Celebramos el 90 cumpleaños de Lucio: un alma irrepetible en la sociedad madrileña
¡Cumpleaños feliz, querido Lucio! «¿Un deseo?» Le preguntamos al soplar las velas. «Pues que el mundo se entienda, que la gente se entienda y que se pueda convivir con todos», responde el entrañable empresario hostelero, que forjó su éxito y su fama a base de trabajo duro y simpatía, durante una entrevista con COOL con motivo de su 90 cumpleaños. «He tenido una vida maravillosa», confiesa emocionado. Desde los 12 años, poco a poco, con honestidad y una sonrisa, ha vivido atendiendo a los demás. Con elegancia, con señorío, y hasta con torería. «Me llegan felicitaciones desde todo el mundo», dice satisfecho y abrumado. Felicitaciones y regalos. Como por ejemplo, un cuadro, -un óleo enorme de un precioso toro bravo- que le envió su amigo Fabrice Pastor y con el que posa agradecido, con sus tres hijos, para una bonita fotografía ante la cámara de COOL.
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Una leyenda
«El secreto de mi éxito es tratar lo mismo al rico que al pobre; el cliente tiene que portarse y yo me comporto», dice sentado en la mesa de Casa Lucio donde hacemos la entrevista, «¡y eso es muy difícil!», añade sin dejar de saludar a quienes se le acercan para pedirle una foto o a darle la enhorabuena.
Hay mucho trajín de gente. El comedor de Casa Lucio está lleno. Es un ir y venir de camareros con bandejas que se cruzan con clientes que entran y salen, venidos muchos desde todos los rincones del mundo para conocer el restaurante más famoso de España y a su dueño y señor. Un empresario siempre atento y con la impoluta chaquetilla blanca tomando nota.
Es la hora de la comida y el ‘jefe’ (así le llama su hija María cariñosamente), acude al número 26 de la calle Cava Baja de Madrid, a Casa Lucio, como es costumbre, para comer y a charlar un rato con los amigos. «Como vivo muy cerca, me gusta venir a diario, y estar aquí como unas cuatro horitas al día», cuenta con cara de ilusión. Y así disfruta, al rodearse de clientes y de amigos de toda una vida.
Casa Lucio, fundada en 1974, es el más antiguo de los 3 restaurantes que abrió en Madrid, donde se sirven sus mundialmente conocidos huevos rotos con patatas. Restaurantes de los que actualmente están al frente sus 3 hijos: Fernando, María y Javier. «Doña Petra era como mi madre. Yo no he tenido profesor, lo he aprendido todo solo en la vida, observando; y he copiado lo bueno, lo que más me gustaba y lo he hecho el que mejor», sonríe recordando sus inicios, cuando tan sólo era un crío buscándose un porvenir en la capital de España.
Casa Lucio continúa en el mismo lugar del centenario ‘Mesón El Segoviano’, donde él empezó a trabajar a los 12 años con su dueña, doña Petra, que le quería como a un hijo. Con los años, le vendería el local, que lo convirtió en Casa Lucio y hasta hoy.
«Tengo unos hijos muy buenos, que tienen carrera todos; pero no quieren ejercer de abogados», revela con satisfacción. «Han aprendido viéndome desde pequeños». En el año 2020, perdió a María, su querida esposa.
«Desde que han nacido, mis hijos han visto lo que he hecho… He sido campeón del mundo de las relaciones públicas…», comenta con gracia, al preguntarle por el legado y las enseñanzas que les dio.
«Ha puesto la prensa internacional que el Rey Juan Carlos y Lucio son los mejores relaciones públicas del mundo», dice . ¿Y qué le parece a usted? Le preguntamos. «Que así es», responde sin dudarlo.
Lucio Blázquez, en el mes de julio de 20215, logró una foto para la historia. Reunió al rey Juan Carlos y a los cuatro presidentes de la democracia -Rajoy, Aznar, Zapatero y González- en su ‘casa’. «Soy intimo amigo de los cuatro y los quiero a todos».
Huevos rotos
Le preguntamos también por los huevos rotos con patatas que han dado la vuelta al mundo. «La receta de los huevos es hacerlos con cariño y tenerlos frescos… Aquí son siempre del día, el aceite es el mejor, la cocina de carbón y las patatas fritas en el momento para cada cliente… No hay más». Si hay más. La clave es el buen humor del tabernero. Así día tras día desde el 4 de noviembre de 1974.
Se sabe un privilegiado. Y lo disfruta cuando lo recuerda y dice que él «ya se conforma con lo que ha vivido y cómo lo ha vivido». Su discreción le avala. Ha visto en primera línea desde su casa, Casa Lucio, la trayectoria de nuestro país. «Como yo no ha vivido nadie en este país… Nadie», confiesa con orgullo. «He visto de todo y a todos…». Las paredes castizas y centenarias fueron y son testigos de la mejor historia de España. Sin duda.
Aficionado a los toros y al fútbol, -es del Atlético de Madrid- como nadie. Por su restaurante han pasado todas las personalidades más relevantes del mundo. De todos los gustos, pensamientos y condición.
Políticos, artistas, escritores, toreros, banqueros, científicos... Y millones de clientes anónimos llegados desde todo el mundo que siguen llenando todos los días las mesas y la barra de esta taberna de leyenda, fundada en 1974 por una leyenda: Lucio Blázquez, que es un tabernero (así le gusta que le llamen), que nunca quiso ser estrella Michelin.