300 hectáreas, ubicado al sur de la Rioja Alta, que rodea su recién inaugurada bodega, levantada junto al Castillo de Ygay.
Un escenario idílico que te transporta a sus raíces, pero abrazando las más novedosas tecnologías. «El ejemplo perfecto de equilibrio entre respeto por la tradición y la continua innovación», señaló el jurado de la Red Mundial de Grandes Capitales del Vino al otorgarle el título de Mejor Bodega del Mundo.
«Que nos sitúen como mejor bodega del mundo es algo abrumador», confiesa Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga, presidente de la bodega. «Este reconocimiento puede considerarse como muestra de que vamos por el camino correcto, pero debemos seguir trabajando sin descanso, intentando mejorar cada día».
Apostando por la excelencia enoturística
Para Dalmau, los premios solo suponen un impulso para seguir creciendo ya que continuamente están marcándose nuevas metas. «En los próximos años queremos completar la oferta turística de Marqués de Murrieta con la construcción de un espacio destinado a un exclusivo alojamiento. Estamos ya en la fase inicial de este proyecto, y es algo muy demandado por nuestros visitantes».
Visitar sus bodegas es una experiencia inmersiva que alimenta cuerpo y alma. «Desde el primer momento en que nuestros visitantes llegan a la bodega perciben el carácter de un proyecto de 170 años. Comienzan por la espectacular vista que componen nuestros edificios, como cara de presentación de un gran viaje del Rioja», señala Vicente.
En 1852, Luciano Murrieta elaboró su primer vino en Rioja utilizando las técnicas aprendidas en Burdeos, él fue también quien importó el concepto de château francés en la finca Ygay, donde construyó un castillo rodeado de viñedos.
La importancia del terroir
Los suelos y su composición, la altitud y la latitud, la orientación y la aireación de las viñas, las horas de sol, lluvia, viento… Es lo que hace que una misma variedad de uva, cultivada en viñedos situados en diferentes zonas, resulte un vino con personalidades muy diferentes. Esta es la importancia del terroir de Marqués de Murrieta.
Para entender el aroma de Capellanía y sus 96 puntos Decanter, la excelencia del blanco Castillo Ygay, 100 Puntos Parker, o la exclusividad y calidad del tinto Castillo Ygay Gran Reserva, premiado como mejor vino del mundo, es imprescindible pasear por sus 300 hectáreas. Están divididas en 30 parcelas diferenciadas con características peculiares que trabajan y cuidan de manera individualizada.
Área de elaboración
La visita continúa por el área de elaboración que han inaugurado este año. «25.000 metros cuadrados de edificios técnicos que tienen como misión preservar la calidad que nos ofrece nuestra Finca Ygay y conservar cada uno de nuestros vinos hasta que llegue el momento perfecto de su salida al mercado», nos explica Vicente Dalmau.
En el área de elaboración nos recibe María Vargas, directora técnica de la bodega, que este año ha sido reconocida como mejor enóloga del mundo por Wine & Spirits Awrads.
«Lo primero que hicimos, para dar identidad a nuestros vinos, es hacer dos naves de elaboración: una donde se elabora Marqués de Murrieta y otra donde se crean los vinos de finca, que son Castillo, Capellanía, el rosado y Dalmau», puntualiza la enóloga.
«Tenemos una maquinaria de inteligencia artificial que va haciendo fotos a cada grano con el fin de destinar el perfecto a cada vino», detalla María Vargas para explicarnos que todo lo que ocurre en Murrieta nada es aleatorio.
«Desde hace varias añadas estamos trabajando en conseguir una nariz más limpia, clara, compleja y especiada y luego buscamos que la boca acompañe a esa nariz».
Museográfico único en el mundo
Tras el área de elaboración, nuestra visita continúa por el museo-bodega. Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriga nos adelanta que es «un conjunto museográfico único en el mundo, enclavado en uno de los edificios industriales más antiguos de Europa y que alberga enseres cruciales en la historia de Marqués de Murrieta, de La Rioja y de España».
En sus bodegas descansan una de las más extensas colecciones privadas de botellas históricas del mundo. «Ese viaje al pasado, a los orígenes, es algo que no se puede encontrar en prácticamente ninguna bodega».
