«Mi querido YO», por Carlos Pérez-Carracedo
Quizás, el título de este artículo invite a pensar que vamos a hablar del EGO… Pues NO, hoy reflexionamos sobre qué nos diríamos a nosotros mismos con 60 años si tuviéramos 100 y nos encontráramos entre esas personas que tuvimos la enorme fortuna de haber acumulado y coleccionado tantas experiencias a lo largo de nuestra vida, tanta sabiduría que nos ponemos a escribir a nosotros mismos.
A muchos de nosotros ya nos coge de cerca esa edad… Y pensar de que ya estamos a las puertas de los 60 con los 50 ya bien pasados, se nos hace difícil pensar y asumir que dentro de nada empezaremos a afrontar la siguiente década, que normalmente está marcada por grandes cambios.
‘Mi querido YO’
«Los años no importan demasiado, vienen determinados por nuestra fecha de nacimiento»
«Si ya tengo 100 años es que ya lo he conseguido, por tanto, pensar que no puedes llegar a los 100 es poco realista, así que aquí te voy a dejar unos consejos, sino más bien experiencias que me han acompañado durante todo este tiempo para llegar a este punto y poder escribirte esta carta. Presta atención, porque aquí encontraras algunas de las claves de la longevidad y de la felicidad…
En primer lugar, quiero decirte que la tercera edad no es la última, yo ya me encuentro a mis 100 años en la cuarta edad y debo decirte que la tercera edad es una etapa de vida maravillosa donde todos nos podemos considerar jóvenes mayores.
Cada vez más, muchos de nosotros llegamos a esa cuarta edad maravillosa llenos de vigor, energía, motivación y con pocos miedos ya superados, muchos de ellos a lo largo de la vida. No todo es absoluto y lo que debes hacer es empezar a quitarle hierro a las cosas, a ser emocionalmente inteligente y empezar a pensar que no siempre hay que intervenir, que las cosas no suelen pasar como pensamos y que muchas veces con un poco de paciencia todo termina por solucionarse.
A medida que vayas cumpliendo años, empezarás a diferenciar lo que realmente es importante de lo que no lo es en absoluto. Empezarás a relativizar y te darás cuenta de que tanto la ansiedad como la impaciencia, poco a poco se irán domando. Tengo que decirte que la curva de la felicidad es como una enorme montaña rusa, la primera juventud es una explosión y a medida que tenemos que construir la vida, los niveles de felicidad pasan por momentos muy bajos. Pero no te preocupes, que la felicidad remonta a medida que te vas acercando a la tercera edad maravillosa, donde la felicidad campa a sus anchas y la lucha por encontrarla se convierte en un maravilloso camino de conocimiento y tranquilidad.
Supongo que ya habrás empezado a perder seres queridos; conocidos, amigos, familiares… No te preocupes, son los avatares de la vida, toma nota, la vida es un regalo, úsala como tal, cuídala como si fuera un tesoro, disfruta de sus bondades y no des nada por sentado. Que cada día sea especial, busca la belleza en todo, vívela, no te quedes en el sofá viéndola pasar, esfuérzate y no dejes nunca de sonreír.
Los años no importan demasiado, vienen determinados por nuestra fecha de nacimiento, yo ya no me acuerdo de la mía, lo que importa es tu actitud: toma el ejemplo de los japoneses con su IKIGAI, busca un propósito en la vida, cultívalo, ten nuevas experiencias constantemente, experimenta, sigue aprendiendo y ayuda a los demás, porque tienes mucho que ofrecer.
No te olvides del arte del KINTSUGI, ya que hablamos de Japón, que convierte el paso del tiempo, un objeto roto, el desgaste, en cicatrices selladas en oro. De repente, un objeto que estaba roto una vez, es reparado con amor, cariño y pasión, obtiene un valor mayor que el que tenía. Es al final, como la vida misma. Todo lo aprendido es porque algo en el camino se nos ha roto, has tenido la fortaleza de arreglarlo y ahora con todas esas cicatrices de la vida eres más especial cada día.
No te dejes llevar por el pensamiento equivocado de que te estás haciendo mayor, sigues siendo joven, un joven mayor ciertamente, pero lleno de energía y vitalidad. Pero tampoco te equivoques, la vida te exige y nada tiene la suerte que ver en este camino, deberás seguir y si aún no lo has hecho, ya estás empezando a decirle a tu cuerpo que, a pesar de que la gravedad empieza a ejercer su dictadura y tu voluntad puede estar cansada, que tu fuerza y tu masa muscular ya no es la que era, empieza a hacer deporte cada día, cinco veces a la semana, media hora será suficiente, camina, corre, haz yoga, cultiva tu cuerpo, vete al gimnasio, rompe tus límites constantemente y no digas que no puedes. Sabes… Tengo un amigo que se llama Wang Deshun, es chino, tiene 86 años, monta a caballo, monta en moto y además, va 2 horas al gym cada tarde, es un fenómeno, hasta desfila en pasarelas como modelo, si él puede con 86, ¡imagínate tú! Ni que decirte de mí otro amigo japonés que se llama Hiromu Inada, que con 85 años completo un Ironman en Hawaii.
