Es una de las grandes incorporaciones al panorama gastronómico menorquín. Pero es una novedad a medias, porque Ses Forquilles lleva muchos años dando guerra, en el buen sentido, en Mahón. El pasado marzo abría sus puertas Ses Culleres, un nuevo proyecto gastro de Oriol Castell y Marco Collado, que recupera la esencia de sus casa de comida. Ses Forquilles abrirá en nuevo espacio cercano a la guest house Cristine Bedford a finales de este año. Hasta entonces, podemos disfrutar de El Rais -en el puerto- y ahora, de Ses Culleres. ¿Sus significado? Las cucharas. Eso ya dice mucho de lo que podemos encontrar.
Ver esta publicación en Instagram
En una nueva ubicación con vistas al puerto de Mahón, el nuevo proyecto de Ses Forquilles gana. El imponente puerto es un ingrediente más en este restaurante -casa de comidas-.
Se encontraba en el antiguo Marès, en el edificio que tiene el mismo nombre -y cuyo nombre es la piedra por antonomasia de la isla-. Por su ubicación es preferible pedir mesa con vistas al mar. Habrá que esperar si tendrán terraza más adelante -que convertirán estas mesas en las más privilegiadas-.
Ver esta publicación en Instagram
Sencilla y austera y dándole protagonismo al verde, la decoración pasa a un segundo plano en Ses Forquilles. Servilletas, columnas y algunos elementos se tiñen de este color, aunque aquí se le da el protagonismo a las grandes cristaleras. Es el puerto de Mahón no solo el mejor ingrediente de la marca, también la mejor decoración. Mesas de madera, sillas industriales y una imponente barra a la entrada… Aquí se le da importancia a lo que ocurre en la cocina.
La cocina
La esencia de Ses Forquilles continúa en Ses Culleres por lo que encontramos en la carta es lo que encontraríamos en una casa de comidas. Pequeñas raciones y platos de cuchara –culleres es cucharas en menorquín- para disfrutar pidiendo diferentes cosas para compartir. La carta líquida es interesante -diseñada por Raquel Yagüe-, por lo que siempre podemos acompañar los platos de un buen vino.
¿Algunos de los platos? Huevos fritos con butifarra, callos con sobrasada menorquina y patatas fritas, las lentejas belugas con con morro y quisquilla menorquina, corazones de alcachofa fritos, cogollos de lechuga con pipirrana de encurtidos y piparras, su croqueta -croquetón- de brou, los buñuelos de bacalao, las gambitas blancas de Menorca escaldadas en agua de mar…
Mejor probar todo lo que tenga ese evidente toque menorquín o balear ¿Un ejemplo? La escalivada de bacalao con tomate semi seco y aceitunas griegas, con una presentación llamativa, o las judías del ganxet con pulpito y sobrasada. Pero también su raya de Menorca guisada en cim y tomba, el fricandó de vaca menorquina con setas de temporada… Ojo que también podemos venir a tomar el aperitivo: a probar sus boquerones en vinagre, la ensaladilla rusa o las patatas churras Garijo-Baigorri con biberón de aliño Ses Culleres. De postre no te olvides la torrija de Ses Forquilles -un clásico que nunca falla- o su tarta de queso, realizada con queso de Mahón.
En Ses Forquilles el buen servicio siempre se ha agradecido, en Ses Culleres es similar. Siempre atentos y a la disposición del comensal por si necesita ser asesorado. No da la sensación de estar en un restaurante nuevo, es como si vuelves a un sitio en el que te da la sensación que ya has estado antes.