Enoturismo de Alta Gastronomía
La experiencia enoturística se sitúa en la Alta Gastronomía gracias al gran equipo liderado por el chef Mariano Pascual. «El equilibrio entre esa gastronomía y nuestros vinos es esencial para nosotros y para el proyecto de enoturismo de la bodega», explica el presidente de la bodega.
Aperitivos, cuatro principales, una selección de quesos artesanos y postre acompañado de Champagne Gosset Grande Réserve, Gran Vino Pazo Barrantes Albariño, Capellanía Reserva, Marqués de Murrieta Reserva, Castillo Ygay Gran Reserva Especial y Dalmau Reserva.
Tradición e innovación
Más de siglo y medio ha pasado desde que Don Luciano Murrieta, elaborara el primer vino de Rioja y Dalmau Cebrián-Sagarriga nos cuenta que lo que se mantiene intacto en la bodega es su espíritu pionero e innovador. «Él quería hacer un gran vino y que pudiese llegar a otros países, esas ganas de hacerlo bien siguen intactas y la internacionalización es una realidad y una prioridad para nosotros».
Hoy en día Marqués de Murrieta tiene presencia en más de 100 países. «Desde el respeto al pasado, se han mantenido las raíces, la identidad, sin modificar las cosas que se habían hecho bien durante tantos años. El proyecto no ha cambiado, pero sí se ha actualizado, siempre con el pensamiento en el largo plazo, sin modificar nada precipitadamente, y con el firme ritmo de la innovación y la vanguardia».
Mejor vino del mundo
«Castillo Ygay es un desafío al paso del tiempo, representa nuestro compromiso con los vinos históricos y de máxima calidad. Es un vino concebido para envejecer siendo sinónimo de elegancia, complejidad y exclusividad», nos explica Vicente Dalmau.
Se trata de un vino que se elabora todos los años, pero únicamente se presenta al mercado en añadas excepcionales. «Cuando el vino lleva aproximadamente en barrica un año, el equipo técnico decide si ese vino tiene la calidad y el potencial exigidos para un Castillo Ygay. Las variedades con las que se elabora proceden de una única parcela y su producción es muy limitada, por lo que se puede considerar como vino de coleccionista».
Inicios duros
Vicente recuerda sus inicios y confiesa que fueron muy duros. «Nuestro padre falleció en 1996, dejando un agujero irremplazable en mi familia y en la bodega, que por aquel entonces estaba en pleno proceso de renovación y con el proyecto en Galicia aún en fase incipiente».
A los 26 años, Vicente Dalmau y su hermana Cristina, tuvieron que ponerse al frente de la bodega y continuar con la labor iniciada por su padre. «En aquellos momentos el sector mostró un cierto escepticismo ante el futuro de la bodega. No nos resignamos, intentamos mandar al mercado un mensaje de continuidad, juventud y renovación».
Nos cuenta que el mayor reto de Marqués de Murrieta, sin duda, ha sido llevar a cabo la actualización de una bodega histórica. «Cuando tomé las riendas de la bodega junto con mi hermana Cristina, iniciamos la renovación de la empresa, sin perder siempre de vista el origen y el respeto al pasado».
Proyección de marca
Lo próximo que harán será actualizar la bodega Pazo de Barrantes, en Galicia. «Tenemos proyectado construir una nueva área productiva que pueda responder a los exigentes requisitos cualitativos que marcamos para nuestros albariños», detalla Vicente quien se considera gestor de marca más que bodeguero.
«En el mundo del vino (y también en otros sectores) hay una parte muy importante de sensaciones, de emociones, que van más allá de la calidad en sí, y que construyen una percepción en el público», señala Dalmau puntualizando que en España no se ha trabajado suficientemente estos aspectos para posicionar la marca España como merece.
«Tradicionalmente, la percepción internacional ha sido inferior a otros productores de similar calidad como los franceses o italianos», concluye Vicente, que este año ha conseguido acceder al olimpo internacional de los prestigiosos puntos Parker y su bodega ha sido premiada como la mejor del mundo.