En pleno corazón de Madrid, donde la energía incesante de la Gran Vía se funde con el encanto arquitectónico de principios del siglo XX, emerge Brach Madrid, un hotel que no se limita a ofrecer alojamiento, sino que propone una experiencia sensorial y emocional completa. Concebido por el visionario diseñador Philippe Starck, este espacio redefine el lujo urbano con una fórmula que aúna diseño vanguardista, gastronomía internacional y bienestar integral.
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Nada más cruzar el umbral, el visitante percibe que Brach Madrid es mucho más que un hotel. Es un lugar habitado, como diría Starck, «lleno de objetos con valor sentimental, donde cada detalle evoca nostalgia y belleza». El edificio, inaugurado en 1922, ha sido transformado con respeto por su herencia arquitectónica y con una visión contemporánea que se traduce en una mezcla armónica de lo rústico y lo sofisticado. Las 56 habitaciones son acogedoras, cálidas, casi íntimas, con materiales nobles, iluminación tenue y una cuidada curaduría de mobiliario y arte.
Erwan Gaio, director del hotel, lo resume con orgullo: «Llevamos solo cinco meses abiertos, pero ya hemos creado un lugar donde los huéspedes se sienten como en casa». Y es cierto. El ambiente del Brach invita al recogimiento, al disfrute sin pretensiones y a la conexión auténtica con el entorno.
Un viaje gastronómico por el Mediterráneo
La cocina es uno de los pilares fundamentales del concepto Brach. En su restaurante, la cocina mediterránea se reinventa con un toque internacional bajo la batuta del chef ejecutivo del grupo, que también firma las propuestas de Brach París. En su carta conviven las especias de Marruecos, la frescura de Grecia y la autenticidad de los productos locales españoles, con platos que celebran los sabores del sur de Europa.
Entre sus hits, el hummus con pan de pita casero, los calamares con alioli de ajo negro o las ensaladas con hierbas frescas triunfan entre una clientela que valora tanto la estética como la calidad. Y como broche de oro, la pastelería francesa del hotel: flan parisino, cookies de mantequilla salada, postres de frutas de temporada y, próximamente, una nueva carta veraniega protagonizada por los frutos rojos.
Bienestar holístico en ‘Le Capsule Spa’
El spa Le Capsule es un santuario de equilibrio y cuidado corporal. Aquí no sólo se buscan tratamientos, sino transformaciones internas. Laura Castro, recepcionista del spa, describe algunos de los servicios más innovadores, como el Masaje Cápsula personalizado, sesiones de acupuntura, tapping emocional o la popular cama de flotación, que simula el vientre materno y utiliza agua del Mar Muerto para aliviar el estrés físico y emocional. El circuito se completa con un baño de hielo y una cámara hiperbárica, ideal para deportistas o quienes buscan una recuperación profunda.
La azotea: Madrid en panorámica
En la séptima planta, la azotea de Brach es el secreto mejor guardado del hotel. Desde sus cómodos sofás y salones privados se divisa la ciudad en todo su esplendor, convirtiéndose en el escenario ideal para eventos íntimos, cócteles privados o encuentros informales. Todo, con la energía inconfundible del skyline madrileño como telón de fondo.
¿Por qué visitar Brach Madrid?
Porque no es sólo un lugar para dormir, sino para vivir. Aquí, cada rincón está pensado para emocionar. El diseño de Philippe Starck no impone, acompaña. La cocina no impresiona, seduce. El spa no sólo relaja, transforma. Y sobre todo, Brach Madrid recupera el verdadero sentido del lujo moderno: un lujo sereno, humano, sensible y lleno de alma.
