Plan gourmet para el puente: comer cochinillo en los asadores más top de Madrid (y alrededores)
Si hay un plato que encierra el espíritu de una escapada otoñal, ese es el cochinillo. Dorado, crujiente, jugoso, con ese aroma a horno de leña que parece abrazar los días fríos. Madrid y sus alrededores guardan templos donde este clásico castellano se sirve con maestría, desde las casas más históricas hasta los asadores que han elevado el cochinillo a categoría gourmet. Este puente, si hay un plan infalible, es sentarse frente a un horno encendido y dejar que el tiempo se mida en copas de vino y pieles crujientes. Aquí, los mejores restaurantes para rendirse al placer del cochinillo, sin salir de Madrid o en una escapada de una hora.
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Los mejores cochinillos para disfrutar este puente en Madrid (y alrededores)
Coque en Madrid
En pleno corazón de Madrid, el triestrellado Coque, de los hermanos Sandoval, convierte el cochinillo en una obra de arte. Mario Sandoval reinterpreta la receta tradicional con un toque contemporáneo: cochinillo lechón jugoso y su piel crujiente, acompañado de chicharrón con pimienta de Sichuan y salsa de melaza. Una combinación que juega entre lo castizo y lo innovador, donde cada bocado tiene la textura perfecta y el equilibrio entre dulzor y umami. No es un cochinillo al uso, sino una experiencia gastronómica que eleva la tradición a la alta cocina.
El Senador en Madrid
A unos pasos de la Plaza Mayor, El Senador es uno de esos asadores donde el tiempo parece haberse detenido. El horno de leña, visible y siempre encendido, es el alma del lugar. Aquí el cochinillo se sirve al estilo segoviano más puro: carne tierna que se deshace con el tenedor y una piel dorada, fina y crujiente. El ambiente clásico, con sus manteles blancos y paredes de piedra, acompaña una experiencia que huele a historia y tradición.
El Pedrusco de Aldealcorvo en Madrid
Desde 1974, El Pedrusco de Aldealcorvo mantiene viva la esencia del asador castellano en pleno barrio de Argüelles. Su secreto está en el horno de leña de encina y en la paciencia: aquí el cochinillo se asa lentamente durante horas hasta que la piel se convierte en un cristal dorado y la carne se desprende sola del hueso. Acompañado de una ensalada de la casa y un buen tinto, es de esos lugares donde cada comida se siente como un viaje a un pueblo de Castilla.
Casa Botín en Madrid
Fundado en 1725, Casa Botín presume de ser el restaurante más antiguo del mundo, y también uno de los grandes santuarios del cochinillo. En sus hornos centenarios de leña se asan cada día cochinillos jóvenes procedentes de Segovia, siguiendo la misma técnica desde hace casi tres siglos. La piel, dorada y quebradiza; la carne, tierna y jugosa.
Asador de Aranda en Madrid
Con varios locales en la capital, Asador de Aranda es otro referente imprescindible. Su majestuoso horno de barro y la cuidada selección de cochinillos de Aranda del Duero garantizan una textura inigualable. El punto de cocción es exacto: carne melosa y piel crocante que se rompe con un simple toque de tenedor.
Asador del Rey en El Escorial
A los pies del monasterio, Asador del Rey combina la majestuosidad del entorno con el sabor rotundo del cochinillo segoviano. Su horno de leña, siempre encendido, es protagonista. Aquí el cochinillo llega a la mesa dorado, crujiente y servido en cazuela de barro, acompañado de patatas panaderas y un vino de la zona.
Puerta de la Reina en La Granja de San Ildefonso
A pocos metros del palacio, Puerta de la Reina ofrece una versión elegante y cuidada del cochinillo. Su propuesta combina la tradición segoviana con una presentación más actual. El resultado: una carne rosada, jugosa y aromática, servida con guarniciones de temporada y un servicio impecable.
Asador Las Murallas en Buitrago de Lozoya
En la sierra norte de Madrid, Asador Las Murallas ofrece una de las mejores vistas y uno de los cochinillos más sabrosos de la zona. En su comedor con ventanales al embalse, el cochinillo se asa con mimo, logrando un equilibrio perfecto entre piel crujiente y carne melosa. Su horno de leña y el aire fresco de la sierra hacen el resto.
Mesón de Cándido en Segovia
Hablar del cochinillo segoviano es hablar del Mesón de Cándido. Frente al acueducto, este templo fundado en 1905 mantiene la tradición viva. El famoso corte del cochinillo con el borde de un plato es el gesto que resume su filosofía: ternura, respeto por la técnica y espectáculo. Su piel dorada y su sabor inconfundible justifican el viaje solo por sentarse en una de sus mesas.
Restaurante Jose María en Segovia
También en el corazón de Segovia, José María es otro referente del asado clásico, con una fama que traspasa fronteras. Su cochinillo, procedente de granjas propias, se asa con leña de encina y se sirve con su jugo natural. La carne se deshace, la piel se rompe con un crujido inconfundible.
El Bernardino en Segovia
Menos turístico pero muy querido por los locales, El Bernardino es sinónimo de autenticidad. Su cochinillo, asado como manda la tradición segoviana, tiene ese punto exacto entre grasa fundente y piel crujiente. Su comedor, con vistas al acueducto, es el escenario perfecto para cerrar una escapada de puro sabor castellano.