Ruta definitiva del ‘steak tartar’ en Madrid: del clásico canalla al bocado más COOL
Hay platos que levantan pasiones, y luego está el steak tartar. Esa mezcla cruda, audaz y sofisticada de carne picada a cuchillo, aderezada con precisión de cirujano, que seduce tanto a paladares tradicionales como a los más vanguardistas. En Madrid, el tartar no es un capricho de carta: es una declaración de intenciones. Te proponemos una ruta por los mejores restaurantes donde probar este icono carnívoro. Desde los templos más clásicos hasta los bistrós de moda, pasando por versiones atrevidas que actualizan el canon sin perderle el respeto. Aquí, cada tartar tiene su carácter y su legión de fans.
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Ruta de ‘steak tartar’ por Madrid
La Tasquita de Enfrente: el respeto al producto
Comenzamos por un clásico entre clásicos. En La Tasquita de Enfrente, Juanjo López pone el alma en cada plato. Su steak tartar es pura ortodoxia: solomillo de vaca madurado, picado a mano, aliñado con discreción y servido sin aderezos que le roben protagonismo. No hay espectáculo de preparación en mesa, ni lo necesita.
Saddle: lujo con bisturí
En Saddle, uno de los restaurantes más elegantes de la capital (estrella Michelin incluida), el steak tartar se trata con la misma reverencia que un diamante en bruto. Se prepara frente al comensal con una mise en place impecable y cuchillo afilado.
Carbón: brasa y descaro
Carbón Negro, en la zona de Núñez de Balboa, es uno de los locales más calientes de la capital, en todos los sentidos. Aquí todo pasa por la brasa, incluso el pan que acompaña el steak tartar. La carne se pica gruesa, se aliña con carácter y se sirve con un toque canalla, como todo en este restaurante con alma de asador moderno.
Las Reses: la tradición más pura
Si buscas un lugar donde el respeto a la carne es religión, Las Reses es tu templo. Este restaurante tiene alma de club taurino y una carta sin fuegos artificiales: aquí se viene a comer carne, sin disfrazarla. El steak tartar es todo lo que debe ser: picado al momento, aliñado con precisión clásica y acompañado de tostadas sin pretensiones.
El Lince: castizo y contemporáneo
El Lince, el hermano pequeño de La Tasquería, tiene esa magia de los bares que respetan el producto pero no se toman demasiado en serio. Su steak tartar es vibrante, con carne cortada a cuchillo, aliño sabroso y un puntito de picante que le da energía. Lo sirven sobre pan brioche tostado y es perfecto para compartir… O no.
Berria Wine Bar: maridaje sublime
Si eres amante del vino, Berria Wine Bar, frente a la Puerta de Alcalá, es parada obligatoria. Su carta de vinos es una de las más potentes de Europa, pero su cocina no se queda atrás. El steak tartar es sofisticado, elegante, afinado. Lo hacen con carne de vaca vieja madurada y lo sirven con chips finísimos. Aquí cada bocado se marida con un sorbo distinto.
Rural: neotaberna con identidad
Impulsado por el chef Rafa Zafra (Estimar, Casa Jondal), junto a Anna Gotanegra y el chef ejecutivo Alberto Pacheco, propone una carta que celebra la carne en todas sus formas: curada, asada, escabechada y, claro, cruda. Su bikini de steak tartar con caviar: crujiente por fuera, untuoso por dentro, con ese punto lujoso y adictivo que lo ha convertido ya en un imprescindible de la casa.
Fismuler: la naturalidad como bandera
En Fismuler, el tartar se sirve con cuchillo y con alma. El suyo es de los más equilibrados de la ciudad: carne cortada a mano, aliño suave, yema de huevo y pan de masa madre. Sin más florituras que el sabor honesto. Lo preparan al momento y se nota. Lo puedes pedir en ración o en formato bocado, sobre tostada.
Bar Manero: tapeo sofisticado con alma vintage
Bar Manero es ese sitio al que vas por el vermut y te quedas por todo lo demás. Su steak tartar se sirve sobre brioche tostado, con un punto dulzón que equilibra el aliño clásico de la carne. El formato es canalla pero el sabor es serio. Además, el entorno, entre lo retro y lo moderno, lo convierte en parada ideal para el aperitivo más COOL de Madrid.
Santerra: el bosque en el plato
Santerra ya demostró su maestría con los productos del monte. Aquí, el steak tartar de vaca rubia gallega se presenta sobre una tosta crujiente con mantequilla ahumada y encurtidos caseros. Una versión afinada, elegante y con un punto gamberro. Además, el local es perfecto para un tapeo con nivel sin caer en la solemnidad.
Zalacaín: el regreso de un icono
Tras su reapertura, Zalacaín ha sabido equilibrar el peso de su historia con un aire nuevo. Su steak tartar sigue siendo una referencia. Lo preparan en mesa, con mimo, y cada ingrediente se incorpora como si fuera un ritual. El resultado: sabor clásico, impecable, atemporal. Comer aquí es revivir una parte de la alta gastronomía madrileña que se niega a desaparecer.
Barbillón: sabor y postureo (en el buen sentido)
Barbillón, en Aravaca, es el lugar donde la gente va tanto a verse como a comerse. Su steak tartar no defrauda: potente, sabroso, servido con pan brioche y trufa rallada por encima. Sí, hay show, hay terraza espectacular, hay copas y música, pero también hay calidad. Ideal para los que quieren un tartar con actitud (y una foto con buena luz natural).