Madrid se ha convertido en el nuevo centro de la creatividad pastelera con la llegada de Itama, una pastelería de autor que está dando mucho que hablar. En sus vitrinas no sólo se encuentra repostería de calidad, sino una clara muestra de la pasión de Irene Amat, su fundadora. Con una trayectoria internacional que incluye a grandes nombres como Oriol Balaguer y Dabiz Muñoz, Irene ha logrado transmitir toda su esencia y aprendizaje en cada una de sus creaciones.
En esta entrevista, nos cuenta cómo empezó su carrera, las influencias que la han formado como pastelera y lo que ofrece en su obrador, que ya se ha convertido en un lugar imprescindible para los amantes de la pastelería de autor.
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Itama, el sueño convertido en pastelería
«Todo empieza literalmente haciendo bizcochitos en casa con mi madre», nos explica Irene con una sonrisa. Desde pequeña, la cocina fue para ella un espacio de conexión, de aprendizaje y, sobre todo, de creatividad. «Verla a ella cocinar despertó en mí un gusanillo», confiesa. Ese gusanillo fue el que la empujó a estudiar pastelería y a lanzarse al mundo de la repostería de manera profesional.
Con la intención de aprender de los mejores, Irene dio sus primeros pasos en la pastelería trabajando en el obrador de Oriol Balaguer en Madrid. Posteriormente, se mudó a Barcelona para seguir perfeccionándose en la escuela de Balaguer, un período crucial que consolidó su amor por la pastelería.
Pero su deseo de seguir creciendo no paró ahí. «De ahí me moví a Londres, donde estuve trabajando en Streetxo, con Dabiz Muñoz», recuerda. Un paso que le permitió sumergirse en la alta cocina y experimentar con sabores e ingredientes de formas innovadoras.
El siguiente capítulo en su carrera la llevó a trabajar en Harrods, el icónico centro comercial londinense, donde estuvo varios años perfeccionando su arte. Pero, como es frecuente en los grandes proyectos, la vida le tenía preparada una pausa inesperada: «La pandemia me hizo replantear muchas cosas, y por motivos personales decidí regresar a Madrid», nos cuenta Irene.
Fue en ese momento cuando el sueño de abrir su propio negocio cobró fuerza, y no dudó más: «Decidí que era el momento de lanzarme, de dar el paso y abrir mi pastelería.»
La creación de Itama no sólo es una manifestación de su habilidad como pastelera, sino también de su identidad. El nombre de la pastelería surge de una combinación personal de su nombre y apellido: Irene y Amat.
«No quería poner algo convencional como Irene Amat Pastelería porque no me gustaba, así que decidí darle un giro y jugar con mi propio nombre», explica Irene. Y así nació Itama, un espacio donde la pastelería de autor y la creatividad son las protagonistas.
El concepto de Itama se centra en la pastelería moderna, donde el sabor es el principal protagonista. Irene nos cuenta que, si bien la estética es esencial en cada uno de sus productos, el sabor siempre debe prevalecer. «Mi objetivo es que los sabores sean lo primordial. Cada creación tiene que emocionar, tiene que contar una historia a través del gusto», explica.
En Itama, la oferta es variada, pero todos los productos tienen algo en común: su excelencia y el toque personal de Irene. Entre sus especialidades destacan los individuales, una de sus mayores apuestas. Irene describe cada uno de ellos con entusiasmo y nos cuenta los ingredientes que componen sus creaciones:
- Manzana, kiwi y lima: un postre fresco que combina la acidez del kiwi con la suavidad de la manzana, creando un equilibrio perfecto de sabores.
- Chocolate negro, praliné de avellana y cacao: una opción más indulgente que ofrece una rica combinación de texturas y sabores intensos.
- Café, caramelo y chocolate con leche: un deleite para los amantes del café, con un toque de caramelo que suaviza su sabor.
- Vainilla, cacahuete y caramelo: un dulce clásico con una combinación de sabores que nunca pasa de moda.
- Cheesecake versionada con frambuesa: un toque moderno de la tradicional tarta de queso, con un toque afrutado que la hace irresistible.
Además de estos individuales, Irene destaca su línea de bollería, que ha sido un éxito desde su apertura. «El brioche de nata está gustando muchísimo», comenta con orgullo. Este brioche ha conquistado a todos por su esponjosidad y sabor delicado. Otro de los productos que no deja de sorprender a los clientes es el cake de plátano, que Irene describe como uno de sus favoritos por lo jugoso y sabroso que resulta.
Cuando se le pregunta por el producto que todos deberían probar en su visita a Itama, Irene no duda ni un segundo: «El individual de manzana, kiwi y lima es algo que la gente no se puede perder. A pesar de sonar algo extraño, el contraste de sabores y el equilibrio entre la acidez del kiwi y la dulzura de la manzana hace que sea una experiencia única», afirma.
Si tuviera que definir su estilo en una sola palabra, Irene lo tiene claro: creatividad. «Eso es lo que intento transmitir en todo lo que hago», nos dice. Y, sin duda, Itama es el reflejo de su compromiso con la innovación, la calidad y la emoción a través de la pastelería. Cada pastel, cada postre, es una pequeña obra de arte que busca tocar los sentidos y provocar una reacción, una sonrisa, o incluso un recuerdo.
Con este enfoque, Irene ha logrado no sólo crear una pastelería, sino una experiencia sensorial que ya ha conquistado a todos los que se han acercado a probar sus creaciones. Sin lugar a dudas, Itama se ha convertido en un nuevo referente en la ciudad para todos los amantes de la pastelería de autor.
Además, Irene anuncia que todos sus dulces contarán con una versión especial para esta Navidad, aportando un toque festivo a su pastelería.