Ignasi Elías sirve en su restaurante el melón más caro del mundo: «Llega de Japón y cuesta 240 €»
Si hay un restaurante japonés en Madrid capaz de transportarnos directamente a Japón, ese es Pilar Akaneya. Es el segundo local de Akaneya, cuyos espacios están cuidadosamente amueblados con mobiliario traído directamente desde Japón para garantizar una experiencia auténtica. Ignasi Elías, Director General de Akaneya, nos cuenta con emoción cómo nació este ambicioso proyecto, que no sólo busca replicar la estética nipona, sino también ofrecer una experiencia gastronómica única: sus restaurantes son los únicos fuera de Japón donde se puede degustar la exclusiva carne Matsusaka Beef. En sus menús cerrados —ya que no trabajan con carta— también se encuentra otro producto insólito: el Crown Melon japonés, un melón que alcanza los 240 € por pieza y que se sirve como postre. Durante la entrevista, Elías nos adelanta que, tras la reciente apertura de su tercer restaurante, Marie Akaneya en París, ya están deseando abrir un cuarto local que, como los anteriores, llevará nombre de mujer.
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«Cada mesa del restaurante está diseñada para que vivas un viaje de principio a fin. No es sólo comer, es sumergirse»
El origen del proyecto es casi romántico. Elías, profundamente vinculado a Japón por su familia, descubrió en 2009 un pequeño restaurante en una calle mágica de Kioto llamado Akaneya. «Me cambió», recuerda. «Fue una experiencia transformadora. Me marcó tanto que decidí abrir uno en España sin tener ni idea de restauración». Hoy, Pilar Akaneya encarna ese recuerdo, manteniendo viva una de las versiones más tradicionales de la experiencia yakiniku, donde el cliente cocina la carne en una parrilla sobre brasas reales, justo en su propia mesa.
«Nuestros ingredientes estrella son carne y melón. Nada más común, ¿no? Pero cuando usas carne Matsusaka y Crown Melon japonés, el resultado es otra cosa»
Aunque el nivel de detalle y calidad es propio de un restaurante de alta gastronomía, Elías insiste en que su propuesta es cocina tradicional y popular japonesa. «Nuestros ingredientes estrella son carne y melón. Nada más común, ¿no? Pero cuando usas carne Matsusaka y Crown Melon japonés, el resultado es otra cosa». Ambos productos son de lujo: la carne Matsusaka —prácticamente imposible de encontrar fuera de Japón— es considerada una de las mejores del mundo, y el Crown Melon, con un precio de hasta 240 € por unidad (aunque los mejores pueden superar los 3.000 € en subastas), es un símbolo de exclusividad y perfección estética en Japón.
«El melón es increíblemente dulce, claro. Pero al final es un melón. Lo extraordinario cómo se cultiva: dejan crecer uno solo por planta, el más bonito, el más prometedor. Es una joya natural»
En Pilar Akaneya no hay carta: la experiencia se estructura en tres menús cerrados de doce o trece pasos. Desde edamame hasta miso, cada plato se prepara con el objetivo de ser el mejor que hayas probado jamás. «No innovamos cambiando platos cada temporada. Nuestra innovación es hacer lo mismo, pero mejor», dice Elías. Y lo consiguen, gracias en parte a los constantes viajes a Japón, que alimentan su aprendizaje y perfeccionamiento.
“La sopa de miso que tomas hoy no es igual que la de hace dos años. Siempre estamos descubriendo cosas nuevas”, añade
En un momento del menú –cuando ya el comensal está inmerso en esa atmósfera envolvente– llega la brasa. Un camarero trae cuidadosamente los lingotes incandescentes de carbón, procedentes del horno de cocina y coloca la parrilla. Cada cliente cocina su carne a su gusto, en un ritual íntimo y participativo que convierte la cena en una ceremonia.
La estética como puente sensorial
Todo, absolutamente todo, en Pilar Akaneya está pensado para transportarte: los materiales, la arquitectura, el mobiliario e incluso los aseos, son japoneses. «La estética en Japón lo es todo. Queríamos que entrar aquí fuese como cruzar a otro mundo. Lo hemos conseguido porque lo que ves, lo que hueles, lo que tocas… es de allí. Incluso el retrete es japonés», sonríe Elías.
La intimidad del espacio también contribuye a la experiencia: cada rincón está diseñado para el recogimiento, el disfrute pausado y la contemplación. No es raro que los clientes lo describan como «la forma más barata de viajar a Japón».
«No sé dónde será, pero habrá más. Queremos que cada apertura sea mejor que la anterior y que lo aprendido en una se traslade a las otras. Son hermanas que se enseñan mutuamente»
Tras Barcelona (Carlota Akaneya) y Madrid (Pilar Akaneya), el grupo ha dado el salto internacional con la apertura de Marie Akaneya en París. ¿El futuro? Prometedor. «Ya estamos trabajando en un cuarto restaurante, que también llevará nombre de mujer», anticipa Elías con una sonrisa.