El espectacular hotel escondido en una maravillosa estación de tren abandonada
Casi todo está inventado, pero hay una cosa sobre la que aún se puede innovar, y es que cada vez se dejan más de lado los clásicos edificios, con personalidad poco definida y se opta por buscar localizaciones más estudiadas, como pueden ser grandes palacios, castillos franceses, villas para hoteles boutique e incluso una estación de tren. Sí, has leído bien, existe un hotel que encuentra en el interior de una estación de tren y está en España, concretamente, en Canfranc, Huesca. Con una estética clásica por fuera y unos acabados de alto nivel por dentro, hace las delicias de todos aquellos que quieran alojarse, en plena naturaleza, en el interior de un edificio de características históricas.
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El 18 de julio de 1928 abría sus puertas, por primera vez, la Estación Internacional de tren de Canfranc, ubicada en esta localidad aragonesa. El rey Alfonso XIII, el presidente de la República Francesa, Gaston Doumergue, y el general Miguel Primo de Rivera fueron algunos de los personajes históricos que asistieron al lugar. Pocos imaginarían que este espacio, con enorme afluencia de pasajeros y trajín de maletas, fuera a convertirse hoy en un hotel de 5 estrellas. Además de ello, fue declarado Bien de Interés Cultural en 2002 y este emblemático edificio forma parte del Patrimonio Histórico Cultural Ferroviario, aparte de ser uno de los complejos ferroviarios más importantes construido en la Europa del primer tercio del siglo XX.
Con la idea de vivir los pequeños momentos, este Royal Hideaway de Barceló se quedó con el nombre original, Hotel Canfranc Estación. Compuesto por 104 habitaciones, diseñadas con una estética cálida y elegante, se complementa con elementos art decó, originarios de la primera etapa del siglo pasado, creando un ambiente en el que confluyen la nostalgia y la modernidad. La historia de la cultura popular aragonesa también está patente en su esencia y los colores de sus característicos trajes tradicionales, se encuentran sobre la gama cromática que lo compone.
Sus rincones están repletos de memorias que narran las historias que han vivido sus paredes y eso queda patente en el histórico vestíbulo de la estación, donde se alberga la recepción. Un vestíbulo que fue restaurado durante una década por los profesores y alumnos de la Escuela Superior de Conservación y Restauración y la cual le valió el Premio Internacional Golden en 2018. En lo alto de la estancia, un bellísimo y enorme reloj corona un lugar crucial y significativo en la historia ferroviaria de nuestro país.
Un punto clave en el diseño interior es que se ha apostado por completo el talento local y la cultura popular aragonesa, de modo que incluso los uniformes de los trabajadores del hotel han sido creados por un diseñador aragonés. Para dejar a punto este icono de la cultura aragonesa, referente del diseño y la arquitectura, se duplicó la plantilla de trabajadores para dejar todo a punto y que cada detalle sea perfecto.
La gastronomía está presente y es uno de los puntos fuertes del hotel. Eduardo Salanova y Ana Acín, referentes de la alta cocina aragonesa, son los líderes de este proyecto para el que se han rehabilitado 2 vagones siguiendo el estilo clásico del siglo XX. Y es que los comensales podrán disfrutar en esos 2 vagones-restaurante del concepto Royal Breakfast, gastronómico y a la carta.
El mundo wellness viene representado por sus increíbles zonas de descanso. Si lo que buscas es relajarte de un ajetreado día, en la planta baja puedes encontrar su cuidado spa, con una piscina climatizada, perfecta para cualquier momento del año y la zona fitness, para seguir manteniendo una constante rutina de ejercicios. Pero si, al contrario, prefieres leer y relajarte tranquilamente, se puede tomar un cocktail en la biblioteca que, según rezan sus líneas, es absolutamente única.