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Una escapada de otoño a Viena para dormir en la residencia de un duque

(Foto: Marriott)

La capital mundial de la música es un buen destino siempre, y más en invierno… Porque a pesar del frío, la ciudad se engalana con sus luces y su ambiente navideño. Su ambiente palaciego es siempre apetecible, sus museos, sus palacios, sus teatros… Es fácil sentirse un príncipe, es fácil sentirse Sissi Emperatriz, y para ello, necesitamos un hotel a la altura. En tu próxima visita a Viena necesitas reservar en el hotel que fue la residencia de un duque. Abrimos las puertas de uno de los mejores alojamientos de la ciudad: el Hotel Imperial, a Luxury Collection Hotel de Marriott.

(Foto: Marriott)

El Hotel Imperial fue un palacio privado, la residencia del duque Felipe de Württemberg. Ubicado en el clásico y elegante Ring Boulevard de la capital austríaca, se transformó en el Hotel Imperial para la Exposición Universal de Viena y se inauguró el 28 de abril de 1873. El hotel cumple este año 150 años. Y durante todo este tiempo, ha albergado a mucha gente y han pasado muchas cosas. Así lo dicen desde el hotel: «El Hotel Imperial ha acogido a miembros de familias reales, políticos y otros líderes de opinión internacionales desde que abrió sus puertas en 1873 como el primer hotel de lujo en Viena».

(Foto: Marriott)
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Pero entremos primero. Su decoración interior sigue el romanticismo vienés propio del siglo XIX. Las esculturas de mármol y los candelabros de cristal se van casi encontrando en cada paso de este palacio. Porque no olvidemos que lo era. Uno de sus rincones más bellos es sin duda la escalera, por la que habrán pasado multitud de personalidades y que conduce a las habitaciones y a las suites. Algunas de estas estancias tienen unas vistas privilegiadas a la ciudad. Los tejados de la parte vieja de la ciudad nos acompañan al asomarnos por la ventana.

(Foto: Marriott)
(Foto: Marriott)

Precisamente por es un hotel que ha recibido a múltiples personalidades, el servicio es exquisito. Fue el primer alojamiento de lujo en la ciudad, y casi podríamos decir que el Hotel Imperial lo sigue siendo. En pocos lugares te hacen sentir como un duque. ¿Una curiosidad que se destaca…? Su discreción. Además de sus estancias, decoradas en diferentes colores y todo lujo de detalles, espaciosas para poder disfrutar en ellas… Hay otras estancias del hotel que hay que destacar. Como el Café Imperial Wien, un clásico en la ciudad, de interés histórico, perfecto para disfrutar de un Wiener Schnitzel o la Imperial Torte.

(Foto: Marriott)
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Hemos hablado de su interior, pero también hay que realzarlo por fuera, su arquitectura es apabullante. La fachada es de estilo neo-renacentista, con una balaustrada de piedra con los animales del escudo de armas Würtemberg… la entrada era grande, para que pudieran entrar los coches de caballos. Su ubicación era fantástica, sus salones amplios, ideales para celebrar fiestas… Y lo bueno, es que podemos seguir sintiéndonos como un duque porque podemos celebrar eventos en ello. Quizá este plan es demasiado, pero un fin de semana de otoño en Viena sintiéndose un duque, durmiendo en un palacio, no es mal plan.

(Foto: Marriott)