• Lifestyle
  • COOL People
  • Relojes & Joyas
  • Arquitectura
  • Motor
  • Wellness
  • Cultura
  • OKDIARIO

La reserva cognitiva, por Carlos Pérez-Carracedo

Carlos Pérez-Carracedo
Foto: Carlos Pérez-Carracedo
  • Carlos Pérez-Carracedo
    • Actualizado:

Empecemos este artículo entendiendo que el cerebro humano sigue siendo un misterio en muchos de sus campos, de hecho, podríamos decir que estamos muy muy lejos de saber qué capacidades tenemos y hasta dónde podrían llegar nuestras habilidades. Podemos decir también que la información generalizada de que usamos el 10% de nuestro cerebro es un ‘neuromito’, como dice el Dr. Mora. Sin embargo, hay muchas cosas que sí sabemos y que a lo largo de muchos años hemos logrado averiguar y corroborar científicamente. Especialmente desde que hemos logrado desarrollar herramientas médicas de investigación y hemos logrado penetrar en las profundidades de nuestro cerebro con tecnología moderna que desde los años 70 en adelante se han desarrollado exponencialmente.
Hoy en día tenemos a nuestro alcance tecnologías vanguardistas que permiten estudiar la anatomía del cerebro en personas vivas y conscientes, pero también su funcionamiento, actividad eléctrica y química en tiempo real, generando un sinfín de información.

Cerebro
Foto: Unsplash

Las técnicas utilizadas son:

EGG: Encelografía.
TAC: Tomografía Axial Computerizada.
TEP: Tomografía por emisión de positrones.
fRMI: Angiograma y resonancia magnética funcional.

resonancia magnética
Foto: Unsplash

Como podéis comprobar todo un arsenal de tecnología que año a año va evolucionando y se va perfeccionando.

Pero para ya entrar en desarrollar este artículo, quizá conviene entender algunos datos sobre nuestro cerebro común a todos.

El cerebro representa en una persona adulta el 2% de nuestra masa corporal y consume entre el 20/23% de energía, oxígeno y glucosa. Tenemos aproximadamente entre unas 85.000 millones a 100.000 millones de neuronas que vamos activando hasta los 20/25 años. La mayoría de ellas se activan antes de los 7 años. De hecho, a nivel neuronal si no se activaran, probablemente las perderíamos, lo que en neurociencia denominamos la poda neuronal natural.

Neuronas
Foto: Unsplash

USE IT OR LOOSE IT!

O las usamos o las perdemos. Solo por poneros un ejemplo curioso, si un niño antes de los 7 años por alguna circunstancia extraña no aprendiera a hablar, lo más probable es que jamás lo consiguiera con posterioridad, ya que las redes neuronales y las conexiones no se habrían formado para poder activar las neuronas involucradas en la lingüística.

Aprender a leer antes de los 4 años se antoja muy complicado, difícil y en muchos casos muy frustrante ya que la edad neuronal perfecta para aprender a leer está entre los 5 y los 6 años. Es por ello que aventurarse a enseñar a nuestros hijos a leer prematuramente puede generar muchísima frustración en ellos.

Niño jugando
Foto: Unsplash

Digamos que la efervescencia celular y neuronal nos lleva hasta los 25 años en plenitud de fuerzas con una génesis de energía constante. Pero a partir de ahí, digamos que poco a poco vamos perdiendo energía y que pasamos de una génesis a una destrucción de células y neuronas. Empieza la obsolescencia programada del ser humano común a todos, empezamos a envejecer, así de sencillo así de natural.

Ya que estamos hablando del cerebro, la pérdida o la muerte neuronal se calcula en aproximadamente de 3 a 4 millones de neuronas al año, unas 10.000 diarias. Lo cierto es que a partir de los 65 entramos en una especie de caída libre del 45% de pérdida, lo que asusta bastante.

Pareja mayor
Foto: Unsplash

Pero para ser razonablemente optimistas, al igual que sabemos que las neuronas mueren también sabemos hoy, que no solo podemos ralentizar este proceso, también podemos invertirlo significativamente al activar la neurogénesis, es decir el ‘nacimiento’ de nuevas neuronas, nuevas conexiones en edad adulta, aunque debemos ser conscientes de que no supera en modo alguno a las que perdemos.

Y justo ahí, en esta ralentización y en el nacimiento de nuevas neuronas, es cuando empezamos a generar nuestra RESERVA COGNITIVA a futuro.

No es lo mismo llegar a los 65 con una pérdida neuronal como la que hemos comentado, que haber hecho lo suficiente como para haber generado el nacimiento de muchas conexiones neuronales y llegar con el depósito de reserva cognitivo lleno.

Pareja mayor
Foto: Unsplash

Es sencillo, cuanto más lleno esté el depósito más kilómetros haremos. Es decir, con más calidad y lucidez cognitiva afrontaremos nuestra madurez y el paso de los años.

Una forma de envejecer prematuramente a nivel neuronal es sin lugar a duda el abuso de sustancias y la que se lleva la medalla de oro es la cocaína, una verdadera asesina de neuronas, las dietas poco sanas, la falta de ejercicio, la falta de hidratación, el alcoholismo, el tabaquismo y así una larga lista de comportamientos que lastran nuestra salud mental son las que nos pasarán factura dentro de unos años.

Alcohol /
Foto: Unsplash

¿Cómo podemos aumentar nuestra reserva cognitiva?

No es difícil, pero como todo en la vida, requiere disciplina.

Es curioso observar en la era digital en la que vivimos que los focos atencionales son muy rápidos, fugaces y que el aprendizaje en realidad no lo es tanto, de hecho, se cree ya con cierto rigor científico que genera atrofia mental.

No obstante, los focos atencionales que realmente contribuyen a un mejor aprendizaje y generan una reserva cognitiva son los procesos lentos y silenciosos.

Uno de los mayores ejercicios de generación de nuevas redes y conexiones neuronales es aprender un idioma. Pertenece a la red superior ejecutiva de complejidad neuronal, y en definitiva, cualquier proceso de aprendizaje será un ejercicio de neurogénesis indispensable para cargar nuestro depósito de reserva cognitiva. Leer lo es también, y mucho.

Diccionario
Foto: Unsplash

El cerebro para su longevidad necesita esencialmente 3 cosas:

APRENDER
EJERCICIO
COMER MENOS

Ya sabéis que se insiste mucho en estos tres titulares.

Tenemos toda la vida para aprender, es un ejercicio diario del cual nunca debemos cansarnos. Vivir es aprender, aprender es vivir. De hecho, tenemos que empezar por aprender a vivir. Ya lo dijo Sartre: «Hoy día sabemos cómo se hace todo, excepto vivir».

Ejercicio y comer menos ya debería formar parte de nuestra agenda diaria y de nuestros hábitos saludables. Mucho hay escrito sobre estos dos grandes temas ya de sobra conocidos, lo único que hay que hacer es aplicar lo que ya sabemos.

La reserva cognitiva es la gasolina del futuro pero hay que empezar a llenar el depósito ahora.

Carlos Pérez-Carracedo
Carlos Pérez-Carracedo