‘Síndrome de la felicidad aplazada’, por Carlos Pérez-Carracedo
Se nos antoja difícil empezar a definir la felicidad, cuando menos encontrarla y mantenerla ¿Se puede definir la felicidad o en cambio se vive, se experimenta? He escrito varios artículos sobre la felicidad y hay mucho dicho y estudiado y aun así parece que se nos escapa entre los dedos como la arena de la playa.
Podría decirse que la felicidad es un efecto secundario de la toma de decisiones acertadas y de nuestro entorno circunstancial, el que nos sobreviene y el que creamos, la combinación de ambos.
La felicidad es un estado de ánimo
Vivimos en una sociedad muy evolucionada, consciente e inteligente, donde tenemos todos los medios a nuestra disposición para vivir más y mejor, pero sin embargo, muchos de nosotros tenemos dificultades en encontrarle un sentido motivador, el driving power, o como dicen los japoneses, nuestros IKIGAI.
Seguro que conocéis la sensación de vivir con urgencia la vida de lunes a viernes, sin apenas tiempo, siempre con prisas y sin pausas, todo es importante e inaplazable, y cuando llega el fin de semana, nos damos cuenta de que nos falta contenido, que en muchos aspectos de nuestras vidas tenemos carencias y vacíos significativos, especialmente emocionales.
Cuando las cosas extraordinarias, cuando el ‘lujo’ se convierte en necesidad, empezamos a tener problemas, empezamos a generar nuevas obligaciones al momento que normalizamos lo especial. Es una espiral que nunca tiene final. Cuando esencialmente dejamos que la biología tome las riendas estamos caminando por una zona peligrosa, ya que la biología solo reconoce como felicidad el placer.
Al momento que se nos gira un poco la vida, ya sea por un problema personal, de salud, laboral o cualquier otro que nos sacuda emocionalmente, nuestro estado de ánimo se ve afectado y las cosas, nuestra percepción de las personas, se vuelven de un color menos brillante, con menos luz, mate. Parece que nuestra mente muchas veces no está preparada, capacitada para asumir la negatividad.
El ser humano se diferencia de cualquier otro mamífero en muchos aspectos, pero uno que nos llama mucho la atención es el miedo. Somos los únicos que ante una amenaza sentimos miedo, necesitamos casi 700 gramos de nuestra corteza cerebral para gestionar ese estado en el momento en el que nos ocurre y nos sentimos amenazados, lo cual evidentemente nos resta capacidad cognitiva para gestionar cualquier otra circunstancia que ocurra en nuestro entorno. El miedo es obstaculizador.
Vivir con miedo imposibilita vivir una vida feliz.
Es curioso el dato que arroja la ciencia a este respecto, el 92% de las circunstancias futuras que nos preocupan, nunca suceden ¡Es decir, los miedos que tanto nos ocupan solo suceden en nuestra mente, la realidad no los avala!
Así que nuestro enfoque, nuestra percepción, nuestra gestión del miedo, nuestra percepción de nuestro entorno, de nuestras emociones, contribuyen a nuestro estado de ánimo, y por tanto, a nuestra felicidad. Conclusión: la felicidad es algo subjetivo.
Lo que te hace feliz a ti no necesariamente me hace feliz a mí! Esto trasladado al mundo de la pareja da para un artículo muy jugoso y extenso :-)))))))))
La felicidad también es algo químico, oxitocina vs cortisol, mantener los niveles de dopamina bajo control y no dejarnos llevar por los picos eufóricos para después evitar las caídas emocionales bruscas contribuye sustancialmente a mantener niveles de felicidad óptimos. No debemos confundir la recompensa espontánea e inmediata con la felicidad. Esta última se rige por la oxitocina y la otra se rige por la dopamina.
Si somos capaces de disfrutar de los momentos mágicos de cada día y de gestionar emocionalmente los que no lo son tanto, estaremos creando un equilibrio que contribuirá muchísimo a un estado de ánimo que bien se podría parecer a la felicidad.
