Diego Santa Rosa: «Tribeca Bistró es cocina clásica europea con la atmósfera nostálgica de Nueva York»
En el cosmopolita y elegante barrio de Salamanca, donde la innovación y la tradición se dan la mano, ha surgido un nuevo santuario para los paladares que anhelan autenticidad. Tribeca Bistró, un acogedor restaurante que apenas lleva cinco meses abierto en la céntrica calle Marqués del Duero, no es sólo otro lugar para comer; es una experiencia emocional que rescata los sabores que marcaron nuestra infancia y los mejores momentos alrededor de una mesa.
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Su artífice es Diego Santa Rosa, un chef mexicano con una visión clara y un paladar formado en algunas de las mejores cocinas de España. Su concepto es tan sencillo como poderoso: cocina tradicional, sin pretensiones ni modas efímeras.
«Rescatamos lo clásico. Es el sitio donde traemos esa parte nostálgica, el recetario clásico europeo. Comida de toda la vida, sin aceite de trufa ni maracuyá. Simple, lo que nos gusta a todos”, explica Diego con la pasión de quien ha encontrado su verdadera calling.
La aventura de un sueño con sabor mexicano
La historia de Diego es un relato de determinación. Desde muy pequeño supo que su vida estaría en la hostelería. Tras graduarse en la prestigiosa escuela de cocina Luis Irizar en San Sebastián, pulió su arte en cocinas vascas hasta que el destino lo trajo a Madrid para gestionar proyectos gastronómicos. Tras un ciclo de aprendizaje, supo que era el momento de dar vida a su propio sueño: «desarrollar mi restaurante». Con un proyecto sólido en la mano, encontró a su socio, «mi tocayo Diego», como él mismo dice, y a su jefe de cocina, Pepe, con quien ya había trabajado antes. Juntos, han tejido el equipo que hoy hace magia en Tribeca.
Un espacio que evoluciona con el día
Tribeca es un camaleón que se adapta perfectamente al ritmo de su distinguido barrio. Al mediodía, se convierte en el refugio ideal para el ejecutivo con un menú diario «muy cuidado» que cambia semanalmente, ofreciendo una propuesta de calidad a un precio razonable. Pero cuando cae la noche, el lugar se transforma. La luz se torna tenue, la atmósfera se vuelve más íntima y la carta extensa se despliega para invitarte a una cena pausada o a un cóctel. «Está pensada para que, si tienes alguna intolerancia o dieta específica, haya un plato para ti», asegura Diego.
Los imprescindibles: del tartar al chocolate
¿La recomendación? Dejar que el chef guíe el viaje. Si hay que elegir, el steak tartar se ha vuelto una locura por su sabor honesto y perfecta ejecución. Y para el final, un postre de chocolate que Diego describe, simplemente, como espectacular.
Un nombre con alma: el espíritu de Nueva York
El nombre no es casual. Tribeca rinde homenaje al barrio neoyorquino que simboliza la reconversión de lo clásico en algo nuevo y vibrante. «Es un barrio donde se está rescatando esta parte clásica, su interiorismo, su atmósfera… y nosotros, por eso hemos elegido este nombre», comenta el chef. Es, en esencia, la perfecta metáfora de su propuesta: honrar el pasado con una mirada contemporánea.
Tribeca Bistró es más que una comida; es una pausa, un regreso a los sabores que realmente importan, en un rincón de Madrid donde la nostalgia se sirve en cada plato.