Entre Madrid y La Habana, entre raíces y sueños, encontramos el jardín donde Alejandro Sanz y Rachel Valdés plantaron sus palmeras. En Palmeras en el jardín, su nuevo sencillo y primer adelanto del álbum con Sony Music, Sanz transforma en música la casa que compartió con Valdés en Somosaguas, Madrid: un lujoso chalet de casi 7.000 metros cuadrados, con un jardín que intentaba ser su pequeño rincón caribeño. «Pero, por más palmeras que plantemo en el jardín, esto jamás será La Habana, yo siempre seré Madrid», canta el artista. Te descubrimos cómo es la mansión (y el jardín) que está valorado en 8,5 millones de euros.
Alejandro Sanz y Rachel Valdés vivieron juntos en Madrid en una casa de ensueño: un lujoso chalet que, además de ser su refugio, se ha convertido en la inspiración de Palmeras en el jardín, el primer adelanto del nuevo álbum del artista y el primero que lanzará con Sony Music. Esta canción, llena de nostalgia y reflexión, hace referencia a su vida en esta imponente propiedad, que el cantante adquirió a principios del año 2023, tras vender su casa de La Finca.
Con una extensión de 2.000 metros cuadrados de vivienda y 6.686 metros de parcela, la casa cuenta con un inmenso jardín, donde Sanz y Valdés plantaron sus palmeras, tal y como relata el propio artista en la canción.
Un refugio de lujo en Madrid
Ubicada en una exclusiva zona de la capital, en Somosaguas, esta mansión ofrecía a la pareja todo el lujo y la privacidad que necesitaban entonces. La vivienda se extiende en amplias y luminosas habitaciones y el jardín, al que hace referencia la canción, es uno de los mayores atractivos de la propiedad, ideal para desconectar y encontrar paz.
La casa de Alejandro Sanz destaca por su arquitectura moderna y minimalista, con líneas rectas y grandes superficies que le dan un aspecto elegante y sobrio.
Rachel, en su perfil de Instagram, mostró uno de sus rincones favoritos de la casa: el salón comedor. Presenta una decoración contemporánea con un toque de calidez. Las paredes, pintadas en tonos suaves, como el marfil y el gris claro, crean un ambiente luminoso. La mesa en la que la artista plástica está apoyada, con un diseño minimalista, es de mármol en armonía con el espacio abierto al jardín.
En su época juntos, este chalet fue testigo de su historia y de momentos personales que, ahora, se han convertido en arte a través de las letras del cantante. Aunque la propiedad cuenta con un aire de exclusividad y belleza, esta no fue suficiente para mantener la relación. En el verano de 2023, Alejandro y Rachel decidieron tomar caminos separados, tras tres años de relación.
La casa, al igual que su música, refleja la dualidad que el cantante ha sentido siempre entre España y Cuba, entre Madrid y La Habana. Ahora, esta propiedad queda como un símbolo de ese amor que intentó florecer en tierras madrileñas, pero que, como bien dice Sanz en su canción, «jamás será La Habana».