De todos es ya sabido que cuerpo y mente están entrelazados, unidos, una mente sana contribuye a un cuerpo sano, y viceversa, un cuerpo sano y entrenado contribuye a una mente fuerte y robusta, lo que llamamos resiliencia. Aun así, hay otro aspecto que estabiliza, que arbitra sobre estos elementos, nuestra espiritualidad, nuestro equilibrio, nuestra energía, nuestro Qí, nuestra habilidad de ver lo que no se puede definir ni explicar, nuestra intuición, nuestra conexión con nuestro ser interior. Por tanto, debemos cultivar mente, cuerpo y energía para lograr la felicidad. No se puede vivir una vida positiva con una mente negativa!
Hacer ejercicio y deporte
Practicar yoga
Conectarte con tu ‘yo’, practicar el mindfulness
Activar tu mente, leer, estudiar, aprender
Activar tus emociones positivas, practicar la gratitud, la generosidad, la amabilidad, la amistad
Establecer metas alcanzables a corto y medio plazo
Ser curioso
Ser excelente en el trabajo, trabajar con enfoque y objetivos
Hay una frase que siempre me ha cautivado por profunda y a su vez sencilla: «Cuanto más grandes nos hagamos nosotros como personas, más pequeños serán los problemas».
Así que la vida, la felicidad, tiene mucho que ver con nuestra actitud. Hay que ser optimistas y a su vez realistas: Optimistamente realista.
Fijaos, tardamos menos de un segundo en anclar en nuestro inconsciente una emoción negativa, que se almacenará de forma casi permanente y que nos vendrá a visitar cada vez que se establezca una asociación similar a lo largo de nuestra vida. El anclaje de una emoción positiva tarda más de 30 segundos.
Vivimos con mucho ruido, con muchos anclajes negativos. ¿Con qué nos vamos a la cama cada noche? ¿Con la televisión? Con las redes sociales? Con el resumen de la guerra? ¿Con las muertes del Covid? ¿Con los fantasmas emocionales? ¿Con un mail del trabajo? ¿O nos vamos a la cama con un buen libro, música, un momento mindfulness, un momento de desconexión, con un happy moment, con un buen pensamiento? ¿Con qué nos alimentamos a nivel emocional?
La leyenda Cherokee de los dos lobos, ¿os suena? El anciano y su nieto. Dos lobos, uno simboliza el mal, la ira, la envidia, la avaricia, la arrogancia, la tristeza, el ego. El otro simboliza la bondad, la alegría, el amor, la esperanza, la humildad, la serenidad, la paz. El joven pregunta, qué lobo va a ganar la batalla abuelo. El abuelo Cherokee, le contesta: «Ganará el que tú elijas alimentar».
Todos tenemos esos dos lobos en nuestro interior, se trata de mantener el equilibrio entre los dos. Cabe añadir que quizá haya que alimentar a los dos, no podemos matar de hambre al otro, tenemos que seguir alimentando nuestro ego, nuestro orgullo, nuestra ambición, nuestro coraje, nuestra fuerza, pero debemos alimentarlos adecuadamente.
Be ready to change your mind! Empecemos a cambiar nuestro mindset. La felicidad tiene mucho que ver con nuestra actitud, con nuestros hábitos, con nuestras percepciones, con nuestro comportamiento.
El 80% depende solo de nosotros. Nos pasamos la vida buscando respuestas para encontrar la felicidad tan escurridiza cuando en realidad la tenemos a nuestro alcance.
«Ayer era listo y quería cambiar el mundo, hoy soy sabio y cambiaré yo», Rumi
La felicidad somos NOSOTROS ¡así que STOP, frena y respira, tómate un instante y mírate al espejo!.
Tu pareja, tus amigos, tu familia, tu mascota, tu trabajo, tu ocio, tus posesiones, tus pasiones contribuyen, pero la felicidad somos y está en nosotros.