El flechazo ‘foodie’ de Rosalía en el madrileño barrio de La Latina: «Compró pan y bollos»
Hace poco, Madrid experimentó algo insólito y fue la cantante Rosalía paseando por sus calles. Cuando se comenzó a hablar del lanzamiento de su nuevo trabajo, Lux, el mundo de la música se sumió en una revolución que ha resultado en un disco al que muchos califican como obra de arte. Con su aparición en Callao, la superestrella rompió los esquemas de este tipo de personajes, pero no sólo nos referimos a eso. La catalana se paseó por su gastronomía y nos dejó una recomendación que tiene relación con su nuevo trabajo.
La artista nos ha demostrado que su talento es muy difícil de igualar, pero también nos ha contado, a través de sus redes sociales, lo aficionada que es a la gastronomía. Mientras que otros perfiles muestran restaurantes dignos de la jet set, lo que a ella le interesa es la pureza de la cultura culinaria, es decir, lo castizo. Eso lo vimos cuando nos mostró Casa Macareno, en Malasaña, conocido por recetas como los huevos rotos, croquetas de jamón ibérico y trufa o su ensaladilla Macareno con bonito en escabeche. Pero no termina aquí.
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Llega el turno para los más golosos y es que, en su estancia en la capital, Rosalía también visitó el Obrador San Francisco, un rincón artesanal en La Latina que acaba de colarse en la ruta foodie de muchos gracias a ella. El espacio se encuentra ubicado en la Carrera de San Francisco, 14, y no es cualquier panadería industrial. Es un lugar en el que se trabaja con harinas ecológicas molidas a la piedra y fermentaciones lentas, además de una dedicación que se nota en cada bocado. Según han transmitido desde el propio obrador: «La visita de Rosalía fue tranquila, discreta y muy cercana. Nada de séquito enorme ni despliegue mediático: la artista entró, saludó, compró su pan y sus bollos, y se marchó con la sencillez de quien se siente a gusto en lo auténtico».
Muchos se preguntan el momento en el que pasó por el obrador y fue el día antes de presentar Lux en Callao. Para todo el que haya caminado frente a la puerta, el olor que sale desde el interior atrae y funciona de manera embriagadora para comprar algunas de sus delicatessen, algo que hizo la catalana y se llevó una baguette y un croissant. Tras el proyecto se encuentra Antonio Ramos, que dejó su carrera como topógrafo, para cumplir un sueño. Descubrió casi, por casualidad, su pasión por la panadería cuando comenzó a elaborar pan en casa, sin aditivos y con mucha paciencia. Lo que empezó como una afición se convirtió en un oficio y finalmente en un proyecto propio abierto al público localizado en el barrio de La Latina.
La artesanía es lo que conquista a los clientes y, sobre todo, los productos con los que se hace cada pieza que se vende en el día a día. Las elaboraciones son puras y se llevan a cabo con masa madre natural, fermentaciones de 24 horas y sin levaduras industriales, utilizando harinas de proximidad e ingredientes de la mejor calidad.
La bollería es casi reciente, pero en lo que más experiencia tienen es en el pan. Mucha gente se preguntaba por qué Rosalía había escogido este lugar y es que sus propuestas originales, como pan con un toque picante con ajo asado, o aromatizado con cebolla y laurel, dicen todo.