Un hotel en el campo a 10 minutos de Gerona
En esta época del año nos apetece escaparnos al campo y tener contacto con la naturaleza. Y por eso cualquier hotel rural nos parece un buen plan. Esta vez viajamos hasta Cataluña porque a 10 minutos de Girona encontramos el alojamiento ideal para desconectar de la ciudad. ¿A 10 minutos en coche? No, a 10 minutos andando.
Hablamos de La Torre de Can Puig, una finca del siglo XIX restaurada en pleno valle de Sant Daniel. Es el acceso natural del macizo de les Gavarres, lugar de encuentro de senderistas que pasean por allí. Uno de esos sitios a pocos minutos de la ciudad para despejarse, solo a 10 minutos del casco antiguo. El hotel no tiene mejor sitio.
Nos encanta esa mezcla entre rústico y moderno que lo notamos en muchos de los detalles de este pequeño hotel boutique. Nos gusta que se mantengan los elementos originales de la casa. Lo vemos en las habitaciones, en los baños, en las estancias… Tienen el sello de la interiorista Lara Pujol.
Es una de esas casas con encanto donde disfrutar de un fin de semana o muchos días, con amigos o toda la familia. Porque a veces solo necesitamos eso, un rincón lleno de paz y silencio para desconectar de todo. Pero está bien tener la ciudad cerca, por si nos queremos escapar a tomar un café, a cenar o a pasear por el magnífico casco antiguo de Girona. Uno de los más bonitos de nuestro país.
5 habitaciones para 10 personas, un salón para reunirnos todos, una balsa restaurada para bañarse al aire libre con agua salada, hamacas para tomar el sol, altavoz para escuchar esa música que nos apetece, una gran terraza para comidas al aire libre, una barbacoa, multitud de árboles para dormir la siesta en su sombra…
Y naturaleza alrededor para pasear y conectar con ella. Una finca de la que se enamoraron los dueños, que se dedican a rehabilitar lugares con encanto y venderlos. En este caso La Torre de Can Puig les roba el corazón.
¿Lo mejor del lugar? Las maravillosas vistas al Monasterio románico del valle de San Daniel, al que pertenece la finca. «La casa, una antigua masía de piedra de una sola planta, fue adquirida y ampliada la segunda mitad del siglo XIX por Josep Puig i Corominola, miembro de la burguesía catalana de Girona y Fundador de Hierros Puig, conocida empresa gerundense, para convertirse en la casa de veraneo que disfrutarán a través de las generaciones de la misma familia. Se dice que la finca era conocida por acoger fiestas y ocio con la alta sociedad gerundense y catalana, donde habían asistido personajes reconocidos y amigos de la familia, como el artista Santiago Rusiñol», explican.
Pero también destaca la zona la cocina y el comedor, que nos abraza para que nos juntemos, con la familia o los amigos. Después, el salón con chimenea para largas y divertidas sobremesas… O para estupendas siestas junto al calor del hogar. Un hotel boutique con un poco de casa rural. Esa es una buena definición.