Merece mucho la pena reflexionar unas líneas sobre lo que es el ÉXITO. Las merece porque, al igual que la felicidad, es un concepto abstracto en lo general, pero muy subjetivo en lo individual. Todos buscamos éxito y felicidad como filosofía de vida, como meta, como objetivo y, al igual que con la felicidad, cuesta encontrar las claves y empezar a sintetizar la información tan extensa que tenemos y tantos discursos que hacen referencia a ello, todos motivadores, contagiosos cada uno con sus claves, con sus recetas, con sus opiniones.
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He llegado a la decisión de escribir este artículo a raíz de una comida/tertulia que tuve la semana pasada con un amigo, empresario de éxito, de estos que se han hecho a sí mismos a base de esfuerzo y de raza, de perseverancia, inteligencia, disciplina y equipo. De estas personas orgullosas pero humildes, exigentes pero generosas, donde la superación y el querer más, está en su ADN. Una masterclass sobre el ÉXITO, acompañada de una tertulia interesante donde uno solo puede aprender, escuchar y volver a casa para empezar a escribir estas líneas para vosotros/as.
Vamos directamente al grano. Existen varios denominadores comunes que nos sitúan conceptualmente en el éxito, independientemente de lo que el éxito signifique para ti. Uno de los más importantes podría ser la resiliencia. En principio el éxito no está reservado a las personas con mayor IQ, tampoco al que más horas trabaja, ni al más académico, ni al más listo.
Influyen sustancialmente los niveles de dopamina y la memoria, dos elementos que contribuyen mucho al éxito, la información inconsciente, los millones de bits de información que fluyen a través de nuestras redes neuronales y que convertimos en pensamientos conscientes. Cuanto más claro tengamos nuestras metas y objetivos, más ideas nos vendrán para alcanzarlas, ¡la ley de la atracción diría yo! Cuando nuestro cerebro hace el ejercicio de recordar éxitos pasados se motiva, se dispara la dopamina con el pensamiento y se activa el deseo de volver a sentir el placer del éxito, así de fácil.
Cuando empezamos a andar y ya llevamos bastante tiempo avanzando y echamos la mirada atrás, nos damos cuenta de las tantas veces que nos hemos equivocado, de las muchas veces que nos hemos caído, de otras tantas que nos hemos frustrado, pero siempre nos hemos levantado una vez más o como se dice en inglés, just walk the extra mile.
Registrar esta frase: “SI NO TE RINDES NO TE PUEDEN GANAR”
Quizá esta sea una de las claves que deberíamos grabarnos en nuestras neuronas a base de repetirnos una y otra vez que si no nos rendimos, que si cada vez que nos caemos nos volvemos a levantar, que si cada vez que cometemos un error seguimos avanzando y aprendemos, esta es una de las claves al éxito.
El éxito, al igual que la felicidad, ha sido motivo de estudio, de investigación por grandes científicos, historiadores… Un estudio reciente después de 7 años de investigación y más de 500 entrevistados, todos ellos personas de gran éxito contrastado en un sinfín de actividades sociales, económicas, empresariales, personales, etcétera, concluyó que hay 8 claves para el éxito.
La primera es la PASIÓN por lo que haces. La pasión es un impulso que no solo suma, multiplica por múltiplos. Si uno ama lo que hace, si su motor es la pasión por lo que hace, deja de ser trabajo y se convierte en placer y como todos sabemos, la hormona del placer es la dopamina, por lo que todas las personas de éxito segregan grandes cantidades de dopamina y de oxitocina, en constante búsqueda de nuevos retos y de nuevos estímulos. Con la pasión por lo que uno hace se abre la creatividad.
La segunda es el TRABAJO. Todos coinciden en que las cosas no caen del cielo, que no es cuestión de suerte, si existe tal cosa, es cuestión de trabajar duro, de trabajar más. Como dice Elon Musk, no puedes obtener los mismos resultados trabajando 40 horas que trabajando 90 horas a la semana.
La tercera, es el ENFOQUE, la concentración, de saber que solo podemos hacer una cosa con excelencia. Ya sabemos que la ciencia ha sido capaz de establecer que los individuos somos single task, ciertamente podemos hacer más de una cosa a la vez, pero ciertamente podemos hacer una sola cosa con excelencia, por tanto, hay que concentrarse y enfocar bien.
La cuarta es la resiliencia, persistir, levantarse siempre una vez más, no rendirse, walk the extra mile, aguantar y seguir avanzando. ¡La quinta es tener ideas, como dijo Bill Gates, «tuve una idea»! La sexta, es ser bueno, ser EXCELENTE en lo que uno hace y eso solo se consigue con la práctica, con la disciplina, con la exigencia, con ir adquiriendo conocimiento. La séptima es empuje que, junto a la resiliencia y la persistencia, siempre nos lleva a empujar y a seguir sumando.
La octava es COMPARTIR, la más generosa de todas, de servir, de dar, es un denominador común a todas las personas de éxito. Según los filósofos no podemos tener éxito en todo. Si tenemos éxito en una cosa, en otra habrá algún otro elemento de nuestra balanza que se va a resentir, por tanto, el éxito como concepto estará vinculado a otra faceta de nuestra vida que no lo tenga tanto. Interesante, ¿no?
De ahí la frase, «ten cuidado con lo que deseas porque podrías conseguirlo» o «el éxito tiene un precio».
El éxito es lograr lo que uno se propone y hay que tener cuidado porque, en una sociedad moderna muy orientada hacía el tener más que hacia el ser, podemos caer con mucha facilidad en el éxito ajeno. Es decir, dejarnos seducir por exhibir lo que para los demás es el éxito, por tanto, crear un éxito de cara al escaparate pero a la vez sentirnos muy vacíos por dentro. No podemos caer en la trampa de creer que el éxito es tener un estatus social o económico, de ser famoso o admirado por mucha gente, de tener muchos likes o seguidores en las redes sociales. Tener éxito es algo mucho más profundo.
Por consecuencia el éxito debe ser personal, lograr lo que uno honestamente se propone.
Si eso es así, todos en algún momento hemos tenido éxito, porque todos hemos conseguido nuestro propósito en alguna cosa. Quizá lo difícil sea conseguir el gran éxito de nuestra vida o la constancia en el mismo.
Soy un gran fan de las micro-meditaciones, las de dos minutos, las que te centran en un momento en cualquier lugar, así que también soy muy fan de considerar, de valorar los éxitos alcanzados cada día, de no concentrarme demasiado en alcanzar los éxitos grandes, pasos pequeños, pero de forma constante, hacen que lleguemos al éxito completo.
El éxito se trabaja día a día, se construye día a día, cada día un logro, cada día una meta, pero con una visualización de lo que se quiere alcanzar.
Quedan pocas semanas para finalizar el año y será buen momento para echar la vista atrás, seguro que nos sorprenderá ver lo mucho que hemos conseguido y la poca importancia que le hemos dado, tomar consciencia de lo conseguido dará valor añadido a nuestro esfuerzo y mérito.
También será buen momento de visualizar lo que queremos conseguir para el futuro a corto y medio plazo, trazar una estrategia, comprometerse, enfocar y desarrollar con resiliencia, persistencia, constancia y disciplina, con mucho corazón y poniéndole toda la pasión, atención y concentración en lo que nos proponemos conseguir y así alcanzar el éxito en nuestra tarea. La peor decisión es no intentarlo y quedarse quieto, así que manos a la obra, tener éxito solo depende de nosotros, no de los demás, las oportunidades se trabajan, se atraen, se buscan, solo así aparecen y dan lugar al éxito.