Hoy hemos podido ver a Victoria Federica acompañar a la hermandad de Triana, dando inicio a la romería a lomos de su caballo. Fiel a sus raíces, la joven aristócrata ha vuelto a hacer del camino una declaración de estilo. Del 4 al 9 de junio, los caminos que conducen a la aldea se convierten en un desfile de devoción, pasión y elegancia. Aunque la romería tiene una profunda raíz popular, en los últimos años ha emergido una forma de vivirla desde la exclusividad. El Rocío, sin perder su esencia, se ha transformado también en una experiencia premium para quienes buscan mantener viva la tradición sin renunciar al lujo.
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Si hay una hermandad que destaca por su historia, su protocolo y por el perfil de sus peregrinos es la Hermandad del Rocío de Sevilla, considerada una de las más prestigiosas y señoriales. Unirse a su comitiva implica mucho más que caminar hacia la aldea: es formar parte de un cortejo organizado, donde las carretas están engalanadas con mimo, los caballos cuidados hasta el detalle y los trajes son reflejo de la alta sastrería y costura andaluza.
Según fuentes consultadas (que prefieren mantenerse en el anonimato), acompañar a esta hermandad con todos los servicios contratados (carreta decorada, servicio de cocina propio, seguridad privada, guía del camino, veterinario para los caballos e incluso personal de asistencia durante el trayecto) puede rondar entre los 6.000 y los 9.000 € por persona. Un precio que sube si se opta por el camino a caballo, incluyendo un animal de alta escuela andaluza o portuguesa, con su correspondiente alquiler, traslado y cuidado, cuyo coste oscila entre los 1.500 y 3.000 € por la semana.

Gastronomía a medida en plena marisma
La gastronomía durante el camino también ha elevado su nivel. Si antaño el potaje, la tortilla de patatas o las empanadas eran la norma, ahora algunas hermandades de perfil más alto optan por contratar servicios de catering de autor. Casas de catering especializadas en cocina andaluza gourmet, como El Laurel o Miguel Martín, ofrecen desde guisos tradicionales a showcookings in situ, en formato cena bajo las estrellas. El coste medio por día y persona puede superar los 150 € si se quiere contar con cocina en directo, camareros uniformados y vajilla de diseño.

Hoteles de lujo y casas señoriales en la aldea
Una vez en la aldea de El Rocío, el alojamiento marca la diferencia. Dormir en una casa tradicional compartida puede ser económico, pero para quienes buscan comodidad sin renunciar al entorno típico, existen casas señoriales reformadas, algunas gestionadas como pequeños hoteles privados sólo disponibles bajo reserva y recomendación.
El alquiler de una de estas viviendas durante la semana de la romería puede superar fácilmente los 12.000 €, e incluso alcanzar los 20.000 € si incluye servicios como limpieza diaria, cocinera propia, servicio de chófer y acceso privilegiado a balcones desde los que ver pasar a la Virgen del Rocío el lunes de Pentecostés.

Para quienes prefieren el confort moderno, algunos hoteles boutique en Almonte o Matalascañas (a escasos kilómetros de la aldea) ofrecen experiencias cinco estrellas desde 500 € por noche, con traslados privados incluidos.
Moda flamenca de alta costura y protocolo ecuestre
Vestirse para El Rocío no es una cuestión menor. Para quien desea ir a caballo, el traje corto a medida puede rondar los 1.500 €, sin contar los complementos (sombrero cordobés, zahones, botos). Para ellas, los vestidos de flamenca exclusivos firmados por diseñadores como Johanna Calderón, Rocío Peralta o Pilar Vera, pueden superar los 2.000 €, especialmente si se opta por modelos personalizados y tejidos de alta gama.

El Rocío, una experiencia transformada
La romería del Rocío sigue siendo una peregrinación de fe, pero también se ha consolidado como una de las citas más esperadas del calendario social del sur de España. Entre carretas, caballos de pura raza y mantones de Manila, la devoción convive con el lujo silencioso de quienes encuentran en esta celebración una forma elegante de reconectar con la tierra, la tradición y el origen.
Y aunque no hay etiquetas oficiales que certifiquen el nivel de exclusividad, el Camino del Rocío ya no es sólo un viaje espiritual: es también un reflejo de estilo de vida, donde cada detalle habla de elegancia, linaje y un profundo respeto por lo auténtico.