El arte es incalculable, es muy difícil poner un valor a un cuadro, a una escultura… sobre todo si su autor es un auténtico maestro. Ya hemos visto obras de Van Gogh subastadas por 11 millones, obras digitales por 69 millones… pensarás que ya no hay nada que te pueda sorprender… Pues agárrate bien porque hoy nuestro protagonista rompe récord en subasta: un dibujo de 7 centímetros se convierte en el más caro de Leonardo Da Vinci al venderse por ¡12 millones de euros!
Un pequeño boceto
Si hacemos el cálculo, estamos hablando de que por cada centímetro son casi 2 millones de euros. Hay dibujos y dibujos, pero este, que mide menos que un post-it y cuenta con más de 500 años de antigüedad, es muy pero que muy especial, ya que ha sido hecho por el mismísimo pintor renacentista y creador de La Gioconda: Leonardo Da Vinci.
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Ha sido uno de los grandes genios que nos ha dado la humanidad. A día de hoy, sus obras, inventos y descubrimientos, nos siguen asombrando, hasta tal punto que, 502 años después de su muerte, un pequeño dibujo de 70 cm de un oso, puede romper récords de venta.
El boceto había pertenecido al pintor y coleccionista británico Sir Thomar Lawrence, después pasó a manos de Christie’s en 1860.
‘Cabeza de Oso’
Así es, como lo lees, un oso. En realidad es mucha decir oso, más bien es un dibujo muy delicado y detallado de la cabeza de un oso. Su origen se sitúa aproximadamente a principios de 1480 y puede que no sea una de sus grandes obras, puede que sea algo así como un dibujo de servilleta en el aburrimiento absoluto o un boceto rápido. Sin embargo, según los expertos, es uno de los ocho dibujos únicos del artista italiano que se conservan en manos privadas.
«La obra es un precioso ejemplo del interés científico de Leonardo, su sensibilidad por el mundo natural, sus excepcionales dotes de observación y su incomparable dominio como dibujante», describe la casa de subastas.
Laetitia Masson, experta en dibujos de grandes genios, describe el boceto como una pieza hecha con una técnica altamente difícil, sin apenas errores y mediante la aplicación de una barra de metal en una hoja, hecha para dejar marcas y líneas, lo que da el resultado de tal precisión.
Se supone que Da Vinci era un amante de la naturaleza y de los seres vivos, por lo que no es extraño considerar a esta pieza como parte de su colección.