Decirte que uno envejece como ha vivido, así que más te vale vivir bien. La felicidad es algo que tiene mucho que ver con mantener relaciones sanas, invierte tu tiempo en cultivarlas, mímalas, promuévelas y mantén a las personas que suman cerca y las que restan, mi querido, no les des cancha. El tiempo es un valor que, con el paso del tiempo, se convierte en tu moneda de cambio, no dejes de hacer cosas, no pares, cuanto más hagas, más querrás hacer, es igual que el éxito, una vez que lo has saboreado querrás más, pues ya sabes, tanto conocimiento, tanta experiencia… Conviértelos en nuevas ilusiones por empezar algo nuevo, da igual la edad, lo que importa es tu actitud, tu voluntad, tu resistencia, no te rindas y así jamás te vencerán.
Sé optimista, no pierdas de vista la realidad, pero dale una pincelada de optimismo. Yo que ya tengo 100 años te puedo decir que los que somos optimistas vivimos más, de hecho, hace poco he leído que según los estudios realizados por la Dra. Becca Levy, Psicóloga por la Universidad de Harvard y ahora en Yale, una eminencia en el estudio del envejecimiento, manifestó que los optimistas viven una medía de 7 años más. No sé tú, pero a mí me ha ido bien ver el vaso siempre medio lleno que no medio vacío.
Vete acumulando experiencias, se irán convirtiendo también en reservas de poder, de conocimiento, de sabiduría. Todos somos capaces de mucho más de lo que creemos, si no llegamos a los límites no lo sabremos, ponte a prueba y los límites se moverán. No dejes que los bucles de la vida la normalicen, vive de forma extraordinaria. Confía en tus capacidades y así aumentarás tus posibilidades de éxito en lo que te propongas.
Ya te he hablado de que cuides tu cuerpo, que es el que te va a llevar a lo largo de todos los años que te quedan por vivir, que son muchos, pero ya sabes que hay depredadores muy malos, enemigos que dictan su ley como el Alzheimer, el Parkinson o la Demencia, que podrían asomar en algún momento… Pues no cultives solo tu cuerpo, también cultiva tu mente. Mira, yo tengo 100 años y sigo lúcido, le he dado esquinazo a los invitados no deseados… Lee, aprende, mantente ocupado siempre, así los mantendrás alejados de ti en la medida de lo posible.
Tengo un amigo que se llama Luis, 83 años, sabio, muy buena gente, que aún recita de memoria poesía, que sigue leyendo el periódico todos los días y que sigue manteniendo su capacidad de aprender y de memorizar.
Sabes, al cerebro le gustan las cosas nuevas, se estimula cuando le presentamos alguna novedad, es como si el cerebro creara nuevos circuitos, nuevas conexiones para asumir lo nuevo, para aprender… Cuando podemos visualizar una recompensa o gratificación, nuestro cerebro se activa. Hay un montón de cosas que pasan a nivel químico en nuestro cerebro cuando hacemos algo nuevo, te hará sentir mejor, lleno de energía, más vital, con más fuerza. No dejes que la vida se convierta en el mismo escenario cada día, donde los días se parecen los unos a los otros, eso que llamamos monotonía. Depende de ti crear nuevo contenido en tu vida, eres el escenógrafo de tu vida. Busca nuevas experiencias, date permiso para romper las reglas, establece nuevos retos constantemente.
«Si el sistema te quiere jubilar, pues que lo haga, pero eso no quiere decir que tú te jubiles de la vida, tú no te jubilas nunca»
Si el sistema te quiere jubilar, pues que lo haga, pero eso no quiere decir que tú te jubiles de la vida, tú no te jubilas nunca, mírame a mí con 100 años, aquí escribiéndote y pensando en irme a Japón.
Hara hachi bun me, come despacio y poco, nunca te llenes, deja siempre un espacio pequeño, la regla del 80/20, harás digestiones más rápidas y activarás enzimas y expresiones genéticas que favorecerán la reparación celular y mantendrán a raya tu peso.
Pero como buenos sibaritas, hedonistas y vividores, no dejes de tomar una copita de vino tinto, ya lo hacían los romanos, que de esto sabían mucho. El vino tinto contiene una enzima que se llama resveratrol y que contribuye, al igual que la regla del 80/20, a generar antioxidantes que fortalecerán tu sistema inmune y tu regeneración celular, eso sí, con mucha moderación ¡que todos los excesos contribuyen justamente a lo contrario!
«Somos la suma de nuestros genes, nuestras células, pero también somos la suma de nuestro contexto y entorno»
Somos la suma de nuestros genes, nuestras células, pero también somos la suma de nuestro contexto y entorno, de nuestra actitud y de nuestra positividad, sabemos de nuestra caducidad, de nuestra senescencia, pero donde antes pensábamos que ocurría, ya no ocurre, somos más longevos, vivimos más… De lo que se trata es de vivir mejor.
Me despido ya de ti, mi querido yo, cumplir años es algo maravilloso, pero no dejes a la suerte que dictamine cómo has de hacerlo, ya sabes, Dios reparte las cartas, pero nosotros somos los que jugamos”.