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Así vive la élite San Fermín: balcones a 600€, ‘suites’ a 2.200€ y ‘gin tonics’ entre toreros

(Foto: GTRES)

Por años, sabíamos que la gente bien huía al norte para esquiar en Baqueira o se dejaba ver en los beach clubs de la Costa Azul. Pero hay una nueva tendencia silenciosa entre la élite: en julio, quienes saben realmente de lifestyle cambian las pistas de nieve por el adoquín vibrante de Pamplona en San Fermín. Sí, has leído bien: Pamplona. Del 6 al 14 de julio, la capital navarra se transforma en un escenario donde tradición, exceso y sofisticación conviven al ritmo de charangas y copas de champán.

Balcones privados en la Plaza Consistorial por 600 €

Puede que las imágenes del encierro muestren camisetas sudadas y carreras temerarias, pero no nos confundamos: el lujo también tiene asiento en los Sanfermines. Donde miles de personas ven espontaneidad, algunos ven oportunidad: balcones privados en la Plaza Consistorial por 600 €, desayunos gourmet mientras los toros pasan por la calle Estafeta por 100 €, suites con vistas históricas que triplican su precio habitual. Lo auténtico cotiza, y Pamplona en julio es puro oro rojo y blanco.

Mariló Montero con Santiago González durante unos Sanfermines. (Foto: GTRES)

Los hoteles más deseados (y casi imposibles de reservar)

En el centro neurálgico de la fiesta, el Gran Hotel La Perla, donde Ernest Hemingway dormía, bebía y escribía, cobra especial protagonismo. Habitaciones con vistas al encierro desde 800 €, y suites históricas que alcanzan los 2.200 € lanoche. El lujo aquí no es sólo el hilo egipcio: es la narrativa.

Otro refugio con historia es el Hotel Palacio Guendulain, joya del casco viejo que combina elegancia barroca con servicio contemporáneo. Sus suites superan fácilmente los 1.500 € durante las fiestas.

Y para los que desean algo más discreto pero igual de exclusivo, el Castillo de Gorráiz Golf & Spa ofrece un retiro a 15 minutos del bullicio con spa, golf y cenas privadas bajo las estrellas.

Alta gastronomía: donde come la gente que no corre, pero manda

En San Fermín se vive en la calle, pero se come en mesa blanca y copa de cristal fino. Los habituales de la Guía Michelin saben dónde reservar (con mucha antelación):

  • Rodero, con una estrella, es un templo del producto navarro reinterpretado con precisión y creatividad.
  • Alhambra mezcla raíces locales con alta cocina en un ambiente íntimo.
  • Europa, clásico con estrella, es el preferido de toreros, ministros y CEOs.

Para el tardeo, Café Iruña; pinchos en La Olla o La Botería, rodeado de apoderados y herederos en look de lino y alpargata de diseñador.

Ver y ser visto en San Fermín, versión Hemingway

Hay rituales exclusivos que solo los entendidos conocen. Como el Apartado, el momento donde los toros se asignan a cada torero. Aquí, lo VIP es acceder a un palco social donde políticos, artistas y empresarios se dejan ver para aparecer en las páginas adecuadas.

Otro de los momentos favoritos de los más sibaritas es el Encierrillo, el traslado nocturno y silencioso de los toros por la ciudad vieja. No hay ruido, no hay cámaras, sólo un pase limitado que se reparte días antes. Una experiencia casi espiritual para los que ya han visto (y pagado por ver) todo.

(Foto: GTRES)

Famosos que ya han caído rendidos

Ernest Hemingway lo inmortalizó en Fiesta, pero no fue el único. Orson Welles, Ava Gardner, Sean Connery, Charlton Heston o el propio Mario Vargas Llosa han declarado su fascinación por el magnetismo de Pamplona en fiestas. Heston llegó a afirmar: «Es una maravilla ver a tanta gente disfrutando de la fiesta con esa pasión».

Hoy, influencers de moda, empresarios tech y actores internacionales aterrizan discretamente en jets privados en Noáin, se cambian en suites con mayordomo y bajan a la calle con pañuelo rojo perfectamente doblado. Porque, como decía Hemingway: «En San Fermín uno se ve y es visto. Pero sobre todo, se siente vivo».