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Thierry Torrents (Royal Mansour): «El viajero español busca un Marruecos auténtico y no convencional»

Thierry Torrents, vicepresidente de ventas y marketing de la Royal Mansour Collection. (Foto: Royal Mansour Marrakech)

Marrakech tiene una energía que te envuelve, una mezcla de caos encantador, luz dorada y aromas a azahar que se quedan en la memoria. Pero en medio del bullicio y la vida palpitante de la ciudad roja, hay un oasis donde todo se detiene. Se trata del hotel que el propio rey Mohammed VI de Marruecos mandó construir, el Royal Mansour Marrakech. Éste nació con una ambición inusual: crear «la máxima expresión del arte de vivir marroquí al nivel de las grandes maisons de lujo», explica Thierry Torrents, vicepresidente de ventas y marketing de la Royal Mansour Collection. Y es que el proyecto se construyó pensando en rendir homenaje a la historia, la arquitectura y la hospitalidad de un país con una cultura ancestral como es la de Marruecos.

«El lujo ya no es sólo opulencia. Es exclusividad, personalización y, sobre todo, autenticidad»

Lo primero que sorprende al cruzar el umbral del Royal Mansour es su diseño: no hay habitaciones ni suites. Aquí cada huésped se aloja en un riad privado, distribuido en tres niveles con patio, terrazas, fuentes y una atmósfera íntima que borra la línea entre hospedaje y hogar. La discreción está tan cuidadosamente orquestada que nadie invade tu espacio: el servicio accede por pasadizos subterráneos que garantizan una hospitalidad invisible, como la define Torrents. «Es una de nuestras señas de identidad. Nuestros huéspedes reciben un servicio impecable sin tener la sensación de estar constantemente observados», señala.

(Foto: Royal Mansour Marrakech)

Cada uno de los 53 riads es una joya de artesanía. Zelliges, estucos tallados a mano, maderas nobles, mármoles pulidos. Todo fue hecho por maestros artesanos locales, en un esfuerzo por conservar oficios tradicionales mientras se los lleva al siguiente nivel. Y sin embargo, lo más impactante es la sensación de paz: esa clase de silencio que sólo se encuentra en los lugares que no tienen nada que demostrar.

«El Rey Mohammed VI de Marruecos quiso crear un hotel que representara la máxima expresión del arte de vivir marroquí, al nivel de las grandes ‘maisons’ de lujo»

Desde su apertura en 2010, Royal Mansour Marrakech ha crecido con discreción pero sin pausa. A lo largo de estos años ha ampliado su propuesta con un spa de bienestar holístico que se ha convertido en referencia internacional, una oferta gastronómica firmada por chefs de renombre y experiencias tan personalizadas que hacen sentir al huésped como si todo hubiera sido pensado solo para él. «Nuestro compromiso con la sostenibilidad, la tradición y la innovación ha hecho que Royal Mansour se consolide como un referente global del ultra lujo», asegura Torrents.

(Foto: Royal Mansour Marrakech)

Y no es sólo Marrakech. La colección Royal Mansour se extiende ya a Casablanca (donde reinterpretan el lujo en clave urbana y cosmopolita) y a Tamuda Bay, un enclave de serenidad frente al mar. Pero el hilo conductor es siempre el mismo: autenticidad, hospitalidad extrema y una conexión profunda con el alma del lugar.

«El viajero de hoy quiere sentir que forma parte de algo real»

Preguntado por lo que diferencia a Royal Mansour de cualquier otro hotel de cinco estrellas, Torrents no duda: «El lujo ya no es solo opulencia. Es exclusividad, personalización y, sobre todo, autenticidad». Cada detalle (desde el té de bienvenida hasta la textura de los tejido) está pensado para generar una emoción. «Nuestros huéspedes quieren llevarse algo más que una estancia: buscan una experiencia transformadora, conectada con la identidad local pero sin renunciar al confort más exquisito».

«En este contexto, por ejemplo el viajero español destaca por su creciente interés en descubrir Marruecos desde una nueva perspectiva, más allá de los circuitos tradicionales, valorando especialmente la cercanía, la calidad del servicio y la riqueza cultural del país».

(Foto: Royal Mansour Marrakech)

En ese sentido, el Royal Mansour es también un reflejo de cómo ha evolucionado el turismo de lujo en Marruecos. «Hemos notado un aumento en las estancias prolongadas, en la búsqueda de bienestar y en la demanda de experiencias auténticas. El viajero de hoy quiere sentir que forma parte de algo real», afirma. Y entre esos viajeros, el cliente español se ha convertido en uno de los más fieles. «Cada vez más españoles vienen a descubrir Marruecos desde una mirada distinta, más sofisticada, menos turística. Valoran la cercanía, la cultura y, por supuesto, nuestra hospitalidad», añade.

«El lujo del futuro será más sostenible, más emocional, más humano. Las marcas que triunfen serán aquellas capaces de ofrecer algo genuino, con una historia que contar»

La visión de Royal Mansour no se detiene aquí. El grupo prepara nuevas aperturas en distintas regiones de Marruecos, siempre con el mismo objetivo: elevar la experiencia del viajero sin perder de vista el alma del lugar. «Cada destino tiene su carácter, su historia. Queremos mantener nuestra filosofía de excelencia y adaptarla a cada uno de ellos», explica Torrents.

¿Y cómo se imagina el lujo del futuro? Él lo tiene claro: «Será más sostenible, más emocional, más humano. Las marcas que triunfen serán aquellas capaces de ofrecer algo genuino, con una historia que contar».

Y si algo tiene Royal Mansour Marrakech, es precisamente eso: una historia de belleza, de dedicación y de respeto por una cultura que sabe que el verdadero lujo, como el verdadero arte, está en los detalles invisibles.

(Foto: Royal Mansour Marrakech)

Y esos detalles también son la gastornomía, que lleva la firma de la reconocida chef Hélène Darroze, galardonada con seis estrellas Michelin, con quien hace poco tuvimos el honor también de poder hablar. Su propuesta combina lo mejor de la alta cocina francesa con ingredientes y tradiciones marroquíes, creando una experiencia sensorial única. Con un enfoque en el producto local, la chef Darroze eleva cada plato con sensibilidad, técnica y una interpretación contemporánea del sabor.